A contramano

Editorial Verano 2005/06

Desde hace ya algunos años venimos observando el deterioro de la pesca en la Provincia de Corrientes. Muchos de nuestros socios, habituales pescadores de la región, nos refieren el progresivo empobrecimiento de la cantidad y calidad de las capturas de dorados.
En tales condiciones, es inevitable que las preferencias de los pescadores se vuelquen hacia otros destinos.

En virtud de tales antecedentes, nuestra Asociación ha intensificado su presencia en la región, organizando en los últimos tres años clínicas de pesca con mosca (en Ita Ibaté, Paso de la Patria y Esquina), en las que como parte esencial del programa se expusieron las inquietudes relacionadas con la necesidad de implementar prácticas conservacionistas y de cuidado del recurso. Es importante señalar, que en todos los casos estas clínicas tuvieron el apoyo de organismos oficiales, ya sea de la Secretaría de Turismo o de las Municipalidades de las ciudades en las que se realizaron los encuentros, y también que muchos guías de pesca, cabañeros, hoteleros, y representantes de otros sectores relacionados con la pesca deportiva, comprendieron rápidamente, y al rigor de sus propias experiencias, las consecuencias de la decadencia de la pesca deportiva y la imperiosa urgencia en adoptar medidas tendentes a revertir las condiciones actuales.

Así las cosas, no creímos nunca que modificar la situación imperante fuese sencillo, pero al menos esperábamos que las autoridades gubernamentales con poder de decisión sobre la materia impulsaran el cambio.

En este contexto, tomamos conocimiento de que la Dirección de Recursos Naturales de la Provincia de Corrientes, mediante la Disposición 084/05, habilitó la pesca extractiva de casi todas las especies ícticas en el Río Corriente, desde sus nacientes hasta Paso Lucero.

Cierto es que el dorado, el pez más buscado en la región por los pescadores deportivos, no está entre los que se permiten sacrificar, pero sí lo están muchos de los que se alimenta, y que aún cuando así no fuera, tienen valor deportivo propio como para protegerlos, como el pacú, el salmón (pirapitá), la boga, el manduvé, la tararira, o la corvina.

Nos parece que la norma es criticable, no solamente porque el Río Corriente, desagüe natural de los Esteros del Iberá, merece una mejor protección para toda su fauna íctica, sino también por los fundamentos que se invocaron para adoptar la medida: que la prohibición extractiva no se corresponde con la realidad social de la región. Por supuesto que sabemos de los problemas sociales y económicos que abaten a muchos argentinos, pero entendemos que estos problemas no se solucionan permitiendo la pesca extractiva; en todo caso, la falta de respuestas adecuadas para dichos problemas, consolidan las condiciones de pobreza y marginación para las cuales la pesca de supervivencia no es ni siquiera un paliativo.

La medida que criticamos, nos afecta a los pescadores deportivos porque sin dudas perjudicará aún más la población de peces de los ríos correntinos, y de allí que la consideramos a contramano de las tendencias conservacionistas y de protección de los recursos naturales. La realidad social de la región, como se declama en la disposición, también merece mejores respuestas que permitir la pesca extractiva.

Comisión Directiva

Publicado en: Editoriales Opinión

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