Pesca en el Lago La Plata y sus alrededores

Cuando decidimos una conferencia sobre el lago La Plata, no teníamos ni idea sobre el interés que la misma ocasionaría. Evidentemente muchos mosqueros están ávidos de levar anclas hacia nuevos destinos. Esto nos pone en la obligación de transcribir algo de la conferencia, para que todos aquellos que no pudieron asistir tengan la oportunidad de compartir un lugar de pesca, que pese a la remoto para los que moramos en esta city, no deja de ser una alternativa realmente interesante y renovadora.

Los que pescamos con mosca en general, somos bichos de costumbres. Una vez que nos aquerenciamos con un sitio de pesca, no la dejamos hasta gastarlo. Esto sin duda tiene su lado positivo y su lado negativo.

Frecuentar siempre un mismo lugar permite conocerlo profundamente, y esto cimienta conocimientos muy importantes para crecer como pescadores. Sin embargo, la gran aventura que significa explorar lugares remotos también es algo a tener muy en cuenta.

No olvidemos que una parte fundamental de la pesca es la impresión de la naturaleza en nuestros sentidos, y el frecuentar mucho un lugar puede adormecer nuestro asombro.

Todavía conservo frescos en mi memoria, los sentimientos que me produjo ver por primera vez el Sur con sus imponentes escenarios. Por esto nunca dejo de aventurar en sitios alejados. En mi persona volver a sentirme como un pionero es en muchos casos más importante que sacar pescados.

En la zona del lago La Plata ví colmadas todas mis expectativas, y espero que lo experimentado no pase a ser un recuerdo para contar, sino algo que perdure en el tiempo, para uso y goze de otros.

Llegué al lago La Plata contratado por un grupo de personas que planean la construcción de una hostería para pescadores en una de las bahías del lago, denominada Bahía Arenal, en la margen Sur.

Mi misión era estudiar todas las alternativas y posibilidades de pesca en el lago La Plata, el río Unión, y de alcanzar el tiempo, en el lago Fontana y el río Senguer.

También formaría parte de la expedición un biólogo americano, encargado de realizar un informe sobre el estado de los peces, y posibles soluciones si es que encontrábamos algún problema.

Una vez arribados a Bariloche la mayor parte del grupo volaría hasta Alto Río Senguer en avioneta. Por mi parte elegí realizar el viaje manejando una camioneta 4×4. El pobre biólogo, pensando que solo eran unas horitas de buen camino se ofreció a ser mi copiloto. La idea de hacer solo el viaje
no me agradaba por lo que decidí no aclararle mucho el panorama y más bien le doré un poco la píldora sobre las maravillas que veríamos en el camino.

Cargamos algunas vituallas y partimos rumbo a Esquel por la ruta 258. Esta ruta pasa por el Bolsón, Hoyo de Epuyén, y un poco al sur nos desviamos para encontrar la ruta 40. Para los que viajen con tiempo conviene en vez de tomar la 40, entrar por los lagos, ruta 71, donde podemos pescar en el Cholila con su río Carrileufú, en el lago y río Rivadavia, o en el Arrayanes y el lago Futalaufquen, sin olvidar la laguna Larga y sus marrones para llegar finalmente a Esquel.

Como dije, al Sur de Epuyén nos desviamos por la 40 y recorrimos la misma bordeando por el Este los cordones de Leleque y Esquel cuyas altitudes llegan a los 2300 metros, separan la zona boscosa hacia el Oeste, de la estepa patagónica hacia el Este.

Al llegar a la altura de Esquel viramos aún más hacia el Este, siempre por la 40 rumbo a Tecka, durante muchos kilómetros orillamos el río Tecka, aunque lamentablemente no pude hacer unos tiritos en este interesante cauce bien poblado de sauces. Según lo averiguado, en sus aguas abundan las fontinalis y arco-iris de tamaño discreto, parece ideal para intentar con equipos 3 y 4. Sin duda en mi próxima visita a la zona no dejaré pasar este río sin mojar unas moscas.

A la altura de Tecka podemos desviarnos hacia el río Corcovado, famoso por las arco iris y fontinalis que se obtienen, no fácilmente por cierto, pero que las hay, las hay.

Seguimos hacia el Sur buscando la localidad de Gobernador Costa, un poco al Sur de esta hay que dejar la 40 para no destruir el auto y tomar la ruta 20 hasta La Laurita, donde hay nafta.

Siguiendo más al Sur hacia los Tamariscos, encontramos un camino nuevo que nos lleva directamente hasta Alto Río Senguer, aparentemente ruta 56. Desde Bariloche hasta Alto Río Senguer el camino es aceptable, por tramos pavimentados y en otros consolidado en buen estado, la peor parte tal vez es la que está entre Bariloche y El Bolsón, pero creo que en breve esto será historia y tendremos pavimento, por lo que se acortará bastante el viaje.

Una vez que llegamos a Alto Río Senguer, nos desviamos hacia el lago Fontana y La Plata, el mal llamado camino, pues en realidad es una huella muy deteriorada, fué el último obstáculo que tuvimos que vencer. Por supuesto no había carteles de ninguna índole que iluminaran al pobre viajero, que en plena noche tal como nos ocurrió a nosotros, tuviera alguna dudita sobre qué camino seguir, cuando a cada rato aparecen cruces de ignotos caminos ante los ya inservibles ojos.

Cuando ya nos creíamos irremediablemente perdidos, y francamente dispuestos a esperar el alba en la camioneta, llegamos al lago Fontana. A partir de este hallazgo, lo demás fué un juego de niños, y es así que luego de 12 horas desde nuestra partida de Bariloche, por fin llegamos a las cabañas situadas en el río Unión, vínculo entre el lago Fontana y el lago La Plata. En esta cabañas propiedad del señor Juan Carlos Brondo, nos esperaba el resto del grupo, quienes muy preocupados por nuestra suerte dormían profundamente.

Rápidamente junto con un biólogo desecho por la paliza del viaje descargamos los petates en una de las cabañas y nos dormimos de inmediato, con la tranquilidad de haber llegado.

La mañana se mostró espléndida, algo no tan comÚn para la zona que suele tener mal tiempo, pero por lo visto la suerte nos acompañaba. Ya reunido el grupo en el comedor donde desayunamos para acumular energías, se decidió el plan para el día. Un día sin viento y con las aguas del La Plata en calma no iba a ser desaprovechado, por lo que saldríamos a recorrerlo en bote, probando algunos lugares, sobre todo el fondo del lago donde desemboca un río pequeño pero bien poblado de fontinalis.

El lago La Plata es un lago grande, para recorrerlo es necesario contar con una embarcación muy marinera ya que los cambios de tiempo son bruscos y pueden hacernos pasar un mal rato con equipo inadecuado.

Nosotros contábamos con un semirrígido grande bien motorizado, con el que no tuvimos problemas aún en momentos de viento fuerte.

Salimos para el fondo de un pequeño muelle situado en el nacimiento el pintoresco río Union,en el lago La Plata, navegamos bordeando la margen Sur hasta llegar a una angostura formada por la punta de la península Huemul, que proveniente de la margen Norte se interna en el lago casi partiéndolo en dos. Tras pasar la angostura y sobre la orilla Sur arribamos a la bahía Arenal, sitio de la futura hostería.

En la bahía desembocan una serie de arroyos, uno de los cuales bastante mayor que los otros puede ser pescado perfectamente con un equipo liviano. Este arroyo lo remontamos un poco pero no encontramos demasiado pique, posiblemente no era el momento.

La zona de la bahía sin embargo se mostró increíble, los veriles están tan cerca de la orilla que casi no hace falta entrar al agua, abundan los mantos de algas hasta cierta profundidad y debo decir que lograr piques de fontinalis es asombrosamente sencillo, basta tirar algo al agua para que varias fontinalis suban a investigar el origen del ruido.

Se me ocurrió batir el agua con la puntera de la caña y 4 fontinalis rapidamente trataron de morderla, sin prestar atención a mi persona.

En la misma bahía tirando desde el bote hacia loveriles, se sucedían los piques tiro a tiro, y si bien el tamaño de las fontinalis raramente llegaba al kilo, la cantidad y el hecho de poder tentarlas con diferentes tipos de moscas y equipos fué una experiencia muy interesante.

Ya en esta bahía el biólogo comenzó a estudiar los ejemplares que para tal propósito tuvimos que matar.
El estudio consiste en extraer los otolitos (piedritas de carbonato de calcio del oído), con los que se puede determinar la edad exacta de las truchas. Junto con los otolitos se extraían escamas y se analizaba el contenido intestinal de los peces, así como su estado general.
Es indudable que en el lago hay una superpoblación de truchas fontinalis.

Muchas de tamaño chico tienen edades avanzadas y hay una gran competencia por los alimentos, por esto el pique es tan descuidado.
No obstante pese a no ser enormes, no son flacas y utilizando equipos livianos la pelea es muy buena.

A partir de la angostura el lago se calma bastante aún los días malos. Nosotros llegamos al fondo del lago paseando por lo planchado. Ya en el fondo el espectáculo es grandioso, se ven claramente los picos que rodean el lago siempre nevados, en todo el fondo del lago la frontera con Chile está muy cercana, a menos de 10 kilómetros, y el límite en este sector son las altas cumbres.

En el fondo del lago desemboca un río de tamaño similar al Mamuil Malal en Junín, por lo tanto muy pescable. Decidimos remontar el río lo más posible y bajar pescando hasta la bahía. Realmente el río es muy bonito, rodeado por bosques de lengas de inmensos troncos a cuyos pies se extiende un sotobosque de copiosos helechos, que dificultan el andar si no salimos de las sendas de caballos que no abundan.

La zona tiene algunas explotaciones madereras y salvo sus rastros, no se ven otras señales de permanencia humana.

Caminamos el curso un tramo considerable antes de tirar nuestras moscas al agua, cosa harto dificil pues en cada corredera y pozón veíamos truchas comiendo a montones. No sacamos nada grande pero la cantidad de fontinalis que tiene este río es asombrosa. Casi todos los tiros una media docena se pelea por la mosca, y la que finalmente toma es mordida por otras, que tratan de sacarle el bocado. Probamos con todo tipo de moscas, y lo más efectivo fueron pequeños y tradicionales streamers como el Little Rainbow Trout, Black Ghost, Mickey Finn, Light Edson Tigery Zonkers. Entre las secas se destacaron las caddis con pelo de ciervo que patinando sobre el agua lograban mejores resultados, ya que evidentemente las fontinalis responden muy bien a todo lo que presente colores llamativos o movimiento.
No encontramos en el río rastros de truchas arco iris.
Al igual que en la bahía Arenal hasta el momento nos eran esquivas.

La siguiente parada la hicimos ya en la margen Norte, bastante cerca del fondo, donde hallamos otro arroyo que desembocaba en el lago formando un amplio banco de arena volcánica cubierto de algas. En esta zona obtuvimos la primera arco iris) de alrededor de un kilo y medio, muy bonita y bien formada, pero fue la única ya que todas las demás fueron fontinalis hasta 2 kilos, muy dispuestas a engullir cualquier streamer.

Continuando por la margen Norte entramos a la bahía formada por la península Huemul, posiblemente la zona más hermosa del lago, la vegetación llega hasta el mismo borde de las aguas, abundando los troncos sumergidos y todo tipo de algas. Hay infinidad de lugares para detener el bote y pescar vadeando. Los veriles cercanos facilitan esto, y tal característica parece ser una constante en este lago, la que facilita la pesca, ya que no hace falta tirar largo para llegar a los peces. Es más, casi todos los piques son a metros del pescador con poco más que el leader fuera.

Al fondo de esta bahía se encuentra un laguito de ensueño, llamdo Sataraí. Allí sacamos las fontinalis de mejor tamaño, 2,5 kilos, y como en todos los demás sitios el pique era constante. Lamenté no haber llevado un belly boat, sin duda en el Sataraí me hubiera divertido en grande. De todos modos se la puede recorrer sin problemas a pié, aunque en varios sectores hay que pescar con roll, por la cercano del veril y la gran vegetación.

Cerca del Sataraí, en la bahía anterior sacamos varias arco iris, la mayor rondaría los 3 kilos, nada para el asombro pero por lo menos parece que no han desaparecido del lago. El lago La Plata fué famoso por sus arco iris, pero por alguna razón su número’ ha ido bajando lo mismo que su taIla, y hoy en día solo se consiguen con cierta seguridad al comienzo de la temporada, especialmente en la boca de río Unión.

No puedo detallar todo lo recorrido en el La Plata pero resumiendo lo considero un lago altamente interesante ya que en el conjugan una serie de características de mucho valor. La naturaleza se muestra en todo su esplendor, con montes nevados aún en pleno verano, bosques casi impenetrables, arroyos por todos lados y amplios litorales con perfectas estructuras para el pescador, veriles muy accesibles y un pique de fontinalis entre 300 gs. y 2 kilos sostenido en casi todo el lago. El único impedimento puede ser el tiempo, la temperatura en la zona es bastante más baja que lo que acostumbramos los que visitamos el área de Junín y San Martín, y tanto al comienzo como en el fin de la temporada el mercurio puede descender a niveles preocupantes. El viento azota la zona regularmente, y el lago se pone feo los días en que sopla fuerte, pero hay muchos sitios para pescar sin embarcamos, basta con recorrer la margen Norte por un camino de aserraderos, mejor en un 4×4, y luego caminar un poco para acceder a innumerables bahías reparadas donde es posible pescar a lo grande.

Desde el punto de vista biológico el lago tiene una superpoblación de fontinalis, hay gran competencia por la comida y por esto los tamaños se estancan alrededor del kilo y medio, siendo raros los ejemplares superiores a los 3 kilos. Un pescador promedio puede facilmente sacar unas 100 truchas por día, pero solo el 100/0 superará el kilo. En mi caso y para todos los que piensen que no es importante el peso sino la experiencia de algo novedoso, el lago La Plata tiene mucho que ofrecer. Sin duda para un principiante es un paraíso, o para ir con nuestros hijos pequeños, con la seguridad de que no saldrán frustrados como en muchos otros destinos, difíciles para ellos.

Las soluciones para lograr que aumenten los tamaños son de dificil implementación, pues tanto reducir la población de fontinlis como introducir especies forrajeras presentan problemas de implementación.

En mi opinión hay que dejar que el lago se estabilize solo, en esto la naturaleza es experta. Lo malo es que para los parámetros humanos a veces es un poco lenta.

En otra oportunidad continuaremos con el lago Fontana, el río Unión y el Senguer, ambientes muy interesantes y poco frecuentados por los pescadores de estos pago. Solo me resta decir que recomiendo verdaderamente comenzar a recorrer lugares nuevos o poco conocidos, donde nos encontraremos con agradables sorpresas, para la caña y espíritu y tal vez sentiremos la que experimentaron los primeros mosqueros que recorrieron el por entonces agreste Junín.

DATOS UTILES
CABAÑAS y HOSTERIA HUENTE-CO (Rio Union) – Juan Carlos Brondo
Tel. y Fax ; 0967-61878- Radio Teléfono; 0967-34963964/ (Pedir Lago Fontana)


Es mejor perder una trucha que agotarla.
D. Martin

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