PESCA DE PACÚ Y PIRA PITÁ

Una nota de Jorge Michelini

PESCA DE PACÚ Y PIRA PITÁ
Con el objeto de alcanzar los grandes dorados del Paraná Superior, arribamos a la ciudad de Florencia del norte santafecino, para acceder al cauce principal por el arroyo Piracúa, y allí nos sorprendió el estado del rio totalmente sedimentado por el caudal del desbordado Bermejo. Si bien se podía ver lomear alguno de los grandes, la crecida del río y la turbidez de las aguas, restaban eficacia a nuestras moscas.
Pronto se presentó la alternativa de buscar especies menores, y reduciendo el tamaño de los equipos, nos dejó bien satisfechos todos.
Los pacúes y pira pitás son especies omnívoras del Paraná Superior que comparten durante los meses estivales, en nutrida concentración, un ámbito propio en los recovecos de escasa corriente, bajo las copas de los inga o las costas cubiertas de mburucuya y otras especies de nutritiva fructificación, ya sea en el cauce principal o los arroyos interiores de las islas aluviales repletas de vegetación.
Es cuando como consecuencia natural de la maduración, frutos y semillas se precipitan sobre el agua del río y son bien apetecidas por estos voraces peces.
La diseminación de los frutos puede ser acelerada en muchos casos por la acción de los monos carayá, benteveos y otros pájaros, que procurando el mismo alimento convulsionan la forestación y aceleran la precipitación.
El fenómeno fue conocido de antaño por los pescadores de la zona, que supieron aplicar una técnica propia untando los anzuelos con elaboradas masas ricas en olor y color, emulando al fruto natural.
La técnica fue asimilada por los pescadores con mosca, reproduciendo artificialmente la forma, color y sobretodo la caída natural y movimiento del fruto en su inmersión.
Las bolitas plásticas de mercería en tamaños de 8 a 18 mm de diámetro y color apropiado, a las que se les agranda el agujero con calor, como para introducir un robusto anzuelo del número dos al 2/0, que se fija a un corto líder de acero de 10 o 20 libras, una caña de acción rígida y una línea tropical wf-f completa el equipo.
El lance desde la embarcación debe ser al lugar mismo donde caen los frutos, procurando en característico “plop” que emiten los naturales. Se la deja bajar regulando la tensión de la línea para sentir más de un toque y la tomada. Es conveniente dar unos segundos para clavar en la llevada. Los guías recomiendan alzar la caña para ello.
La pelea es turbulenta, hiperactiva, eléctrica, apasionante. El pacú común, el pacú reloj y el pira pitá responden por igual.
Si después de cuatro o cinco tiros no toman es porque no están, dice el guía.
Pero no es la única técnica posible, pues en idéntico ámbito las moscas secas ejercen una atracción similar. Los patterns trucheros en foam: Fat Alberts y Cicada bien coloridos, la avispa de agudo abdomen y los Divers negros, algo voluminosos y con brillos atados en anzuelo cuatro Tiemco 811s y Mustad 34007 o Tiemco 600sp en número 2, permiten la tomada a pez visto y la lucha en superficie.
Pueden darse con estas moscas también piques de pequeños dorados y chafalotes.
Así, la sublime pesca de mosca seca encuentra en las combativas especies paranaenses un plus de regocijo.
Jorge Michelini

     

Publicado en: salidas de pesca

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