Salmón del Atlántico

Península Kola – Rusia

Desde hacía casi tres años tenía una invitación pendiente de mi amigo Mike Savage de ir con él a pescar salmón del Atlántico al nuevo paraíso de la pesca, península Kola en Rusia, abierto después de la caída de la Cortina de Hierro.

El programa era pescar en dos ríos distintos, una semana en cada uno. Nos decidimos por el Varzuga como primer río a pescar en la segunda semana de Junio de 2002 y el Kola para la tercera semana.

Mi ansiedad por ir a pescar por primera vez salmones fue creciendo a medida que la fecha se acercaba. No solamente el hecho de la pesca de salmones en sí me tenía sobre ascuas, sino la perspectiva de realizar un viaje tan largo y fuera de lo común por lugares donde normalmente uno difícilmente iría a hacer turismo también me llenaba de curiosidad.

La ruta que elegí fue, tal vez, la más directa y menos costosa, obviamente, pero que me llevó a recorrer mas de 20.000 kilómetros, 24 horas de vuelo netas y cinco días de viaje con pernoctes en Buenos Aires, Moscú y Murmansk ya en la península Kola, la cual queda al norte del Círculo Polar Artico, con una noche perdida de sueño ya que, entre Buenos Aires y Moscú, hay seis horas de diferencia horaria “hacia delante” en el reloj. Esto solamente de ida y sin contar las dos horas de helicóptero entre Murmansk y el campamento de Roxton Bailey Robinson en el Upper Varzuga, (Varzuga superior).

La península Kola es un apéndice de la península escandinava y está orientada en una dirección general Oeste – Este, con el mar Barents al norte y el mar Blanco al sur de la misma. Al estar ubicada prácticamente toda al norte del Círculo Polar Artico tiene unos inviernos largos y muy crudos, con temperaturas bien por debajo de los 30ºC negativos. Por lo contrario, los veranos son muy cortos y muy calurosos, con temperaturas por encima de los 30ºC positivos, lo cual produce una vegetación muy particular, con áreas boscosas de coníferas, en general cipreses y abedules. El sol aquí no se pone nunca durante el verano.

El paisaje en la península es boscoso, con muchos lagos y ríos, con vastas extensiones de tundra, muy similar a la zona central y sur de Tierra del Fuego, con una zona montañosa al oeste de la península disminuyendo las elevaciones hacia el este al igual que los bosques que se van raleando hacia el este también.

Por lo general los ríos que desembocan al norte de la península al Mar Barents son ríos de grandes salmones pero en menores cantidades y los ríos que desembocan hacia el sur, Mar Blanco, tienen mayores cantidades de salmones pero de tamaño menor.

Los principales ríos son, de oeste a este y en el sentido de las agujas del reloj: Western Litsa, Ura, Kola, Rynda, Kharlovka, Eastern Litsa, Siderovka, Varzina, Jokanga, Ponoi, Pulanga, Strelna, Varzuga y Umba. Ríos tributarios, aunque menores, también son importantes, como el Pana, Kitza, Tuloma, Pecha, Bear, y muchos otros más.

El campamento

Casi todos los campamentos de pesca en la península Kola están en zonas muy aisladas. Los pueblos más cercanos a nuestro campamento del Upper Varzuga era el Umba a unos 140 kilómetros y el Varzuga a unos 90 kilómetros, ambos pueblos sobre el mar Blanco en la desembocadura de estos ríos. En invierno es cuando se puede llegar por tierra, pero únicamente en motos de nieve en un viaje de dos días si las condiciones son buenas.

Nuestro campamento estaba ubicado en un claro del bosque, a unos seis metros sobre el nivel del río y a orillas del mismo. Relativamente nuevo ya que el anterior fue barrido por un deshielo tres temporadas atrás. Fue construido con gran esfuerzo ya que todos los elementos tuvieron que ser transportados hasta ese lugar por helicóptero.

Constaba de siete cabañas con comodidades para dos personas cada una. Una cabaña más grande era nuestro comedor y sala de estar, y había dos cabañas mas de similar tamaño, una era la cocina y el comedor para los guías y la segunda era el baño con duchas de agua caliente y todos los demás servicios. El baño era “unisex”, nos turnábamos con las damas para usarlo.

El campamento se completaba con una casa de madera, amplia, donde se alojaban los guías y el resto del staff, una cabaña para depósito y otra donde estaba el “bania”, baño sauna ruso. La electricidad era provista por un generador y el agua que tomábamos era del río o mineral en botellas.

Nos levantábamos a las ocho de la mañana y después de un desayuno muy abundante nos íbamos a pescar por todo el día. Los desayunos no eran para hacer dieta. Había huevos revueltos, jamón cocido y panceta ahumada fritos, panqueques con melaza, chorizos fritos, avena con leche, tostadas de pan casero, manteca, mermelada, jugos, café, té. Al no tener mi mate y al no estar acostumbrado a tanta comida a la mañana me las arreglaba con jugos o café y dos tostadas con mermelada.

El almuerzo era preparado en el río por el guía y consistía en un salmón asado en papel de aluminio, acompañado por algún sándwich o tortilla fría, cerveza o agua mineral, fruta de postre, té o café y alguna barrita de chocolate o alguna otra golosina. Tras una corta sobremesa seguíamos pescando toda la tarde.

Alrededor de las ocho de la noche ya nos juntábamos en el campamento y después de una ducha reparadora nos sentábamos en la cabaña comedor a esperar la cena mientras comentábamos las actividades del día y planificábamos las del día siguiente tomándonos algunos aperitivos, sobre todo unos Bloody Mary muy bien preparados por Justin MacCarthy, el manager del campamento.

Las cenas eran abundantes y sabrosas basadas en recetas inglesas. Una noche nos ofrecieron como novedad carne de oso. No todos quisieron probar. Como a mí me gustan las carnes salvajes me di el gusto con el oso. Resultó una carne muy buena, oscura y fuerte como cualquier carne salvaje.

El clima

Tuvimos un clima excelente con días de hasta 29ºC. Todos excepto uno, el jueves, que pasó un frente frío del NE el cual trajo un poco de lluvia, viento y un pronunciado descenso de la temperatura. Esta, en pocas horas, bajó de 19ºC a las diez de la mañana a 6ºC a las tres de la tarde, con una sensación térmica de 0ºC.

Los insectos algunas veces llegaron a ser una pesadilla. Los que mas abundaban eran unas mosquitas tipo “midge” que lo único que hacían era molestar y los mosquitos que eran, ellos sí, terribles, porque no se los sentía picar pero una vez terminada su fiesta dejaban unas ronchas que duraban días. En la cabaña teníamos la precaución de mantener siempre las puertas cerradas. Nunca nos molestaron de noche.

La pesca

Mientras nos tomábamos los aperitivos antes de la cena organizábamos la pesca para el día siguiente. En el grupo éramos siete pescadores, entre ellos una mujer, todos amigos entre sí. El esquema hacía que rotáramos cada dos días las parejas y los guías, pescando todos con todos, disfrutando de la compañía mutua. Todos eran expertos pescadores de salmón y conocían el río desde hacía mucho tiempo, algunos mas de diez años. También se hacía la distribución de las parejas y guías en las diferentes zonas de pesca. Esto ya era por elección o por rotación no estricta.

El río Varzuga tiene unos 250 kilómetros de extensión. La sección de río que le correspondía a nuestro campamento era de unos 18 kilómetros, de los cuales doce se encontraban río arriba del campamento y los restantes río abajo.

Normalmente el traslado a la zona de pesca se hace en botes a motor “jet boats” en los cuales van el guía y los dos pescadores. Cada bote se dirige al tope de su zona y desde allí comienzan a pescar aguas abajo todos los pozones (“pools”) de la zona asignada para la mañana y, después del almuerzo, la zona de la tarde. Esta temporada el río estaba muy bajo y era imposible el uso de estos botes. Por lo tanto hubo que caminar todos los días al “beat”, salvo dos días en que fuimos trasladados de ida en helicóptero.

En todas nuestras salidas de pesca, aún en helicóptero, nos acompañaban tres perros Huskies Siberianos. Su única misión era espantar los osos que abundaban en la zona y que nos podían “incomodar” si los perros no estaban. El problema de ésto era que además de los osos espantaban toda la fauna que había en la zona. A todos nos hubiese gustado ver también algunos ciervos de los que abundan allí.

El Salmón del Atlántico y su pesca

El Varzuga es un río en el cual se pueden sacar muchos salmones pero de menor tamaño. En nuestro campamento se contabilizaban los tamaños de los salmones según los siguientes pesos, los que estaban por debajo de las 8 libras (3,600 kilos), los que estaban entre las 8 y las 12 libras (5,400 kilos), y los que estaban por encima de este peso. Aproximadamente un sesenta por ciento de los salmones registrados estaban en la categoría de 8 a 12 libras y el resto repartido entre las categorías extremas, con mayor cantidad en la mas chica. Se han pescado en este río algunos salmones de 20 libras (9 kilos). Sacar un salmón de mas de doce libras ya es todo un mérito, no solamente por lo escasos que son sino por lo difícil que es dominarlos en este tipo de río con o sin la ayuda del guía y su copo.

El río en sí tiene un gradiente muy suave y, en general, su corriente es lenta presentando muy pocas curvas siendo éstas muy amplias. El agua es de un color té no muy fuerte y esto es debido a los túrbales que abundan en la zona pero parecen mas claras debido al tipo de fondo rocoso que tiene en toda su extensión. La temperatura del agua en el mes de Junio oscila entre los 6ºC y los 14ºC.

Es un río vadeable en toda esta zona, excepto, obviamente, en la mayoría de los pozones. Las rocas del fondo son de tamaño variado y el uso de un bastón de vadeo es muy útil ya que la corriente es fuerte aún para las piernas más fuertes, lo aprendí nadando en reiteradas oportunidades. El uso de anteojos polarizados ayuda también en el vadeo.

El ancho del río es de unos cuarenta a sesenta metros con algunos lugares mucho mas angostos, pero, es claro, la corriente allí no permite ningún tipo de vadeo produciendo al final de estas correderas profundos pozones. En ellos se encontraba la mayor concentración de salmones y era muy divertido pescarlos con las diferentes técnicas que se podían aplicar allí, siempre y cuando no lo arrastrara a uno el agua o que no se perdiera el equilibrio haciendo tiros largos desde esas rocas las que, normalmente, tenían a su alrededor hasta seis metros de profundidad.

El equipo

Si bien muchos lugares del río se los podría pescar con cañas de una mano lo recomendable son las cañas de dos manos ya que éstas permiten pescar el río en cualquier situación. En la mayoría de los pooles se pesca desde la orilla o muy cerca de la misma, vadeando el río, pero, como el río tiene al bosque casi sobre la orilla en muchos de los lugares buenos, el uso del spey casting u otras técnicas similares es muy útil y recomendable. Entonces, cañas de dos manos, entre 12 y 15 pies de largo, equipadas con reeles para líneas #8 ó #9 de flote o las de punteras intercambiables y, como mínimo, cien metros de backing para esta época del año, junio. El líder siempre es relativamente corto para lo que uno podría suponer, unos dos metros son suficientes con una resistencia de 12 a 15 libras (5,400 a 6,800 kilos) en toda su extensión.

Las moscas más recomendables son las de recetas tradicionales pero de atado moderno, como las Munro Killer, Willie Gunn, Green Highlander, Temple Dog y Stoats Tail, sobre todo atadas en tubos de plástico chicos o no muy pesados. Las más populares entre los pescadores de esta semana fueron la Ally’s Shrimp, la Gary Glitter y la Varzy Wuarzy. Para experimentar me dediqué a usar mis propias moscas del río Grande. Todas las que usé pescaron, desde la Monona hasta la Cucaracha. La mas rendidora fue la Fina, pero también la Marcos Ugly Rubber Legs y la Marcos Special Original fueron efectivas. Con la Ally’s Shrimp no tuve suerte como la tuvieron el resto de mis compañeros de pesca. Con la Gary Glitter saqué tres salmones, nada mal.

Técnicas

Cada nueva especie que se va a pescar requiere de un aprendizaje de técnicas distintas a las que uno está acostumbrado. Las del salmón no son una excepción. Es mas, no es tan simple como parece ante su similitud con el comportamiento de otras especies anádromas a las que yo estaba habituado.

Las técnicas de lanzamiento son las mismas que se usarían en cualquier río con caña de dos manos. La diferencia está en que hay que saber maniobrar o trabajar la línea mas en el agua que en el aire, ya que la presentación de la mosca en frente del pez es lo más importante en la pesca del salmón. Básicamente son dos elementos, la presentación, o sea el ángulo con el cual el pez ve la mosca, y la velocidad a la cual esta mosca se desplaza en una determinada corriente de agua con respecto a esta misma.

Hasta aquí parece todo fácil, pero hay que llegar a este punto de hacerlo tomar al salmón y, además, después nos queda clavarlo, pelearlo y sacarlo. Que son dos historias diferentes.

Los pooles más profundos, con agua corriente, son en los cuales el salmón descansa mas tiempo cuando remonta el río, ya que le proveen de mayor seguridad ante sus predadores naturales, los osos, y donde se puede oxigenar bien y más tiempo antes de sortear el siguiente obstáculo. Una vez sorteados éstos se queda en la parte de arriba, delante del “embudo” que siempre se forma antes de un salto o de algunos rápidos y antes de que el fondo del río cambie de gradiente formando esa caída. Esta zona se llama “glide” y la corriente allí es muy suave, permitiendo que el salmón se recupere también allí para luego continuar aguas arriba hasta la cola de otro pozón o “run” (corredera).

Entonces, lo complicado no es colocar la mosca en el lugar adecuado, lo complicado es que la mosca llegue a ese lugar, frente al salmón, de la manera correcta, después que la línea trabajó con todos los obstáculos puestos en el río para beneficio del pez, rocas, corrientes y contra-corrientes. Es por esto que se usa línea de flote, porque tenemos que trabajar la línea con “reach casts”, con “mendings” río arriba o río abajo según la necesidad, o hasta con algún “mend” como para que la panza de la línea pase por encima de una roca y que la mosca siga pescando en forma correcta a lo largo de la corriente que está del otro lado de esa roca.

El salmón no tiene “horarios de pique” mas o menos predecibles como las truchas anádromas. Todo lo contrario, es muy difícil saber cuándo es el momento en el que el salmón se activa. Hay que estar concentrado en cada lanzamiento que uno hace, en cada deriva de la mosca, corrigiendo permanentemente todo, la distancia de lanzamiento, la posición nuestra con respecto a la posición del pez, como para que la mosca le pase en forma correcta. No hay que estar demasiado cerca pensando que el lanzamiento corto nos facilitará la pesca, ni estar demasiado lejos pensando en no asustar al salmón pero teniendo problemas con el lanzamiento y con el manejo de la línea en el agua.

Los lanzamientos son a cuarenta y cinco grados aguas abajo cruzando la corriente. A veces, si la corriente no es muy fuerte, hay que lanzar hasta los noventa grados, como para permitir que la mosca tome un ángulo determinado al cruzar frente a la supuesta posición del salmón. En estos casos a veces hay que hacer el “mend” corriente abajo para aumentar la velocidad de esa mosca.

La pesca del salmón no es “tirar y sacar”. El hecho es que no es nada raro terminar el día sin prender un solo pez. Es muy común también prender varios y perderlos a todos. Los inexpertos perdemos mas salmones que los expertos. Mi proporción a comienzos de la semana en el Varzuga eran tres perdidos contra dos “encanastados”. Al finalizar la pesca en el Kola la proporción se revirtió y aún disminuyó notablemente para el fin de la segunda semana.

La tomada del salmón y su posterior pelea es muy distinta al resto de los salmónidos y puede variar de un salmón a otro. Usualmente toman en forma suave, pero enseguida se siente que hay algo fuerte y furioso del otro lado de la línea. En los primeros minutos es bastante fácil traerlos con el reel, ofrecen poca resistencia, es más, a veces hasta se vienen encima de uno, con lo que hay que enrollar la línea rápidamente. Pero, una vez que están cerca y, probablemente porque nos vieron, salen en sentido opuesto a la velocidad de un tren bala hasta la orilla opuesta y allí saltan. El problema se presenta cuando hay rocas en el medio del “campo de batalla” y el salmón, muy astuto, las utiliza para tratar de liberarse, aunque, lo que más aprovecha en su favor son las corrientes para “clavarse” en ellas por unos instantes para oxigenarse bien y luego salir disparado hacia otro sector del pozo con el consabido salto acrobático.

¿Qué fue lo que me terminó de convencer de que la pesca del salmón es otra historia diferente a la de mi trucha anádromo del Río Grande? Mas allá que las técnicas para pescarlo son bastante mas complicadas, no solamente para tentarlo, sino también para pelearlo y poder rendirlo, todo salmón que saqué parecía que por la lucha que daba era un salmón mucho mas grande de lo que en realidad pesaba. Me sorprendían lo livianos que eran en el momento de levantarlos para devolverlos al agua en comparación con la lucha que habían dado. Tal vez también era culpa de mi adrenalina. ¿Quién sabe?

Lo concreto es que si analizamos, sin entrar en muchos detalles, los dos peces, veremos que el salmón es mucho más estilizado, alargado, con una cola más grande que la trucha plateada. Y creo que es algo lógico, la Naturaleza lo ha hecho así ya que tiene que nadar grandes distancias en el mar, de miles de kilómetros, para luego remontar ríos del doble de longitud que el Grande, más caudalosos, con mucha más correntada que éste y con saltos y rápidos que el Grande no tiene.

Los números de la semana

Me gustan las estadísticas, pero solamente por ellas mismas, no por competencia ni para ver quién es mas y quien es menos. La pesca es diversión. Obviamente, si saco mucho o más grande me divierto mas y mi ego crece, pero también me pongo muy contento si mis amigos se divierten también, sacando mucho y grande. Hay que saber entender que muchos se “divierten” mas que nosotros y hay que aprender a compartir su alegría. El que sabe mucho que enseñe. El que sabe poco que escuche y aprenda. Gran porcentaje del éxito en la pesca es suerte. ¿Quién lo duda? La suerte es variable y le ayudamos con conocimientos y experiencia. En la pesca siempre aprendemos, siempre hay otro que sabe mas que uno. Entonces, si aprendemos divirtiéndonos todos nuestros compañeros de pesca se divierten con uno. Si nos amargamos, les arruinamos el día a ellos también.

Me gusta llevar las estadísticas de mi pesca y, si puedo contar con la información, me gusta saber también cómo va el resto de los que me acompañan. Siempre llevo elementos de escritura en mi chaleco de pesca. En el momento de soltar el pez y antes de tomar la caña nuevamente, anoto todo lo que creo que es importante en ese momento mas algunas notas cortas que me ayuden a recordar cierto hecho destacado.

Fue una semana muy buena para los estándares normales que se manejan allí y por la dificultad de pescar un río tan bajo, en el cual los salmones se asustaban por nada y no tomaban con las ganas y soltura de saber que el agua alta los protege más. Queda dicho que en el grupo éramos siete pescadores, entre ellos una mujer, gran pescadora. Elizabeth Leslie fue la tercera en cantidad de salmones. Pescó toda la semana con su hermano Phillip Bowden-Smith quien fue el “top rod” con 87 salmones. Ellos dos caminaron en la semana mas de cien kilómetros pescando. Fueron dos veces caminando al beat de arriba de todo, cuarenta y ocho kilómetros solamente en esas dos salidas!! Phillip hace cincuenta y un años que pesca salmones y hace once que pesca este río.

La segunda caña en cantidad de salmones fue mi compañero de cabaña y de varios días de pesca, Jul Honro, con cincuenta y dos salmones. Era un placer verlo pescar. Era su cuarta o quinta vez en este río y no desperdicié momento para ver lo que hacía y cómo lo hacía. Aprendí mucho de él y por muchas razones de afinidad lo considero como mi compañero de pesca con el cual me divertí mucho.

James Farrer sacó treinta y nueve salmones. Era su segunda vez en el río y es un experto pescador de salmón. Generalmente pesca en ríos de Escocia. Pesqué con él un día, el beat de “abajo”. Un beat muy difícil de pescar por la poca agua que tenían sus pooles, algunos inexistentes. Justin consiguió que un helicóptero nos llevara los seis kilómetros aguas abajo hasta “Lower Birch Island”, una isla en el medio del río con un bosque de abedules muy lindo. El guía puso a James en “Two dogs”, a la “salida” de la isla, donde se juntaban las dos corrientes, y a mí, aguas arriba de esta posición, en unos rápidos. El día era tan lindo, el solcito calentaba tan bien, los salmones estaban en otra, y la noche anterior había sido tan larga… que dejé la caña a un lado y me tiré en el pasto a dormir hasta el almuerzo. Disfruté muchísimo esta siesta a media mañana, al pié del bosque de abedules y con el ruido del río corriendo por los rápidos.

Después del almuerzo James me dio una lección de pesca, me llenó de escamas. Me invitó a que yo fuera primero en Two Dogs esta vez. Yo hice una pasada y nada. Seguí hacia abajo a un pool muy largo y profundo, “The Loch”. Lo pesqué sin éxito aún habiendo visto saltar varios salmones. James, atrás mío en el Two Dogs sacó un lindo salmón. Ya de camino de regreso al campamento paramos en otros dos pooles a pescar. Fue a unos quinientos metros debajo de la desembocadura del río Kichisara. El guía lo puso a James en una corredera y a mí en otra. James sacó dos salmones allí y yo nada. Me invitó a cambiar de lugar. Me instalé en su corredera y me dio instrucciones cómo pescarla. El resultado es el típico, él sacó dos salmones mas en mi corredera y yo nada en la de él. Ese día no saqué nada, pero me dormí una flor de siesta debajo de los abedules!

Mike Savage, Tony Paulino-Alvarez y yo sacamos veintiocho salmones cada uno habiéndonos divertido los tres parejo. Mike, el “guru de la pesca del salmón”, ha pescado tantos salmones en su vida que se divertía mas charlando con nosotros en el río que pescando.

Con lo que yo saqué no me puedo quejar en absoluto. Es más, hasta ahí fue una de las semanas de pesca mas lindas que tuve y que seguramente la voy a recordar por mucho tiempo. El lugar, el entorno del río, todo lo que significó para mí pescar por primera vez un salmón, y, sobre todo, la gran camaradería y armonía que hubo en el grupo. La atención en el campamento, los guías, el staff en general, todos bien predispuestos y con muchas ganas de que la pasáramos bien.

Todo lo bueno termina rápido y la semana se pasó sin que nos diéramos cuenta. La cena de despedida se hizo afuera, en una glorieta, sin mosquitos, con todo el staff del campamento, en la cual nos sirvieron comidas típicas rusas. Después de los discursos de agradecimiento y despedida salió el tema de la cantidad de salmones que habíamos pescado y resultó que nos faltaban solamente dos salmones para llegar a los trescientos. Mike preguntó quién se ofrecía de voluntario para sacarlos y todas las cabezas giraron hacia una persona determinada. Entre bromas y risas me levanté, me puse el wader y me fui a los Rapids, a veinte minutos del campamento y a las dos y media de la mañana ya había sacado los dos salmones que faltaban despidiéndome íntimamente con el río Varzuga.

A las pocas horas, a las ocho de la mañana, nos vino a buscar el helicóptero. En la medida que nos alejábamos del Varzuga y nos acercábamos al Kola mi mente fue derivando del análisis de unos acontecimientos muy gratamente vividos a otros que para mí eran una incógnita. Seguí mirando por la ventanilla sin poder dormirme hasta que llegamos al aeropuerto de Murmansk, ya entrada la mañana del sábado 15 de junio de 2002.

Marcos Juan Czerwinski
anglers@anglerstdf.com
www.AnglersTDF.com
Roxton Bailey Robinson Worldwide
www.rbrww.com

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