Recuerdo

Querido mosquero:
Muy a mi pesar te escribo para darte la mala noticia del sorpresivo fallecimiento de nuestro Amigo Allan. Si, en Junín de los Andes y debido a su corazón una mañana lo encontraron sin vida. El martes previo dijo a un vecino:-”Este domingo me muero”. Y así fue……….muy propio de él…¿no?.-Fue libre hasta para morir. Unos dos meses atrás comenzó a “despedirse” -como corresponde a un caballero escocés al que le dolía ya caminar colocándose debajo de su umbral para saludar por ultima vez- y sin mencionarlo, claro -al amigo que pasase.-
Tiene que haber sido difícil para un corazón sutil y de niño como el suyo actuar “según manda la raza” sumando a la “enseñanza” que provoca la guerra de “no amar para no sufrir” lo cual le fue imposible pero que supo encubrir en forma de irónica agresión; en verdad cuando agredía amaba. Creo que debido a esos horrendos años en Birmania viviendo en el limi-te – o más allá del límite? – se debatió en él una lucha constante y tremenda entre su gran amor a la Vida (”porque…si no sos un romántico… qué diablo sos???) y lo inconscientemente buscado de morir para dejar ya de sufrir el momento y el que vendrá. Prefirió enfrentar esto cada día y así lo conocimos en medio de realidades interiores que solo lo florido expresaban. Un corazón así no soporta ya el más leve peso; el fingir…, el complir convencionalismos…, la moralina irracional… ya no le pertenecen, se ha purificado de la manera más real y dolorosa de su pesada carga cultural y tan solo quiere vivir; expri-mida hasta la ultima gota ama la Vida por la Vida misma.-
Conocimos muchos de nosotros – en una región donde la libertad no abunda- que una vida autentica era posible y aprendimos a apreciarlo todo: el preparar una comida, los ojos de una mujer, una nube que se desmenuza., el devolver una trucha….
En la severa calidad de su tarea, – herencia de su abuelo- estaba su amor propio; mucho más que moscas para vender ató y nos enseño a atar moscas para pescar. Supimos valorar, “perder el tiempo” viendo como un chico se asombra al mostrársele una ninfa debajo de una piedra-. Cada elemento de la Naturaleza era deslumbrante para él.
También nos enseño a reírnos de nosotros mismos y de los demás no como destinatarios de algo cruel, malvado sino a contemplarnos a todos como actores de una obra cuyo fin ultimo es la risa, es decir la compresión, la compasión máxima.-
El hombre que tantas veces volvió de la muerte nos hizo saber que el miedo mata al que vive, al hacedor; que nada es tan grave, dramático, que la diferencia entre un condenado y un hombre libre es que éste puede reírse cuando algo le sale mal emancipándose para intentarlo de nuevo.-
Guardar?….guardar qué??.-
Todo dió a manos llenas y a quien quisiese. Y para a quien pudiese atravesar y tolerar la coraza de este “cardo de las altas tierras” – precios necesarios para poder descubrirlo – mucha era la recompensa: culto, agreste, profundo, mundano, respetuoso e irreductible, estoico y dionisiaco, altivo pero no altanero, mordaz, agridulce, polifacético, sincero hasta lo doloroso pero útil, chispeante, ,melómano, pescómano, incondicionado mas allá de lo “conveniente”, valiente, amigo……..

A medida que una lágrima va me es incontenible también una sonrisa que asciende, un recuerdo querido, un sentimiento que me hace feliz, humano……porque……como más o menos dijo R. W. Emerson: -Cuando una persona es amada significa que ha podido obtener lo mejor”.-
Lo amamos quizá también porque cada hombre tiene el secreto deseo de ser el mismo y él era él-
He vuelto a pescar el sur sin Allan y sin embargo lo he sentido reírse a carcajadas-” a cataracajadas mejor dicho- cuando una piedra hacia resbalarme, en el color de sus amados bosques, en el fuego, en el derivar del agua. He sentido que río abajo o al amanecer esperando o de regreso junto al camino el compañero pescador siempre está, siempre estará.-

Un abrazo,
Enrique. G. Gherardi

Allan Fraser
Allan nació en Inverness, Escocia y a los 7 años comenzó a atar y pescar junto a su abuelo para quien -”una trucha es una trucha pero un salmón es un pescado”. Heredero de la tradición más eximia en el atado de moscas fue maestro cabal y desinteresado de varias generaciones de mosqueros argentinos.-
Durante la II Guerra fue capitán de infantería, “chindit” voluntario del coronel Wingate en Birmania: comandos que en la selva y en territorio enemigo destruían su logística.- De regreso a G. Bretaña se graduó en Oxford como Ingeniero Forestal. Contrajo matrimonio y tuvo tres hijos. Enviado por el gobierno británico tuvo a su cargo el manejo de bosques en Liberia donde conoció a Eva Koessler -una de las primeras 5 azafatas del país – quien fue su segunda esposa y cuyo amor lo trajo al país. Vivió en Bs. As., San Martín y Junin de los Andes trabajando en empresas forestales y siendo asesor de Parques Nacionales según acuerdo con el gobierno ingles hasta que dijo: ¿ Si no pesco……..AHORA……..cuando lo haré???
Falleció físicamente en Junin de los Andes el 5 de marzo de 1991.-

“………..por las noches su mesa de atado estaba iluminada por una débil luz mortecina pero sobre ella sus moscas brillaban – como sus ojos – con la energía del alma y de las verdaderas obras de arte….”
William Leitch

Una respuesta a “Recuerdo”

  1. Marco Antonio Riquelme Sepúlveda dice:

    Hace algunos años disfrutando su colección única de música clásica,mientras cenabamos en su casa en Junín de los andes, me comentó que había luchado contra el Áfricacorps en el norte de África . Que sabe usted de eso??

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