Moscas con tonada

PROPUESTA CORDOBESA

Izquierda a derecha:
Ninfa de Baetis sp., su “copia” y subimago o Dun de la especie.

Para pescar las truchas de este suelo -sostienen con razón los mosqueros de la docta-, nada mejor que imitar los insectos de que se alimentan, prescindiendo de moscas concebidas para otros ámbitos, otros peces. y nos enseñan la manera.

Hoy y aquí -en la Argentina y particularmente en Córdoba-, la pesca con mosca exhibe una etapa de desarrollo en la cual es común observar deportistas que basan sus argumentos acerca de técnicas de atado y de pesca en experiencias personales.
Muchas veces, la mismas resultan bien interpretadas. Pero otras tantas su evaluación peca de subjetividad.
Probablemente en ello gravite el desconocimiento de algunos aspectos importantes para la formación del pescador con mosca. Por ejemplo, las características de la relación del pez que pretendemos cobrar con el medio ambiente.

Como contracara, algunos aficionados constituyen agrupaciones comprometidas con la protección del recurso natural y la formación de un nuevo concepto sobre la relación que debe existir entre pescador y río. Reunidos en comisiones de trabajo dedicadas a la investigación, la capacitación y el conservacionismo, ellos muestran el camino que quizás debiera seguir durante los próximos años la pesca con mosca en nuestro país. La propuesta de este artículo se inscribe dentro de tal corriente.

Observación aplicada

El intento de imitar los organismos con los .que se alimentan los peces, se confunde con los mismos orígenes de la pesca con mosca y conforma parte de su substrato fundamental. La creación de imitaciones -ya sea impresionistas, atractoras y más o menos realistas-, resulta de hecho una constante a lo largo de su historia.
En nuestra provincia, el acercamiento de los pescadores al río está comenzando a ser realidad.

Uno de los motivos de esta aproximación es, precisamente, la observación del medio béntico, sus características, sus variaciones a lo largo del año y, sobre todo, su relación con la trucha, centro indiscutido de nuestro interés. La posterior aplicación de las conclusiones obtenidas, tanto en el banco de atado como en las técnicas de pesca, configura un panorama sumamente interesante y enriquecedor para el mosquero moderno, que de esta forma prolonga su actividad a lo largo de todo el año al par que adquiere un profundo respeto por la naturaleza.

NUESTRAS MOSCAS

Para comenzar a describir los insectos que forman parte del bentos de nuestros ríos, hemos decidido tomar el grupo con el cual los pt;scadores con mosca se sienten más identificados desde el nacimiento del deporte hasta los días que corren. Nos referimos, claro, a las efímeras, comúnmente llamadas por nosotros “Mar Fly”.

Estos insectos tienen un ciclo de vida que, para el pescador, comprende desde la puesta de los huevos, su eclosión, nacimiento, desarrollo de las ninfas, emergencia y subimago (Dun), hasta el insecto perfecto, imago o spinner.
Este resulta importante sólo cuando pone los huevos, recibiendo el nombre de spent-spinner.
La etapa subacuática de las efimeras, situada entre el huevo y el emergente, constituye el 98% de su ciclo de vida, determinando así una parte muy importante en la dieta de la trucha y el fundamento de la pesca con ninfas.
La ninfa de Baetis sp. se halla ampliamente distribuida en nuestros ríos. Pertenece al orden Ephemeroptera, la familia Baetidae y el género Baetis.

Se trata de ninfas de forma esbelta y ágil. Su coloración abarca la gama de los marrones, presentando el abdomen ligeramente más claro y escasos puntos de color más oscuro dispersos en la región dorsal. Su tamaño es variable, dependiendo de las distintas especies. Normalmente oscila entre 8 y II m m de largo, a los que se suman de 4 a 5 mm de cola. Poseen tres de éstas, siendo la central más corta que las laterales, rasgo característico de la familia Baetidae. El abdomen, a su vez, resulta segmentado y muestra branquias prominentes, que nacen desde el segmento 1 al 7.

La pteroteca -más conocida por nosotros como “wing case”-, muestra tal vez menos desarrollo que en otras familias del orden Ephemeroptera. Sus patas son delgadas y no tienen vital importancia en la imitación, ya que estas ninfas exhiben hábitos nadadores y las repliegan sobre el tórax manteniéndolas casi invisibles.

Encontramos a la Baetis sp. distribuida en todas las zonas del río, especialmente en aguas de velocidad media y fondos de arena o piedras parejas. Probablemente sea la condición nadadora de esta ninfa el factor que más debe tenerseen cuenta al definir las tácticas de pesca, debido a que es la única familia de Ephemeroptera que presenta esos hábitos en nuestros ríos.

Considerando todos estos aspectos y sus peculiaridades morfológicas, desarrollamos la siguiente imitación:

Anzuelo: Mustad 3906 “B”, tamaño 16, 14 y 12 o equivalente.
Hilo: Marrón 6/0.
Cola: Fibra de plumas de perdiz.
Ribete: Seda color marrón oscuro.
Abdomen: Mezcla de dubbing
marrón oscuro y claro 1/2 y 1/2.
Pteroteca (wing case): Pavo jaspeado oscuro o perdiz.
Tórax: Igual al abdomen.
Patas: Fibras de pluma de perdiz atadas tipo barba.

El período ninfal se completa con la emergencia, cuya imitación es muy importante para la pesca en nuestros cursos de agua. De hecho, ha demostrado excelentes resultados cuando las truchas están en actividad en la superficie o cerca de ésta.
El subimago -conocido por nosotros como Dun-, constituye el estadío siguiente. Es el período más trascendente para la pesca con mosca seca y, de seguro, el que nos brindará mayores satisfacciones en nuestra jornada.
Si bien en nuestros ríos no se forman verdaderos “hatch”, al igual que en los ríos de la Patagonia o los Estados Unidos, estos insectos representan una pQrte fundamental en nuestto deporte, permitiéndonos el ingreso y tratamiento del gran capítulo de la pesca con mosca seca.

Para ello y tratando de “copiar” al natural, hemos trabajado en la creación’del siguiente modelo:
Anzuelo: Mustad 94840, en tamaño 16 o equivalente.
Hilo: Oliva 6/0.
Alas: Fibras de hackle color rubio.
Cuerpo: Confeccionado con el mismo hilo con el cual atamos.
Hackle: Rubio.

El Dun mantiene sus características morfológicas aproximadamente 24 horas, convirtiéndose luego en el insecto perfecto o spinner, motivo de admiracióri para los pescadores desde los tiempos más remotos gracias a su delicada belleza.
Este es el último estadío. Sólo vale la pena imitarlo en nuestras moscas cuando la hembra se asienta en el agua o entra a ella para depositar sus huevos. Después muere -cayendo sus alas hacia loscostados- y es identificada por nosotros como spent-spinner.

Juzgamos interesante que1a imitación que deseemos desarrollar resulte el fruto de la observación de las características morfológicas y del comportamiento en el agua de estos insectos. Esto no significa dejar de lado técnicas impresionistas. Aunque sí conforma una manera de brindar mayor fundamento a la pesca y de aportarle imitaciones creadas en la Argentina, con materiales nacionales y -lo que es más sustancial- teniendo por modelos a los insectos de nuestros ríos. Para empezar, creemos, bien pueden valer las moscas con tonadita cordobesa que acabamos de presentarles.

ACHALA (Asociación conservacionista de Pescadores con Mosca), Comisión de Investigación Aplicada, Córdoba.

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