Aguas interiores de Corrientes

El Paraíso Norte

Tenía entonces once ó doce años y aquella mañana luminosa pescaba sentado en la costa del arroyo. Este, conectaba las dos lagunas – la “Grande” y la “Del Paso” – a unos pocos cientos de metros del casco en el campo de mi familia, ubicado entre la zona de esteros y el Río Corriente.

La pareja de chajás anidaba cerca de la boca del arroyo, mientras un ipacaá picoteaba nervioso en la orilla de enfrente. Los iridiscentes alguaciles azul-rojo y marrones se templaban sobre las hojas de los florecidos camalotes ó se prendían de la punta del junco. Por fin, los teros yá habían parado de gritarme.

Estaba atento a la boya, al tiempo que escrutaba con mis ojos y más aún con mi imaginación, el suave discurrir de las cristalinas aguas con fondo de arena y plantas acuáticas. El arroyo, de entre cinco y seis metros de ancho y unos doscientos de largo, estaba poblado de bogas, pirañas, combativas tarariras ñatas y “amarillas” y grandes dentudos. Todos ellos me brindaban su batalla y su belleza gracias a mis engaños de spinning truchero (caña de fibra de vidrio maciza, reel Mitchell 300, más cucharitas y señuelos, todos regalos de mi padre para nuestras correrías patagónicas) y mediante la línea de boya “paternoster”.

Y entonces sucedió … Entremezclado en aquel edénico ensueño infantil de soleada mañana correntina y pesca, apareció! Sí, “el mito” se hizo presente. Cruzó delante mío a menos de dos metros de distancia nadando lentamente, majestuoso, arroyo arriba. En ese momento, todas las fotos y notas del gran Zapico Antuña, mil veces leídas y otras tantas soñadas, las de revista “Camping” y las leyendas contadas por los pescadores de la costa del Paraná, se concentraron materializándose durante aquellos segundos eternos. Era su majestad El Dorado … El Tigre del Río.

En el instante en que lo vi desaparecer, con mis manos temblando y mi corazón golpeándome fuerte salté como un resorte, recogí la línea y manoteé un spinner Mepps de la caja. Lo puse y tiré dos ó tres veces, arroyo arriba. Y finalmente .. el pique !

Sí, tan sólo una vez más pude ver a aquel mi primer dorado, brillando como el oro contra el sol y sacudiendo furiosamente sus cinco ó seis kilos en el aire. Después, la superficie rota volvió a calmarse lentamente mientras yo, sin mi dorado y sin cuchara, quedé detenido en el tiempo, suspendido, en otra realidad.

Y aquí vale recordar las palabras de Norman Maclean en su novela “A river runs through it” que algunos leímos y de la que todos vimos la película “Nada es para Siempre” cuando dice: “…El cuerpo y espíritu no sufren revelación mas repentina que la de perder un pez grande, ya que, después de todo, ha de haber una transición leve entre la vida y la muerte. Pero, con un pez grande, en determinado instante el mundo es nuclear y al siguiente ha desaparecido. Es todo. Se ha marchado. El pez se ha marchado y tú estás acabado…”

Hoy, a más de treinta años de aquel día, la imagen de un dorado surcando las aguas transparentes de alguno de tantos rincones escondidos en el interior de Corrientes, el violento ataque a la mosca y la furia explotando sobre el agua, siguen produciendo en mí una emoción intensa, mágica.

Esteros correntinos
La provincia de Corrientes tiene una superficie de 88.200 km2. La mitad Norte de la provincia encierra la subregión de los Esteros Correntinos, parte de la región conocida como Llanura Platense. Su superficie abarca millones de hectáreas y los principales esteros son: del Iberá, Maloyas, del Santa Lucía y del Batel.

Estos, joyas naturales de extrema fragilidad son complejos ecosistemas; los últimos humedales no contaminados del planeta y aún en su mayoría no demasiado agredidos por el hombre. A pesar de ello, el furtivismo se hace sentir con el comercio ilegal de pieles, lo cual es una enfermedad crónica desde siempre.

El sistema Iberá (”aguas brillantes” en guaraní ) fue declarado en 1983, Reserva Natural Provincial. Tiene una superficie de 13.000 km2, más del 14% del total de Corrientes. El ciervo de pantano, el aguará guazú (lobo de crin) el lobito de río y el yacaré overo, fueron nombradas especies protegidas, prohibiendo su caza y comercialización de todo tipo. Por supuesto, fuera del área central de la Reserva en Carlos Pellegrini, esto quedó más en los papeles que en la realidad. No se castiga a los acopiadores y comerciantes de cueros y animales salvajes, que actúan en las ciudades de la provincia.

Los esteros correntinos se forman en áreas deprimidas, con base de sedimento arenoso y arcilloso. Verdaderos médanos que cubren el Norte de Corrientes, fijos por la vegetación a través de milenios, que en su parte alta muchas veces forman el típico monte natural y en su depresión los depósitos de agua. Juncales y gramíneas rodean los esteros. En las lagunas, los extensos camalotales, repollos de agua y plantas sumergidas. Una gran biodiversidad de insectos, reptiles, mamíferos, aves (hay más de 300 especies registradas), peces, reina en toda ésta región.

Los esteros dependen de las lluvias para su existencia y en muchos casos se intercomunican a causa de las intensas precipitaciones pluviales, muy comunes en la zona. Con los cambios climáticos a nivel mundial, sumado a la lamentable construcción de la represa Yacyretá y sus consecuencias presentes (y futuras), esto se incrementó.

Aguas cristalinas, dorados y mucho más
Para quienes pescamos con mosca, lo salvaje del ambiente, la variedad de especies entre las que reina el dorado (y en mucho menor medida el surubí) y la cristalinidad de las aguas, hacen de los esteros un escenario de sueño. Aunque muchas veces es imprevisiblemente cambiante y difícil de descifrar para quien no conoce bien sus mecanismos naturales. Frecuentes e intensas aunque cortas tormentas eléctricas nos hacen abandonar la pesca a veces y buscar refugio rápidamente.

La mayor parte de su extensión es imposible de recorrer y es una excitante aventura llegar a los pesqueros, aunque lo accesible a pié y embarcaciones diversas, da para todo. Lograrlo sin demasiado disturbio y consecuente alerta para los dorados – especialmente los grandes -es otra cuestión también. Estos por cierto, demuestran ser extremadamente astutos y ariscos ante el menor ruido ajeno al hábitat, como el bote a motor.

En lo que se refiere a la pesca a pié, los largos, atentos vadeos buscando dorados acechando en los bañados, playados y lagunas bajas, sobre todo cuando las intensas lluvias inundan las áreas normalmente secas ó con escasa profundidad, me brindaron muchas veces excelentes jornadas. Es sorprendente la adaptabilidad del dorado, que muchos creen que solo se encuentra en la corriente o en aguas abiertas. Su actitud aquí es la de sigiloso acechante, escudriñando entre las plantas. Y no me refiero solamente a dorados chicos. Los “veteranos” del estero saben que las aguas bajas son un hervidero de presas de todo tipo. Confites como chanchitas, cascarudos, pequeñas tarariras, sábalos, morenitas y también ranas, culebras, cangrejos, y desprevenidos pájaros, ofrecen un variado menú al supremo cazador. Los surubíes también exploran a veces éstos puntos, para asolearse temprano en algún arenal, durante los días fríos.

Hay que cuidarse de las rayas (con aguijonazo de pesadilla) vadeando despacio y deslizando los pies, y a veces nos encontramos con la mirada curiosa de alguna curiyú ó yacaré. No olvidarse la cámara fotográfica en éstas excursiones !

Si ampliamos nuestro horizonte en cuanto a probar y disfrutar a lo grande con las otras especies que abundan, tendremos la chance de castearles también a los sábalos. Elk Caddis y Humpies, pequeñas Bead Head Woolly Bugger y ninfas como Hare’s Ear en tamaño grande demuestran ser de su preferencia, aunque a veces también les son indiferentes, destruyéndonos los nervios. Para éstos extremadamente asustadizos y aceptablemente peleadores peces, es muy importanrte evitar ruidos, no dejar que nos vean y depositar la mosca a no menos de un metro de distancia de ellos. Luego ir moviéndola muy lentamente. Tuve oportunidad de ver impresionantes sábalos de hasta doce kilos en lugares recónditos de los esteros, aunque el peso frecuente va de dos a cinco kilos.

En éstas áreas bajas y pegadas a las costas de ríos y arroyos, también es normal encontrar agrupamientos de tarariras. Las “ñatas” o “de cañada”, de color negro unas o claro verdoso otras, son terriblemente agresivas y peleadoras. Poppers emplumados de colores verde ó rojo-blanco son los más productivos e incluso grandes Madam X de cuerpo de ciervo o foam y Tarántulas, (todas con weed-guard ) son las más efectivas. Las otras especies de Hoplias, son las mismas que encontramos en la zona bonaerense, de coloración azulada o marrón-amarillenta. Estas son más grandes y siempre está la posibilidad de toparse con una aspirante a yacaré, de cuatro, cinco e incluso más kilos.

Bogas, Pirañas ó Palometas Moras y Amarillas y Cabeza-Amarga ó San Antonio (Crenicichla) que es nuestro Bass litoraleño, primo menor del Peacock Bass, toman con entusiasmo las moscas.

Para las Bogas, Bead Heads Woolly Worms y Yug-Bugs en tamaño #8 y10 dan muy buenos resultados, además de pequeños streamers como Matukas, Marabou Muddlers, Clouser y Muddler Minnows que son muy productivos para los otros dos. Al ver lo que nos queda de la mosca luego de tentar una Piraña, nos concentramos mejor en los demás.

En cuanto a la boga, que las hay desde 500 gramos a gordas Piavas de más de cinco kilos, es una fantástica experiencia capturarlas con un equipo de mosca. Verdaderos “bonefish” del estero, emprenden centelleantes corridas que muchas veces terminan con un corte en las plantas.

El Cabeza Amarga pesa normalmente entre 500 gramos y 1 kilo aunque explorando en snorkeling he visto mayores, que calculo en alrededor de tres. Son muy voraces en el ataque y muy territoriales.

El surubí, en las aguas interiores pesa entre cinco y quince kilos normalmente pero excepcionalmente puede alcanzar pesos muy superiores. No es abundante pero se lo localiza en diversos puntos bien específicos. Generalmente los he pescado paseando la mosca cerca del fondo en los ríos, canales y arroyos donde se los ubica previamente. También me han picado a media agua, sobre todo en época de desove que es cuando se dispersan y mueven más, saliendo de sus escondidos ámbitos interiores a aguas más abiertas. Este ataca decidido, moscas tipo Bunnies largas con y sin cabeza muddler u ojos pesados, atadas con Magnum Rabbit Strip, preferentemente en color marrón ó verde oscuro. Para lograr un bocado bien voluminoso y tentador para el Surubí pero que a la vez sea liviano y no una tortura para castear, ato una mosca enteramente con plumas. Utilizo las Cock Schlapen ó Rooster Tails. Cola tipo Lefty’s Deceiver, hackle en palmer directamente sobre el hilo al cual aseguro con rib de alambre fino ó kevlar y finalizo con collar. De no conseguir éstas plumas, se ata sobre a la vara anzuelo una extensión posterior de monofilamento de 60/80 libras y de unos cinco centímetros fuera del mismo, donde se atan plumas Saddle del tipo para agua salada. Este “Extended Deceiver” logra un movimiento ondulante extremadamente atrayente.

En éstas aventuras, sobre todo en las lagunas, nuestro querido belly-boat “patagónico” es un magnífico elemento que para quien se anime, no debe olvidar de llevar a los esteros. Permite un acercamiento óptimo y es sorprendente ver cómo, al igual que con las truchas, aquí los peces no se asustan demasiado por nuestra presencia.

Río, arroyos, canales, pequeñas y grandes lagunas y bañados esconden un campo de acción incomparable para nuestras moscas en los meses de calor cuando los peses están con su metabolismo a full y muy agresivos. Todo, desde mojarrones y dentudos con una caña #3, hasta los coloridos dorados de lomo negro de los esteros, nos regalan la gran diversión

La experimentación, que ya de por sí es parte intrínseca de nuestra pasión mosquera, encuentra en las aguas del interior correntino el “laboratorio ideal” donde muchas veces lo mejor es borrar de nuestra mente algunos conceptos aprendidos ( y que pienso, a veces son sostenidos y repetidos sin sustento real ) para no fracasar. Estos podrán ser válidos para otros ambientes con las mismas ó similares especies pero que aquí son mejor no sostener a rajatabla.

Ver repetidos coletazos de los dorados en superficie y cambiar desesperadamente de streamer sin éxito, me llevó a descubrir finalmente que en ese momento se estaban dando un banquete de emergentes de alguacil, superabundantes en el estero. De allí a comenzar a pescar a Salminus con ninfas Marabou Dragon cuando comen éste insecto, fue sólo un paso.

Experimentar con grandes moscas secas con patas de goma, “patinadas” en la planchada superficie al atardecer que resultaron mortales, o con grandes Ratones (más bien carpinchitos) de pelo de ciervo, fue otro hallazgo. A veces a éstas horas o en las mañanas, se nos da la oportunidad de “sight fishing” ó “pescar a la vista” como en los flats, ya sea desde una embarcación ó a pié. Nada mejor que una línea WFF para bonefish o tarpon o una cabeza shooting de superficie y algo gordo y flotante en éstas inolvidables ocasiones. Pone los pelos de punta ver a veces el ataque fallido en el instante en que la mosca está por acuatizar, clavamos en falso por instinto y el dorado, siguiendo ferozmente a la mosca repite su arremetida una fracción de segundo después,. Decididamente estresante !

También he descartado hace años a las tradicionalmente “muy atractivas” brillantes moscas de dorado al verlos seguirlas sin tomarlas en varias oportunidades, por otras oscuras. Esto me llevó del fracaso al éxito rotundo en muchos casos. Las aguas totalmente claras permiten un gran campo visual al dorado y considero innecesario demasiado “flash”. Sobre todo en días luminosos, con luz penetrante, produce el efecto contrario al deseado. En aguas oscuras o turbias como en el Paraná generalmente nó nos enteramos “del que no pica” y seguimos casteando moscas improductivas muchas veces, convencidos de que no están. Pero en los esteros tenemos la maravillosa oportunidad de ver el comportamiento del pez bajo el agua y sus reacciones ante nuestro engaño y la acción que le imprimimos. Durante la última luz también he pescado muy bien con moscas atadas con cabeza y/ o collar rojo y cuerpo blanco.

También es bueno saber que sí se puede pescar dorados de más de diez kilos con ciertos pequeños streamers “tamaño trucha” atados en anzuelos #1 y 2. De esa manera tengo la opción de utilizar cañas rápidas para línea #6 en lugar de las cansadoras o al menos nó tan cómodas (a lo largo de la jornada) #8 a la que generalmente me obligan muchos de los grandes y abultados streamers, especialmente los de cabeza Muddler o con ojos de plomo. Con éstas más reducidas moscas se logra también una infalible clavada en el interior de la boca y no en las destructivas mandíbulas. Esto gracias a que a las chicas las engullen sin morder como lo hacen a velocidad del rayo al atacar un cardumen de pequeñas mojarras. O cual aspiradoras con los insectos emergentes, camarones y otras presas pequeñas.

Una de las premisas que me impongo para probar si una mosca resulta super-efectiva, es tratar de hacer atacar a los indiferentes dorados en un mediodía de verano, el peor momento para tentarlos, cuando somnolientos bajo el “embalsado” ó “tapialera” o a la sombra de la barranca del río se muestran inactivos. A ésta hora generalmente lo máximo que se logra es un “picotazo” irritado a la mosca, que no es suficiente para clavarlo. Si la traga decidido, la cuento en mi equipo.

En cuanto a las moscas, a todas les agrego previamente shock-tippet, para cualquier especie, generalmente el de multifibras de cable cubierto con plástico, aunque también he probado fluorocarbono, como se utiliza para el tarpon.

En el primer caso y para el dorado el Sevenstrands Wire de Sevalon en color negro de 12 y 18 lbs o el Surflon Microsupreme de 13 o 20 lbs. Es fundamental utilizar cable sin brillo para el dorado ya que lo hacen rechazar. De no conseguir oscuro y para salir del paso, se puede pintar en negro o marrón con un marcador permanent. Se puede unir a la mosca con el simple nudo en figura de ocho o mejor aún tomarse el tiempo para formar el loop en el ojo del anzuelo, llevar varias vueltas (6/7) sobre el mismo cable y sellar con la parte baja de la llama del encendedor. Lo mismo en el otro extremo para unir loop to loop con el leader y cambiar rápido la mosca.

A las moscas para Tararira, Cabeza Amarga y a varias de Dorado, les agrego weed-guard de fluorocarbono, (Seaguar, Climax o P-Line CFX Fluorocarbon leader) que al mismo tiempo aprovecho para hacer la extensión del shock-tippet. Todo con la misma sección y evito el nudo al anzuelo.

Al ver al que el dorado muchas veces duda ante “eso que viene unido atrás de la mosca” comencé a experimentar con 80 y 100 lbs en fluorocarbono. El resultado es excelente gracias a la casi invisibilidad de este material bajo el agua, pero no tan seguro al corte como el cable, con el cual pesqué dorados de los grandes sin necesidad de utilizar más de 12 libras con moscas chicas y cuidando de no recibir el tremendo pique, a tracción directa en la línea.

Los anzuelos que siempre utilizo, altamente recomendables para dorado luego de probar muchos, son el TMC 8089 #2 y #6 y el Owner Aki #2/0 y 3/0 o el 5370 en 2/0.

Siguiendo con el dorado, los leaders de 7 a 9 pies más shock-tippet en las líneas de flote y de 3 a 4 pies más shock-tippet para las de hundimiento ya sean full-sinking, sinking-tip o shooting head. Todas de hundimiento bien rápido. Los armo simples, con dos o tres secciones de monofilamento Máxima de 40 y 25 lbs o 40, 25 y 20 lbs.

Trabajando para la protección
Como cité anteriormente, éste conjunto de maravillosos ambientes naturales necesitan de nuestro esfuerzo y trabajo para su protección y conservación. Y en especial, de todo pescador de mosca que tenga el privilegio de conocerlos.

La riqueza en especies y la particularidad de ésta región de Argentina, es comparable a sólo contadísimas de nuestro planeta y la mayoría ignora eso totalmente. Alaska con sus osos y salmones? , Africa con el Okavango-Zambezi y su tigerfish? Amazonas y el Peacock Bass? Sí, sin duda, nuestro litoral también, lo que aún queda de su original mundo salvaje y el dorado están a la altura de los de ese “ranking”. Basta recorrerlo para admirarse. Ni qué decir de los pescadores extranjeros que visitan estas maravillas. De ellos he escuchado las más admiradas frases respecto al dorado, su belleza, calidad como pez deportivo y su hábitat. Y son quienes más nos piden cuidar todo esto.

Para dar un solo ejemplo, quienes hemos podido pescar en el magnífico Río Corriente décadas atrás y vemos lo que queda de él hoy día en la mayor parte de su curso, se nos hace un nudo en la garganta. Grandes pacúes, surubíes de cuarenta kilos y más también y abundancia de dorados, entre los cuales los grandes de diez o más eran moneda corriente, hoy ya no existen.

La ignorancia y la prepotencia no se hace cargo ni acepta medidas de preservación. Sólo hablan y reclaman “derechos” sobre las aguas. Así las saquearon y así quedaron las mismas, con esos “derechos”. Y una vez terminada su obra van por mas. Pero … y los deberes ? Qué estilo tan conocido en nuestra querida Argentina! Acaso no es “ser patriota” también, teniendo amor por el suelo donde se nació, respetando su naturaleza ?

Este saqueo ha prácticamente vaciado el Río Corriente, el Batel, el Santa Lucía, el Aguapey, el Miriñay, etc.en extensos sectores de sus recorridos.

Para su recuperación, la cual es posible, hace falta es una estricta reglamentación, vigilancia y sanciones (paralelamente la educación ) ya que sus aguas 1) En su mayoría no están contaminadas, salvo por algunas pocas (no por eso menos nocivas) áreas de plantación y arroceras que vierten pesticidas. 2) sus especies son autóctonas y no se necesita mantener artificialmente sus poblaciones mediante siembra. 3) La cadena alimentaria no está rota y los ambientes de desove no se encuentran dañados. Es decir, el ecosistema está aún sano y con dicho control, se recuperaría en unos años. Estamos a tiempo aún.

Quienes venimos luchando desde hace rato en la difusión de la protección, la captura y devolución y la pesca con mosca hemos logrado un primer paso. Tambaleante pero primer paso al fin.: que – en resumen – la Dirección de Fauna, Flora y Ecología por fin hayan hecho eco de una parte de nuestras propuestas y han decretado por Disposición N° 102 del mes de octubre de 2000, la prohibición de pesca extractiva en todas sus modalidades en el arroyo Isoró, Río Miriñay y en el tramo del Rio Corrientes que va del Paso Lucero hasta sus nacientes. En dichas secciones solamente está permitida la pesca con devolución obligatoria mediante (únicamente) equipos de mosca y/o spinning con anzuelo sin rebaba.

Es de esperar también, que como hemos propuesto y presentado, establezcan la protección al resto de los ambientes y se lleve a la práctica mediante personal destinado por las autoridades provinciales.

Juan José Serra
17/06/2002

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