Tradición versus modernidad, un falso dilema

Publicado en Aire Libre

Los pescadores con mosca solemos pasar más tiempo del que deseamos sin pescar, y, como no podía ser de otra manera, cuando no pescamos hablamos de pesca. Así se alimentan muchas de las discusiones y polémicas que se generan sobre nuestro deporte, algunas de las cuales, como trataremos de explicarlo a continuación son sólo aparentes.
La característica que define a la pesca con mosca frente a otras modalidades es que el señuelo o artificial (mosca) es lanzado no por su propio peso sino por el de la línea.
Esta definición, que es suficientemente amplia, no obstante es puesta a prueba constantemente por el empeño de muchos pescadores que pretenden excluir del ámbito de la pesca con mosca la utilización de ciertos equipos y/o materiales en la construcción de sus artes de pesca.
Así, y tan solo como uno de los tantos casos ilustrativos, quienes se enrolan en una supuesta postura ortodoxa no admiten la utilización de materiales sintéticos en la confección de las moscas, en la creencia de que ello atenta contra la historia y la tradición de nuestra pesca, sin advertir que en todos los tiempos la tradición se fue forjando con el uso de los materiales disponibles y más adecuados para los fines perseguidos, y que si en la época de Dame Juliana Berners, por ejemplo, no se usaba el flashabu, era porque éste no existía, como lo demuestran sus doce recetas de moscas, en las que queda en evidencia que echaba mano de todos los materiales que disponía para el atado.
Desechar el uso de materiales en el armado de nuestras moscas porque no son naturales, entendemos que es una limitación de las mejores posibilidades de pesca que nos brinda el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Por otra parte, la apertura cultural que significa la utilización de productos novedosos estimula la creatividad y el talento, tanto de los que imaginan la aplicación de los mismos en la pesca con mosca, como en los pescadores que descubren nuevos y distintos usos de los materiales en la constante búsqueda de mejorar la cantidad y calidad de las capturas.
Cierto es que muchas veces los nuevos productos vienen de la mano de una desenfrenada avidez comercial por su imposición en el mercado, que no repara demasiado en las bondades de los mismos en relación con los propósitos a los que están destinados, pero es en este punto en el que los pescadores debemos discernir entre la seducción que representa la utilización de la ultima novedad y las efectivas prestaciones de la misma.
Ante esta supuesta dicotomía entre los materiales “tradicionales” y “modernos”, se alza la realidad que demuestra objetivamente cómo el bead head, las patas de goma, o los brillos sintéticos, por citar sólo algunos ejemplos, han contribuido a mejorar la performance de nuestras moscas.
En conclusión, aún sin desconocer el gran arraigo que la resistencia a los cambios tiene en la naturaleza humana, nos parece que en realidad la dicotomía del título es ficticia, dado que la misma historia nos demuestra una evolución constante en los materiales empleados en nuestros aparejos, y que por lo tanto la utilización de nuevos productos no afecta a la tradición mosquera, la que preferimos honrar con actitudes de nobleza deportiva y respeto por el medio ambiente y especialmente por nuestros ocasionales contrincantes, cualquiera sea la mosca con que los tentemos.

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Publicado en: Opinión

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