Editorial 64

Comisión Directiva 2006/2008 

Visitantes indeseables

Avizoramos como una amenaza para las poblaciones de peces de nuestras aguas la posibilidad de una inminente invasión de organismos provenientes de otras partes del mundo.
Cien años atrás comenzó la implantación de salmónidos en la Argentina, y el concepto que entonces se tenía acerca de los trasplantes de especies remotas a nuevos ambientes era muy distinto del que existe en la actualidad; hoy en día esas siembras serían calificadas de inconvenientes, considerando la segura alteración al equilibrio ecológico que una nueva especie produce al implantarse en un nicho existente.
Sin duda la aparición de los salmónidos en nuestros ríos y lagos debe haber provocado una fuerte conmoción en un ambiente antes en equilibrio al que se le incorporó un predador altamente especializado, que encontró condiciones favorables y prosperó a expensas de la fauna existente.
Un siglo atrás las comunicaciones internacionales eran lentas, difíciles y costosas, mas en la actualidad el comercio entre naciones se ha desarrollado exponencialmente, haciendo que todas las regiones del mundo estén hoy interconectadas entre sí permitiendo, entre otras cosas, el crecimiento del turismo como industria.

Algunos organismos vivientes han aprovechado esta fluidez en el intercambio para viajar como polizones en los transportes internacionales y ampliar su dispersión más allá de su lugar de origen, tal como la rata noruega que está en todos los puertos del mundo; la almejita sudasiática que ha colonizado el fondo del Río de la Plata, o el mosquito egipcio que hoy contagia el dengue en Paraguay.
Son visitantes extranjeros indeseables, plagas, infecciones, especies invasoras que, como en el juego del go, van ocupando espacios y apoderándose de terreno nuevo desplazando a los anteriores habitantes.

Algunas de estas especies invasoras son una clara amenaza potencial para las poblaciones de peces de nuestro país, y ya han demostrado en otras regiones el efecto devastador que su presencia supone:
• El parásito originario de Europa que produce el “whirling disease” o enfermedad del torneo, que ha diezmado las poblaciones de arcoiris en USA utilizando como vector al tubifex, un anélido que está presente en nuestras aguas.
• El caracol del barro de Nueva Zelanda.- Este diminuto molusco es un invasor formidable: en pocos años desde que se lo detectó en USA ha literalmente tapizado el fondo de algunos ríos célebres por sus eclosiones de efímeras; su avance es incontenible, ocupa el espacio de otras formas de vida (como las ninfas) privando a los peces de alimento. Se reproduce en forma hermafrodita y se han medido concentraciones de 700.000 individuos por metro cuadrado.
• El alga dydimo.- Un vegetal originario de América del Norte que ha invadido recientemente aguas de Nueva Zelanda. Crece en los ríos de poca corriente, formando masas de apariencia algodonosa que ocupan el espacio vital y consumen oxígeno, deteriorando la pesca en los ambientes que ocupa.

Existe un factor común que relaciona al whirling disease con el caracol de Nueva Zelanda y el alga dydimo: el vector de dispersión es idéntico; han sido los turistas pescadores provenientes de los lugares en que estas especies están presentes, quienes viajan con waders y botas de vadeo usadas en las que trasladan huevos, esporas o aún pequeños ejemplares. Algunos son tan resistentes a la desinfección que el tratamiento que hay que dar a tales elementos para su eliminación es tan agresivo que los inutiliza para su uso posterior.

Es muy doloroso admitir que somos los propios pescadores quienes podemos acarrear a estos extranjeros indeseables hasta nuestras aguas.

Si alguna de estas plagas nos alcanza será imposible erradicarla y como las truchas hace cien años, colonizarán nuestros ríos y lagos. El daño ecológico que causarán a la fauna en general y a las poblaciones de peces en particular, y por extensión a la industria del turismo es difícil de calcular económicamente, pero sin duda será enorme.
La mejor manera que hoy tenemos de oponernos a la llegada de estas infecciones es la prevención, evitando el ingreso a nuestro país de equipo de vadeo usado en el extranjero, ya sea traído por un turista extranjero o por un residente que haya pescado en el exterior. Y así es necesario que quienes nos visiten desde el extranjero deberán proveerse de equipo nuevo localmente, u obtener equipo en préstamo del operador turístico que los reciba en nuestro país, y los pescadores locales que viajen al exterior deberán hacer lo propio.
Es necesario tomar medidas en forma inmediata por parte de las autoridades responsables del turismo en nuestro país, y en ese sentido nuestra Asociación ha presentado una nota advirtiendo de este peligro ante la Secretaría de Turismo de la Nación, el 12 de diciembre pasado; esta nota está en nuestra página web y la hemos transmitido a todas las asociaciones y clubes de pesca con mosca en el entendimiento de que todos tenemos responsabilidad en el conocimiento de un peligro que se nos aproxima y sus irreparables consecuencias futuras.

La legislación actual contempla situaciones como la presente amenaza de una plaga invasora, por lo que no es necesario requerir leyes especiales sino que sólo hay que aplicar las vigentes, prontamente.
Debemos también apelar a la responsabilidad en la conservación y defensa del recurso público de quienes hacen de su uso un aprovechamiento comercial directo: los operadores turísticos, los lodges de pesca, los outfitters y los guías de pesca. Es habitualmente a través de sus servicios profesionales que los pescadores extranjeros llegan a nuestras aguas, por lo que deben ser considerados la primera -y tal vez única- barrera de contención ante estas infecciones que amenazan la riqueza de nuestras aguas y por ende, también su negocio.
Las autoridades de las Provincias Patagónicas y de Parques Nacionales deberán ocuparse de controlar y supervisar cuidadosamente el ingreso de pescadores provenientes del exterior, así como de los lodges y otros prestadores de servicios, regulando su actividad para así poder poner barreras al ingreso de estos visitantes indeseables que nos amenazan.

Comisión Directiva