Lenguados con mosca en las costas bonaerenses

Por Jorge Luis Michelini

Con la marea en bajante se acelera el paso del agua salobre al mar.
Con lances un poco largos, el colorido streamer de suri teñido y
cabeza muddler, se hunde por su lastre hasta unos veinte centímetros
del fondo arenoso, con una deriva continua y algo errática por la
tracción manual y serpentea entre los afloramientos rocosos, resaltan
los destellos del engaño en el agua traslucida. Súbitamente se
arremolina su entorno e inmediatamente la tomada. Hay que clavar
fuerte para asegurarlo. Después la pelea. Se lo siente fuerte,
danzando en semicírculos, como un plato que no termina de caer.
Intenta una corta llevada y aún por momentos se sumerge en la arena.
Van cediendo sus fuerzas pero no pierde la garra de cazador nato. Ya a
nuestros pies procura enterrarse en la arena otra vez.
La pesca de lenguado es accesible a nuestros engaños. Como toda pesca
de costa esta sujeta a los tiempos de la marea y las variables
condiciones ambientales, pero aún así resulta sumamente atractiva.

Ubicación

Pululan las costas bonaerenses desde la Bahía de Sanborombon hasta la
el Río Negro, prefiriendo los sitios de conformación irregular.
Así las rusticas estructuras de los bajos pedregosos que descubre el
trabajo constante de las olas, las que forman los derrumbes de las
barrancas costeras, los pedreros que se generan por acumulación de los
desprendimientos líticos y aun los variables fondos gredosos, que
concentran moluscos y crustáceos, son un seguro reservorio
calórico bien apreciado por los peces costeros, ya sea para su consumo
directo y también, por conformar un polo de atracción de especies
menores, forma un generoso coto para los peces cazadores.
Puede permanecer en aguas de baja salinidad. Por ello ingresa cuando
entra la marea a las bocas y estuarios de los ríos y arroyos en sus
correrías de caza. Y aún los cardúmenes menores suelen instalarse en
los tramos inferiores de estos cursos, permaneciendo en ellos libres
de sus predadores, y aprovechando la abundancia de alimento.

Las virtudes de este habitad son indudables, pero accesibles a
aquellos peces que pueden desplazarse libremente en bajas
profundidades. Aquí da ventaja la forma aplanada del cuerpo.
Comparte esos fondos litrales con el chucho o la raya también
definidos como peces planos, pero estos alcanzan ese estado mediante
el lento proceso Darwiniano de evolución por la selección natural, de
manera que mejor se desarrollan y reproducen los individuos que poseen
las características que le dan mayor adaptación al medio, hasta
imponer su genética a la especie.
El lenguado no sigue este proceso, sino que alcanza la adaptación
mediante una brusca metamorfosis, que culmina con la notoria asimetría
de la especie y el proceso de transformación que desarrolla para
alcanzar su aplanada silueta adulta de pez bentónico.

En efecto las larvas son muy diferentes de los adultos, su forma
simétrica, pero a las pocas semanas se inicia un proceso de
aplanamiento. El ojo derecho migra al lado izquierdo y se aplana sobre
el mismo, se absorbe la vejiga natatoria. También pierde la
pigmentación de su parte inferior y culmina su transformación
alargando las aletas dorsal y anal. Si bien la boca se modifica no
alcanza la torsión completa.
Es posee grandes dientes (algunos desarrollados como caninos) y una
mandíbula poderosa con la que tritura a sus presas.

Temporada

Se lo encuentra de Septiembre a Abril en las zonas costeras. En los
meses fríos permanece con escasa actividad en los pozos aledaños.

Mimetismo

Caza al acecho. Reúne una compleja estrategia de ocultamiento. Se
instala en el fondo y logra con movimientos oscilantes que una fina
capa de arena o lodo lo recubra, conservando afuera sólo sus ojos.
Allí aguarda, invisible a la vista de la víctima, su alimento vivo.

Pero además posee una cualidad asombrosa, la capacidad de adoptar en
su dermis, la coloración que mejor imita su entorno con variaciones
muy notorias según su lugar de aposentamiento, gracias al efecto de
unas glándulas subcutáneas que en biología se denominan cromatóforos.
Así mimetizado aguarda sus presas, habitualmente crustáceos y
moluscos pero sin duda son de su predilección los cornalitos y
pequeños pejerreyes y lisas de hasta doce centímetros o más si logra
dominarlo. Forraje este que fácilmente imitan nuestros engaños.

Técnicas de pesca

Su notoria dispersión, nos sugiere variantes en la técnica a emplear
según su lugar de aposentamiento y el estado de la marea.
Tradicionalmente se los ha pescado en las bocas de los ríos, arroyos o
vertientes hacia el mar, los desagües de las caletas y de nuestra
albufera de Mar Chiquita, ya que es un típico lugar de concentración
forrajera y de notoria conformación irregular, con abundante
resguardo.
En las bocas debemos diferenciar el estado de la marea. En bajante en
el momento de las líneas de hundimiento. El lenguado aguarda el
alimento que la corriente arrastra de las aguas interiores, oculto en
la quietud que encuentra bajo el veril del pozo que se forma donde cae
el torrente. Aquí el lance hacia fuera debe procurar alcanzar ése
lugar, pero es bajante y la ola finalmente arrastra la línea mar
adentro.

La forma de recoger debe ser suave pero firme. Nuestra mosca es un
pequeño pez que arrastrado por la corriente, procura volver a las
seguras aguas bajas del interior. Aquí la mordida del lenguado es
vigorosa y arrastra a lo profundo. Es una pesca a ciegas, pero que
puede compensar con el tamaño de la capturas.
En la misma boca pero en creciente, debemos lanzar esta línea de
hundimiento o una intermedia, a través de la corriente hacia adentro
que la acomoda a medida que baja y recoger con la esperanza que los
lenguados que entran siguiendo los cardúmenes de cornalitos u otros
pequeños peces se interesen en nuestra mosca. Logramos distinguir el
canal central del río o arroyo es buena técnica trabajar sobre el
mismo.

Párrafo a parte merecen las aguas interiores donde ingresa en
creciente tras los cardúmenes de peces pequeños y llega permanecer en
las seguras aguas interiores, por buena parte de la temporada,
aprovechando además como alimento, la fauna propia de los cursos y la
ausencia de sus predadores.

Para estas situaciones recurrimos a una línea de flote, que reduzca al
mínimo las posibilidades de enganche, con la marea plena el lastre de
la mosca y el peso del leader de cable de acero, permiten alcanzar la
profundidad deseada. Cuando la correntada se incrementa por la acción
de la marea debemos recurrir para que la mosca baje a las líneas del
tipo Intermediate o las Sinking Tip, aunque el antiguo polilider,
sigue dando sus resultados.
En estos sitios procuramos cubrir con lances en abanico, para abarcar
la mayor superficie, haciendo trabajar las moscas por de manera que
cubran la mayor superficie posible, insistiendo preferentemente en las
pequeñas correderas y puntas que puedan ser pasaje natural del forraje
vivo.

Algunos pesqueros

Se pesca perfectamente en los más variados cursos interiores, pero los
que en condiciones normales posen aguas limpias, adicionan el
beneficio de visualizar su presencia y su lucha.
El río Quequén Salado o Mulpunleufú para los Originarios, que
desemboca en el balneario de Marisol, posee estas características,
lugar que hemos recorrido en compañía de quién ha hecho una larga
experiencia en el lugar, Ceferino Traverso, de la vecina Localidad de
Oriente. A esta zona corresponden las fotos que ilustran la nota.

Año a año, al llegar la primavera, comienzan a instalarse por
sectores, en su curso inferior, grupos de lenguados chicos a medianos.
Presenta una barrera natural a la fauna marina, a unos diez kilómetros
de su boca, se lo llama “La Cueva del Tigre”, un salto de piedra
sólida de cuatro o cinco metros. Hasta aquí llega e flujo y reflujo de
la marea. Solo se interrumpe cuando el caudal aumenta en demasía por
las lluvias en la parte superior y contrapone la acción de aquellas.
Es ancho y poco profundo. El lecho es arenoso e intercala grandes
piedras hasta unos quinientos metros de la boca donde hay un sector de
barro.
En la arenisca se visualizan fácilmente las “camas” que dejan los
lenguados al retirarse por la bajante. Son hendiduras de pocos
centímetros que copian las formas del pez y nos sorprende muchas veces
por su inesperado tamaño.

Se lo encuentra al lenguado hasta entrado el otoño. En los momentos de
mayor actividad se los ve saltar fuera del agua para siguiendo alguna
presa.
Si bien es de crecimiento lento, en general se observa que incrementa
de tamaño hacia fin de temporada, sin que ello implique afirmar que
sean los mismos individuos que permanecen en el lugar o corresponde a
remontas sucesivas.

Tanto a la boca como su tramo interior (unos 1000 metros) se accede
por lugares públicos. Allí se permiten las embarcaciones a motor. Para
el resto queda la posibilidad de caminar por sus márgenes río arriba o
también de remontarlo en kayak ayudado por la creciente, hasta los
solitarios lugares de pesca, inmersos en la indescriptible belleza de
un entorno natural donde se superponen los peces del río con los
marinos y la fauna de la llanura con la costera.
La posibilidad de pescar a pez visto y de manera muy sutil, dan cuenta
de la bondad del lugar, donde además, siempre con nuestra técnica se
pueden capturar pejerreyes escardún y corno, y en las playas contiguas
pescadillas, mientras que algunos metros adentro anchoa de banco,
sargos, cazones y palometas.

La Albufera de Mar Chiquita, es bien conocida en su boca la alta
concentración de ejemplares de importante peso, aunque los días de
nutrida concurrencia de pescadores puede limitar las condiciones de
casteo. No obstante ello de enero a marzo, ingresan cardúmenes que
permanecen esparcidos en el interior de la laguna. El fondo de
conchilla que predomina sobre la margen este y esas formaciones
calcáreas que se esparcen sobre la misma habitado por pequeños
gusanos, sumada a los crustáceos que merodean el lugar, resulta
abundante alimento y seguro albergue. Además con las mareas, ingresan
pequeños peces que refuerzan la dieta. Buen momento para tentarlo con
nuestros engaños. Se lo puede pescar desde la embarcación o de la
costa, con línea de flote o intermedia en momento corriente que genera
la marea. Son los boteros del lugar los que nos suelen aportar buena
información de la presencia y ubicación de la especie.
La desembocadura del río Claromeco despide agua muy barrosa que
enturbia la que ingresa con la marea, pero aún así ha rendido
lenguados chicos. A unos cinco kilómetros de esta localidad, hacia el
oeste existe u pedrero grande llamado Fraganillo que en su parte
principal semeja un muelle natural, que merodean los lenguados.

Los sitios aquí indicados corresponden a una experiencia personal,
pero obviamente toda la extensa costa bonaerense presenta muchísimos
lugares para practicar esta modalidad de pesca.

Equipos:



Un equipo cinco resulta adecuado para los ejemplares chicos en las aguas interiores, para las bocas o costas pedregosas y con viento constante un equipo siete parece ajustado, personalmente es de preferencia las de diez pies para lograr lances largos y tener mejor dominio de la línea. No es necesario un freno importante en el reel. Todo el equipo debe ser apto para agua salada, por el deterioro que sufre en esta pesca.

En cuanto a las moscas debemos tener un buen surtido de streamers, pues a veces toma de colores naturales (Ej. Rojo y blanco, rojo y amarillo) y otras las de exagerado brillo o colores fluorescentes, a veces en anzuelo 8 y otras 2/0. Cuestión de probar para encontrar la opción del día.

En general las moscas grandes las siguen más pero muerden el falso, en cambio con moscas chicas la clavada es más segura. Un segundo anzuelo invertido por detrás puede resultar útil a la hora de definir. Las cabezas muddlers son un buen recurso cuando el objetivo es atraer por la suave turbulencia que genera. Creo conveniente armarlas con algún lastre, para que bajen rápido. El anti-enganche es necesario en los lugares con piedras
Seguramente existen muchos aspectos de ésta pesca que desconocemos al día de hoy, pero la mejor aproximación es su práctica para disfrutarla e ir aprendiendo de a poco y a veces por el azar sus secretos.

(Nuestro agradecimiento al Dr. Ceferino Traverso por el material fotográfico aportado y las pescas compartidas)

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