Salmón a la medianoche

por Joe Brooks

Bebe Anchorena tomó su avión en Buenos Aires, haciendo escala en Dakar, y yo volé desde Miami pasando por Nueva York, y tan bien nos coordinamos que cuando mi avión tomo tierra en Oslo y me encontré con él, resultó que había llegado hacía apenas una hora.

Era el tres de julio, y este viaje que había sido acordado hace tiempo. En la temporada anterior habíamos estado pescando en el Río Chimehuín con el conde André de Ganay y su tío, el conde Etienne de Ganay. Ambos son franceses que tienen establecimientos ganaderos en Argentina, y pasan allí el invierno para luego regresar a Europa en el verano. No contento con la estupenda pesca que encuentra en Sudamérica, André renta el Río Aaroy en Noruega, considerado uno de los mejores ríos en el mundo para la pesca del salmón del atlántico. André nos había invitado a Bebe y a mí a encontrarnos con él en el Aaroy el 10 de julio, pero habíamos decidido probar antes en algunos otros ríos de Noruega.

En Argentina o en Norteamérica sencillamente nos habríamos ido a pescar al río más próximo. Pero en Noruega es diferente, la mayoría de los ríos por donde sube el salmón son rentados por pescadores locales o visitantes, lo que les dá derechos exclusivos de pesca en ciertos tramos conocidos como beats. Nuestro problema era entonces cómo conseguir un beat. Sin duda un llamado a la Asociación Noruega de Viajes en Oslo habría sido de ayuda, pero el tío de Bebe, Adolfo Calvo, era en ese momento el embajador argentino en Noruega, por lo que rápidamente lo buscamos y lo pusimos al tanto de nuestro problema. “Conozco precisamente a quien puede ayudarlos”, nos dijo “Äugie Rygh, un abogado de Oslo, es uno de los más importantes pescadores de almón y sea trout de Noruega. Si hay algún beat que se pueda rentar, él lo encontrará”. Y lo hizo…en menos de una hora.

“Está en el corazón de los Fiordos, nos dijo, tienen el beat Vinghom en el río Aurland…cuatro pools…y le costará ocho dólares por la semana. También he reservado para Uds. el beat Toquam, aguas arriba. Tiene doce pools y le costará veinte dólares por semana”.

Fuimos por tren hasta Flam, viajando a través de ondulantes colinas cubiertas de pinos, con abundantes arroyos y lagos. Había carpas en las orillas, y pescadores buscando truchas y lucios en las aguas interiores de Noruega. A diferencia de los ríos salmoneros, la mayoría de éstas son de libre acceso al público.

Familias enteras viajaban en el tren cargadas con equipo de camping, mochilas, blolsas de dormir y cañas de pescar. Por el equipo que llevaban podíamos decir que la mayoría de ellos se dirigían a los lagos y arroyos del interior, aunque algunos pocos traían equipos más pesados para salmón.

En Flam nos trepamos a un bus para Aurland, que está en el fiordo de Aurland, un brazo del fiordo de Sogne, hacia el cual fluyen algunos de los más calificados ríos salmoneros de Noruega…el Leardal, el Flam, el Aurland y el Aaroy.

Inmediatamente después de registrarnos en nuestro hotel, nos informamos de que nuestro primer beat,-el Vinghom-, se extendía desde el centro del pueblo hasta una milla río arriba. Es propiedad de la Aurland Kirke, debiendo entonces pagar nuestro derecho de ocho dólares al venerable pastor de esa iglesia de 900 años. El Río Aurland es como de 130 yardas de ancho, y recorre unas cuatro millas desde el lago que le da origen hasta el fiordo donde se vuelca. Casi todos los ríos de Noruega nacen de lagos alimentados por los deshielos. En muchos como el Aurland, salmones y sea trout pueden remontarlo desde el fiordo hasta el lago en un solo viaje debido a su corta extensión. Normalmente no detendrían su carrera aguas arriba hasta alcanzar el lago, pero una serie de Kjaerr, consatruidos en el río interfieren el libre flujo de la corriente y forman pools. Kjaerrs significa dique o escollera, y los pools que así se forman ofrecen lugares de descanso a los peces en su remontada.

Se han construídos plataformas de casting adentradas en la corriente, lo que permite a los pescadores aprovechar más integramente los pools. Como de cuatro pies de ancho, elevadas entre dos y cuatro pies sobre la supoerficie, son una gran ayuda para lanzar la mosca.

El Sr. Skajem, el cartero de Aurland, nos mostró nuestro beat y nos indicó los mejores lies donde podríamos pescar salmón y sea trout.

“El Aurland sube y baja de nivel siete pulgadas todos los días. Lo alimentan los glaciares, y el calor del día derrite la nieve y el río crece. Por la noche la nieve se congela y el nivel baja, nos dijo”. También nos dijo que, aunque la temporada se extiende entre el 25 de mayo y el 5 de setiembre, la mejor época suele ser entre mediados de julio y fines de agosto. Agosto es el mejor mes para sea trout.

Según él las moscas más usadas en la zona eran la Jock Scott, la Silver Gray, la Thunder and Lighming, la Dusty Miller, la Butcher, la Wilkinson y la Pophan, que podíamos encontrar en el pueblo. El tamaño recomendado de las moscas para salmón varía entre 2/0 y 9/0, y para sea trout, entre 4 y 12. Avanzada la temporada, cuando el río pierde mucho de su caudal se suelen usar en tamaño 14. Una muy efectiva mosca atada localmente sobre anzuelo 6 tiene ala negra, cuerpo plateado y un tag rojo.

En el comedor del hotel conocimos a Odd Jensen, a quien inmediatamente al verlo reconocimos como mosquero por su sombrero adornado con moscas que traía. Odd era de Oslo y estaba en la industria del papel, según nos comentó después. “Tengo el beat que está arriba del de ustedes”, nos dijo “Están invitados apescar allí”. Nos presentó a una familia en una mesa próxima, Oyvind Lund, un comerciante de Bergen con su esposa y dos chicos. “Tenemos el bear de la desmbocadura del río”, dijo Oyvind, “Y en el pool de Wagen, en la boca, hay muy buena pesca. Nos gustaría que vengan a probar”.

Odd Jensen comentó que aún teniamos tiempo de pescar, ya que oscurece totalmente en esta época del año, entre las 11.30 p.m. y la 1.30 a.m. la luz decrece, pero luego comienza a aclarar. A pesar de que ya eran las 21.30 cuando terminamos de cenar, corrimos a ponernos los waders. Cuando fuimos a buscar las cañas al hall, donde las habíamos dejado, encontamos varios gillies observándolas. Uno de ellos tomó la mía y probó la aciión. Era un bambú de nueve pies, y pesaría cerca de seis onzas.”No Sterk” dijo, qué es Sterk le pregunté a Odd, Sterk quiere decir “fuerte”, me dijo “dicen que sus cañas no son lo suficientemente poderosas, que no podrán oponerse a un salmón de más de diez libras”.

Los gillies entonces miraron una mosca que Bebe les mostraba. Era un buckail grande atado sobre anzuelo 1/0, que ya habíamos usado con sea trout, grandes marrones y arcoiris en Argentina. Para un pescador americano, es una mosca bien grande. Esos gillies echaron una carcajada, sacudieron sus cabezas y luego nos miraron con condescendencia. Bebe sostenía la mosca y decía “Buena, Buena, sacará un salmón grande”.

Se rieron otro poco, amablemente, y uno señaló con su mano todo el equipo y dijo algo, Odd tradujo “muy liviano, dicen que todo su equipo es muy liviano”.

Entonces nos mostraron el equipo típico que se usa en los ríos de Noruega. Había cañas de tres tamaños, doce, catorce y diesiseis pies. Eran enormes muy pesadas, pero tenían buena accióny pudimos imaginarnos que esas cañas se adecuarían bien en un río grande y turbulento.

Después pasamos a las moscas, “esto es lo que se necesita para bajar en el agua rápida de los ríos de Noruega”, nos decían los gillies a través de Odd, exhibiendonos enormes creaciones atadas en anzuelos 8/0 y 9/0, “sus mosquitas serán arrastradas cerca de la superficie, y los salmones no tendrán oportunidad de verlas”. Pero no estábamos convencidos. Primero vamos a probar con los equipos livianos, dijimos, y nos fuimos al río.

Bebe comenzó a pescar en el pool Hopen (el pool del camping), el primero de nuestro beat, mientras yo elegí otros dos pools, más pequeños justo arriba del pueblo. La barranca a mis espaldas subía verticalmente unos cuarenta o cincuenta pies, y el camino construído sobre ella ofrecía un buen mirador sobre el río.

Empecé con una Thunder and Lighming tamaño 4/0, haciéndola recorrer cuidadosamente todo el pool. Llegando al final del pozón tuve un pique y vi que un rayo plateado saltaba fuera del agua, volvía a caer, se daba vuelta y salía encaminado hacia el fondo. Corrió unos doscientos pies y saltaba otra vez, sacudiéndose con enrgía.

El pescado tomó profundidad y se estacionó en medio de la corriente, y me dió la oportunidad de recuperar algo de línea y estar listo para el próximo salto. Finalmente pude cansarlo y llevarlo a la orilla. Era una sea trout de ocho libras, plateada, brillante, recién entrada del fiordo.Minutos después apareció Bebe. Había sacado un salmón de 10 libras, “no está mal para nuestro primer par de horas en el río”, dijo y estuve de acuerdo.

Subimos la barranca hasta el camino y encontramos a Odd Jensen, su amigo Reidar Wahl, y su gillie, Nils Gjesme, que regresaban al hotel. Odd había pescado un hermoso salmón de veintidos libras, y además uno de doce, y Reidar también había sacado uno de diesiocho. Así que todos estábamos muy contentos, y lo que encontramos en el hotel nos alegró aún más.

En un lado del comedor había tendida una mesa, cubierta con fuentes con comidas de todo tipo. Ësta mesa estaba a disposición de los huespedes día y noche. Si un pescador se perdía la cena siempre podía arreglarse con un poco de carne, salmón, sardinas, arenques, verduras varias, quesos, pan, crackers y jaleas. En la cocina siempre había café y té caliente. Para celebrar nuestras capturas nos acercamos y llenamos nuestros platos.

Mientras comíamos, Odd y Reidar nos comentaron que las sea trout que se pescan en el Aurland promedian las ocho libras, y que la más grandepesó veintitres y media. El salmón de mayor tamaño fué capturado en 1939 y pesó cincuenta libras.

La siguiente mañana Bebe y yo fuimos río arriba con Odd y Reidar. El Klepp era grande, ancho y profundo. Después de una curva rápida se formaba el pool contra un acantilado del lado opuesto. Desde la plataforma de casting había unos cien pies hasta el paredón, y con una mosca de salmón 5/0 ó 6/0 ésto era un tiro realmente largo. Bebe y yo probamos. Llegamos cerca, pero no a menudo.

Entonces Bebe tuvo un pique. Era un gran salmón que corrió por todo el pool, saltó tres veces, luego se fue a lo profundo y allí se empacó. Despues de un rato Bebe finalmente logró moverlo, lo peleó duramente durante quince minutos más y finalmente logró acercarlo. Estaba a punto a atraparlo cuando se soltó del anzuelo. “Éste habría sido el salmón más grande que yo hubiera pescado” dijo Bebe. Y comenzó a castear nuevamente, y Odd me llevó mrío abajo para pescar el Bench pool.

Apenas había hecho tres casts cuando una larga forma plateada subió a mi mosca, y la rechazó. Salí a la orilla para descansar el pool.Mientras descasaba pensé en cambiar el tippet de seis libras que estaba usando por otro más resistente. Por el tamaño del salmón que acababa de ver tal vez un tippet de ocho libras sería más apropiado. Pero siempre he sido bastante porfiadoy quería probable a esos gillies que mi equipo era suficiente. Dejé el tippet de seis libras y cambié la mosca por una black Dose, en anzuelo 7/0. Sabía que iba a ser dificil castear una mosca tan grande con una caña de nueve pies, pero pensaba que me las iba a arreglar.

Entré al río y comencé una serie de casts, con el primero hice pasar la mosca por donde el pescado me había rechazado antes. Pasó por el pool sin ninguna señal. Hice tres tiros más, y cambié la mosca nuevamente, esta vez por una Silver Gray tamaño 5/0. Hice un cast al mismo lugar, y allí estaba. Tomó la mosca, pero no clavé inmediatamente. Dejé que la corriente llevara la línea y tirara del anzuelo para clavarlo en la unión de la quijada. Cuando se sintió clavado saltó, cayó al agua y volvió a saltar, cruzó el pool sobre la superficie salpicando agua con su cola. Pärecía un hermano del que se le había escapado a Bebe -fuerte, rápido y astuto- y me tuvo atareado por veinte minutos. Luego comencé a acercarlo y finalmente pude sacarlo a la orilla. Pesaba diesinueve libras.

Terminamos ese día con un total de cinco salmones entre cuatro pescadores, con un promedio de quince libras, una pesca como nunca había visto en ninguno de los ríos de salmón donde haya pescado. Durante la cena, Odd comentó que había visto concentraciones de sea trout en el fondo cerca de la desembocadura del río. Aparentemente habían estado alimentándose de cardúmenes de arenque, pero parecía que ahora estaban comenzando a subir. “eso podemos confirmarlo observando al Viejo del Río” dijo Oyvind, “quién es”, preguntó Bebe “Es un noruego que ha mantenido el mismo beat, justo frente al de ustedes, durante treinta y cinco años” dijo Odd. “Ya tiene ochenta años y siempre es el primero en pescar los sea trout cuando entran, y cuando el comienza a pescar, es que el run ha comenzado”. Eran las 11 p.m. y aunque estábamos cansados decidimos dar un paseo hasta el pueblo antes de irnos a dormir.

Sopbre el puente que cruza el Aurland, Odd se detuvo repentínamente. Nos acercamos a él. En la penumbra se observaban movimientos en los arbustos de enfrente. Una figura fantasmal emergió de entre ellos y pareció flotar hasta la plataforma de casting. Comenzó a hacer inconfundibles movimientos. Era un pescador “Es el viejo” dijo Odd en un susurro, “deben haber entrado las sea trout”.

Volvimos apresurados al hotel, nos pusimos los waders, tomamos las cañas y nos fuimos río arriba como si recién estuviéramos empezando el día de pesca, y nos repartimos en los pozones. Pesque durante diez minutos sin que nada tocara mi mosca, y tuve un pique tan violento que creí que un murciélago había chocado con la punta de mi caña. Una forma brillante salió fuera de la superficie y luego cayó con un gran chapuzón.

El pescado saltó, hizo largas corridas, se fué al fondo del pozón, cabeceó y recorrió todo el pool. Lo aguanté pescando por puro instinto ya que no podía ver con claridad. Al tiempo pude acercarlo y llevarlo a la costa. Ahora no parecía tan grande, aunque pesaba una buenas veinte libras, una brillante sea trout recién llegada del mar.

Saqué otras dos, una de tres y otra de cuatro libras, antes de que mis amigos me llamaran desde el camino. Cada uno traía un par de pescados, todos de más de cinco libras, y Odd tenía uno de nueve.

El día siguiente nos fuimos río arriba con los Lund, y Oyvindme llevó al lugar preciso donde el lago vuelca sus aguas para formar el río. Me encontraba en uno de los más hermosos lugares que haya conocido. El lago estaba en calma y parecía de cristal, y sus costas estaban rodeadas por altos cerros en los que brillaban pequeñas caídas de agua. La corriente que entraba al pool se veía como plata líquida, y la plataforma en la que estaba parado daba la impresión de estar suspendida en el aire.

El salmón debe haber estado esperándo mi mosca, tan rápidamente la tomó, agitando la antes calma superficie del lago. Fué tan grande el estruendo cuando cayó después del salto que los acantilados lo devolvieron con un eco sordo. Salió entonces en una firme corrida hacia el centro del lago, y ya me había sacado bastante línea cuando el anzuelo se desprendió.

En los días que siguieron pescamos en nuestro beat de Toquam. En días sucesivos nos visitaron como nuestros invitados Odd, Reidar y los Lund. La pesca no fue buena, aún contando con la ayuda de pescadores de tanta experiencia en el Aurland. En nuestro último día volvimos el beat de Vingjom, planeando pescar todo el día sin interrupciones. Pero a las 8.30 p.m. nos sentiamos tan hambrientos y cansados que nos fuimos al hotel para cenar y descansar un rato, ya que queríamos pescar durante la noche. En la mañana teníamos que tomar una embarcación que nos llevaría a Songdal donde nos encontraríamos con André y Étienne en el beat de Aaroy.

Cenamos con prisa y nos volvimos al río. Hastaese momento y en ese día habíamos sacado cada uno un salmón de diez libras, y una sola sea trout de cinco. Comencé en el pool Hopen, sin exito y entonces me pasé al siguiente, donde saqué en el primer cast un salmón de doce libras, luego uno de siete y también una sea trout de dos, en rápida sucesión. Después de recorrer el siguiente pozón sin un solo pique me arrastré fuera del agua y volví al Hoppen.

Allí estaba el Bebe, y tenía un pescado clavado. Tenía la caña completamente arqueada, y pude ver el salto. Qué pescado!. Aún a la distancia parecía se el salmón más grande del viaje. Comencé a correr, y cuando estuve cerca Bebe me gritó, “Tiene como veinticinco libras, creo, y cómo pelea”. El salmón trepó al cielo y Bebe le bajó la puntera. Entonces se revolvió, se apoyó sobre su cola y se enrdeció. Salió en ena carrera que lo llevó a cruzar el pool, el tramo que estaba debajo y la curva que el río hacía mas allá. Grité “se está yendo para el fiordo” “y yo también” respondió Bebe mientras salía a la orilla.

Comenzó a correr tras el pescado, llevando la caña alta y tratando de meter línea en el reel al mismo tiempo. Yo lo seguí. El salmón bajó unos 350 pies y se detuvo. Bebe ganó terreno, juntando más línea. Uno de los gillies que habíamos pasado en nuestra carrera nos dijo “es un pez muy fuerte” “Sí y tambien la caña es fuerte, y Bebe va a sacarlo” contesté y agregué para mi “ojalá” mientras el salmón revivía y salía disparado otra vez hacia el fiordo. Esta vez no le sacó tanta línea a Bebe, pero ya tenía 150 pies afuera, y no paraba.

De pronto se calmó y comenzó a acercarse a la costa. Había dos grandes rocas que salían un poco fuera del agua, y entre ellas un canal de dos pies. Hacia allí se dirigió, y pasó por entre ambas rocas. Bebe tuvo que saltar sobre una piedra entre las sombras, sosteniendo la caña bien alta y pudo levantar la línea por encima de la roca más próxima. El salmón seguía corriendo, todavía clavado, y el suspiro de alivio de Bebe se oyó con claridad.

Hasta ese momento yo no había tomado conciencia de la cantidad de gente que nos estaba observando desde el camino. Eran no menos de quince, tal vez veinte – pescadores, gillies, personas del pueblo – todos presenciando la lucha. Dos de los gillies, bajaron la barranca y se pararon al lado de Bebe. “No sterk” le dijo uno al otro, mirando la caña de Bebe “No sterk” y ambos sacudían la cabeza con pesadumbre.

El pescado había bajado tanto por el río que ya estabamos en los frentes de las primeras casasdel pueblo. Hacía adelante podíamos ver gente asomándose a las ventanas, y otros tomando lugar sobre la barranca. Y ese salmón les dió un buen show. Hizo una carrera de cien pies alrededor de otra curva, y Bebe tuvo que treparse a la barranca de 10 pies para evitar que la línea se le enredara en los arbustos de la orilla. Sosteniendo la caña siempre en lo alto, pasópor sobre el cerco de la primera casa, y luego debió subirse a un pequeño paredón de piedra construído paralelo a la costa, y caminar sobre él, tras el pescado. La gente lo seguía.

Todos podíamos ya ver el salmón, como a unos quince pies de la orilla, enfrentando la corriente y tratando de descansar, una enorme y difusa sombra en la oscuridad. Eran las 0.45 a.m. el momento más oscuro de la noche. Bebe había estado con este pescado por una hora y treinta y cinco minutos. Finalmente comenzó a acercarlo, pero en una corriente tan rápida no quería ponerle una presión excesiva.

“Poné la caña paralela a la superficie” le dije “y sostenela. La corriente debería arrimarlo a la costa y entonces podremos engancharlo”. Aparentemente los gillies habían tenido la misma idea. Eran cuatro en la orilla, separados entre sí unos seis pies, escudriñando el agua, todos ellos con bicheros en las manos. Ya no sacudían sus cabezas, y estaban listos para la captura.

Bebe forzó un poco la caña, y el salmón comenzó a aproximarse a la costa. El primer gillie le hizo un lance con el bichero y falló. Comencé a sudar frío. Había tanta gente rodeando a Bebe que creí que no iban a dejarlo respirar. Bebe hizo otro intento, y casi trajo al pescado, pero éste se revolvió y salpicó agua en todas direcciones y todos pensaron que había logrado escaparse. Un largo y decepcionado “Oh!…” se escuchó de balcón a balcón.

Pero Bebe todavía lo tenía prendido y lo detuvo, lo dió vuelta y lo arrimó nuevamente. Esta vez el guillie no no erró. Le hincó el gancho y corrió con el salmón fuera del agua. Hubo aplausos. Todos hablaban al mismo tiempo, y todos querían darle la mano a Bebe. Los guillies sacudían la caña “Sterk”, decían “Sterk”. Ese salmón se había rendido recién después de una hora cincuenta minutos, después de forzar a Bebe a seguirlo mil yardas río abajo. Pesó veintisiete libras y media.

La caña de Bebe de nueve pies, de 5, 3/4 onzas. Tenía un leader de nylon de doce pies, con un tippet de seis libras. Pasamos el resto de la noche en el comedor, celebrando por ese magnífico pescado y la gran batalla que había dado. El gillie que lo había enganchado se quedó un largo rato entre nosotros, y cuando se fué, tambaleandose un poquito y con el paso no tan firme, podíamos oir su voz cantando fuerte, en tiempo de marcha – sterk, sterk, sterk, sterk.

Nota: Este artículo fue publicado en 1957 en USA en la revista “Outdoor Life”, de la que Joe Brooks era editor de pesca. A través de sus artículos Brooks hizo famosa la Boca del Chimehuín y también el río Grande de Tierra del Fuego, y puso a la Argentina en el mapa de los pescadores de todo el mundo. Nuestro amigo Enrique Gerardi nos hizo llegar copia de esta publicación.

Las cañas que se mencionan en la nota son todas de bambú, y para hacer una comparación con las actuales podríamos decir que un bambú de 6 onzases como un grafito 8 o 9, salvando la diferncia en pesoy acción. Un tipo de seis libras tenía un grosor de 0.30mm., las moscas enormes en 9/0 tendrían ahora el mnismo tamaño y los salmones de 27 libras y media pesarían hoy lo mismo… pero ya no están.

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