Un cordobés más

por Ricardo Bak

Como broche de cierre de Temporada se me ocurrió la idea de ir a pescar a los ríos y arroyos de Córdoba. Siempre he escuchado que la pesca con mosca en esos parajes es considerada de excelencia del Fly cast ; Equipos livianos, cañas # 3 ó # 4, líneas de flote con líderes de 9 a 12 pies, para darle a nuestro artificial un movimiento bien natural.
Concretada la idea me dirigí a Córdoba con una línea aérea joven y muy amable SW, llegué al aeropuerto Internacional de Córdoba y fui directamente a ver a mi amigo Martín.
Martín es un instructor – guía de fly muy bueno y avezado en la zona, lo conocí en otros viajes que he hecho a Córdoba pero que no habían sido con fines de pesca, esta era la oportunidad que tenía para ver si todo lo que me contaron era verdad. En el local de Martín una vez arreglado todos los pormenores de la excursión quedamos en volver a reunirnos al día siguiente a las 07.00 hs., en la puerta del hotel.
Casi toda la noche tardé en preparar mi pequeña mochila, con los elementos que podría utilizar. Como estábamos en otoño preparé mi polar y una campera impermeable para protegerme del viento y posibles lluvias. Ya que íbamos a la montaña, y los cambios climáticos, siempre se presentan. Preparé mi equipo de pesca que constaba de dos cañas tipo travel de 4 tramos, una # 3 y otra para línea # 4, la líneas Floating WF4/3F, un par de rollos de tippets 6x / 5x finos de fluorocarbono y una batería de moscas (ninfas, stoneflies, secas, terrestrials y pequeños streamers) anzuelos 16, 18 y algunas en 20.
En cuanto a las moscas quiero hacer un alto y comentar que es importante tener una gran variedad de tipos, modelos y colores de moscas, debido a que la pesca en Córdoba es muy cambiante, podemos estar pescando con ninfas y en un momento se da una eclosión de caddis y rápidamente debemos cambiar nuestros equipos y comenzar a pescar con secas para tener éxito.

La mañana siguiente puntualmente, estaba en la puerta del hotel, Martín y Seba, un joven de ka agrupación ” los Espinillos “, (ésta agrupación se dedica, si Uds. no lo saben a la Conservación y cuidado de un sector del Río Los Espinillos que lleva sus aguas al Dique Los Molinos).
Después de las presentaciones, cargamos todo nuestro equipaje en el auto de Martín que es un Dodge Polara modificado y preparado para poder recorrer los duros caminos de la sierra. Una vez en ruta nuestro itinerario era pescar ese día, todo el sector del río los Espinillos y el día siguiente cabalgar hasta la confluencia del Río Corralejo y el Río Yatán. después de casi una hora y media de viaje y previa parada para comprar un apetecible pan casero con chicharrones y cargar nafta, nos encontramos frente a la tranquera para ingresar al campo con acceso al río.
Avanzando por un sendero sinuoso y bastante accidentado, a través de un bosque de pinos, se nos presenta ante nuestros ojos el río.
El Río que como tantos otros ríos nos presenta el desafío con sus alegrías o desilusiones, con sus curvas, pozones, pedregales, correderas y aguas tranquilas. Ese río que con sus aguas de color cobreado y sus orillas llenas de arena blanca y mica, era el Espinillo.
Descargamos el auto y llevamos todo nuestro equipo hasta el refugio que fué construido en su totalidad por esta Agrupación Conservacionista al igual que un inmenso puente colgante sobre el río.
Una vez acomodadas las cosas y puesto nuestro equipo nos dispusimos a remontar el río hacia el Dique Los Molinos, donde comenzaríamos a pescar y por la tarde lo volveríamos pescando aguas arriba.
Armé mi equipo #4 y los primeros lanzamientos fueron con una ” tucurita”, que según Seba es una imitación de saltamontes, que como el tiempo estaba bueno y caluroso se encontraba este insecto en todos lados.

Luego de hacer varios tiros, NO tuve ningún pique y me pregunté “algo debo estar haciendo mal”. Por lo tanto me puse a observar a Martín y Seba, los tiros eran cortos, manteniendo la caña elevada y no perdiendo de vista en ningún momento nuestra mosca.
Bueno así lo hice y comenzaron los piques. Luego decidí cambiar mi artificial por una ninfa “Hare´s Ear Olive” y con la misma técnica fuí remontando el río. Se me dieron algunos piques interesantes, una hermosa arco iris de 37 y 39 cm. que para estos lugares eran ejemplares importantes, por supuesto Seba, como buen conservacionista, la midió, tomó nota de dónde y con que mosca fue pescada. Completado el formulario fue devuelta a su medio ambiente.
Así a lo largo del día se fueron dando los piques uno tras otro, como a las 3.00 de la tarde hicimos un alto para comer un espectacular asado a la cordobesa con cebolla y papas a la parrilla.
Una vez calmado el hambre y descansado un rato, volvimos a preparar nuestros equipos para pescar en el pozón frente a la cabaña y en otro denominado de “la vaca muerta”, en el primero probamos con una mosca seca “Griffiths Gnat en anzuelo Nª 20, lo que hacíamos era deslizarla suavemente sobre la superficie del río planchado, como si patinara sobre el mismo, mediante pequeños tirones a nuestra línea.
Tuvimos algunos piques y una cortada brutal, que por culpa de nuestra propia distracción y por disfrutar de los distintos matices de colores que nos ofrecía la tarde, perdimos un ejemplar de Arco Iris magnífica que observamos anonadados como se alejaba con nuestra mosca.
En ese momento se acerca a la orilla Martín y propone remontar el río, aguas arriba, hacia el pozón de la “vaca muerta”. Al llegar vimos que las truchas estaban como locas saltando y mosqueando en la superficie, debido a que se había dado una eclosión de caddis.
Rápidamente cambiamos nuestras moscas y nos dispusimos a participar de esa locura con nuestras imitaciones. Los piques no tardaron en hacerse presentes. Comenzamos a obtener nuestros preciados tesoros las truchas, la diversión y alegría era absoluta. Pero como lo dice el dicho todo lo bueno no dura para siempre, así como comenzó el pique salvaje, se cortó de golpe.
Abandonamos el pozón y retornamos a la cabaña ya la tarde se hacía cada vez más profunda, pero igual hicimos algunos tiros, parecía una pesca a oscuras por lo que decidimos volver al refugio y preparar la cena.

Después de comer unos Spaghetti con brócoli y compartir un riquísimo café con gotas, …..preparamos nuestros equipos y vianda para el siguiente día.
Tuvimos que coordinar con Orlando, un baqueano de la zona, que nos tenga preparado para la mañana siguiente, los caballos para nuestra travesía.
El despertador de Seba sonó a las 6.00 hs. de la mañana, el frío era muy fuerte, pero no importaba, queríamos pescar, saltamos de nuestras camas y nos dispusimos a vestirnos y preparar todo para la cabalgata. Afuera estaba todo oscuro, con un cielo limpio, estrellado, por lo que despertarme no me fue muy difícil.
Después de tomar unos buenos mates dulces, Orlando nos trajo los caballos, una vez ensillados y todo preparado emprendimos el camino. Tras una cabalgata de casi una hora y media por cerros y quebradas llegamos a nuestro destino, la confluencia del Yatán y el Corralejo.
La mañana era radiante y con una aire muy fresco con aroma a menta y peperina y nos pusimos a pescar los tres de igual a igual. Al principio probamos con ninfas muy chicas en tamaño 16 y 18 Hare´s Ear Natural y Oliva Prince, Prince, Pheasant Tail. Enseguida se fueron dando los piques y saliendo de esas aguas cristalinas una hermosas arco iris fuertes y peleadoras. Lentamente comenzamos a remontar los ríos, probando pozones y corredera que se nos presentaban.
El sol comenzó a picar cada vez más, ir caminando por las rocas era cansador, Martín comenzó a quedarse y a relegarse, con Seba fuimos subiendo y remontando el río, cada vez más y más, hasta llegar a un enorme pozon oscuro, paredes muy altas.
En eso Seba me preguntó “che, loco” ¿te animás a tirar con la # 4 una wooly bugger ?. Porque creo que en este pozon debe haber unos barcos grandes. ! Como no me voy a animar ! le respondí, luego de atar la WB oliva, cargué la caña y lancé, le di dos tirones a mi línea como para dar vida a mi mosca y salió de no sé de que lugar un zapato de aquellos. La tomada fue brutal, después de una pelea de unos minutos salió rendida del agua una Arco iris de 42 cm. Luego de las fotos y euforia la devolvimos como corresponde. Seguimos pescando y siguieron saliendo muchas de diferentes tamaños.

Cuando nos dimos cuenta del tiempo eran como las 3 de la tarde, como ese día tenía vuelo a Bs.As., comimos algunos sandwiches y pegamos la vuelta a caballo, la que tuvo sus bemoles, problemas con la montura, caballos que le gustaba regresar bordeando los precipicios, a pesar del esfuerzo que hacíamos para guiarlos.
Una vez en la cabaña de los Espinillos, mientras estaba armando la mochila se acerca Martín y me dice, la verdad que tengo que reconocer que Pescas como uno de nosotros, “sos un cordobés más“.
La verdad que esas palabras me dieron una Alegría muy Grande. Mientras nos alejábamos contemplaba una espectacular visión panorámica de todo el lugar gozaba de la paz que brinda la naturaleza ; pude meditar un rato sobre todo lo vivido.
Me despedí con un abrazo muy grande y dejé atrás dos buenos Amigos pescadores en Córdoba. Por supuesto que ya estoy organizando el próximo viaje a esos Ríos y cerros de ensueño.

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