Tirando buenas ondas

DIVAGUES SOBRE EL CAST

por NICKY STARZENSKI

Al sonar la palabra “loop”, cualquier desprevenido habitante terrestre imaginará, según su estado “psico-momentáneo”, algún dorado rulo de la blonde Marylin M. o, tal vez, una inquietarlte pirueta de las que realizaban humeantes aparatos voladores escribiendo nombres de yerba y jabones por los cielos.

Ahora, si el susodicho pertenece al género “horno piscatoris” y , más precisamente, a la sub especie “mosquerum”, reconocerá siq titubear una de las claves del lanzamiento con mosca. Hablar de “fly casting” no resulta siempre sencillo. Explicar con letras sobre un papel aquello que debe hacerse con el cuerpo en espacios y tiempos naturalmente armónicos, presenta sus dificultades.
Ejemplo: los astutos columnistas han dejado de publicar artículos al respecto en revistas especializadas.

De todos modos, el novato -al iniciarse- buscará sumergirse en algún libro de pesca, el cual, seguramente, contará con un cápítulo dedicado al “fly cast”; aunque casi por obligación, en más de un caso.
Unos cuatro años atrás, publicamos en el entonces Boletín Mosquero, un artículo sobre el “Roll-cast”. Créasenos que no sugeríamos a nuestros lectores su exclusiva práctica hasta la aparición de la siguiente nota sobre “casting” (es decir, ésta). De ser así, el Roll de Steve Rajeff no se hubiese animado jamás a aparecer por estas comarcas.
Conviene, entonces, adentrarnos en los terrenos teórico-mágicos del cast.

La pesca con mosca es, probablemente, la más sútil de las pescas y, seguramente, la que más directamente vincula a pez y pescador. En ella sólo se lanza al agua lo mínimo e indispensable para poder pescar: un anzuelo.
A diferencia de los métodos tradicionales (en los que lanzamos un peso y anzuelos que arrastran la línea), en la pesca con mosca se lanza una línea que pesa y que, en su vuelo, arrastra la liviana mosca para llegar a la distancia requerida y de la forma requerida.
Ello ha forzado a diseñar equipos para ese fin, que funcionarán sólo si sus componentes armonizan entre sí.

Sin entrar en vagos terrenos de compatibilidad entre cañas, líneas, reels, leaders y moscas, daremos por sentado que dispondremos para nuestras prácticas de un equipo bien balanceado. De lo contrario, los resultados no serán los deseados. Elemental: no olvidar un trocito de lana de color en la punta.

Modus Operandi

Al igual que con la sartén, lo conveniente es tomar la caña por el mango. Es probable que el “grip” o forma de empuñar sea, en toda esta ciencia, lo más fácil. La comodidad nos dará la pauta. Con el tiempo se verá que para cada objetivo que el pescador se fije, encontrará solo y sin pensarlo, elgrip más apropiado y la posición del cuerpo y brazo más cómoda.

Sin duda, hasta alcanzar algún grado de práctica, el iniciado tenderá a estar tensionado durante sus lances, lo que redundará en algún dolorcito aquí y otro allá. Al comenzar las prácticas del “flycasting” debe tenerse en cuenta que se trabajarán músculos cuyo uso no es habitual, y menos en ciertas secuencias, de modo que algunas molestias serán consideradas normales en los comienzos o después de mucho tiempo sin práctica alguna. Lo mejor es adoptar posturas naturales, con la mano que empuña la caña en las cercanías del hombro y el codo algo adelante del cuerpo. Esta posición es menos cansadora ya la vez más firme.

Para lanzar líneas cortas, mantendremos la mano a la altura del cuello y cerca del hombro. Líneas más largas requerirán mantener la mano más alejada del hombro ya la altura de los ojos.
Principio fundamental: a líneas cortas arcos cortos; a líneas largas arcos largos.
Para lanzamientos realmente largos, el arco irá desde atrás y arriba de la cabeza hasta un brazo prácticamente extendido por delante ya la altura del hombro.

Una vez alcanzada cierta naturalidad podremos castear durante horas sin cansarnos, pero… ¿de qué sirven tantos divagues si dejamos a un costado el desvelador “loop” del que habláramos al principio? Para comenzar a adentramos en él, empezaremos por el ejercicio básico y primero de todo mosquero: levantar la línea del agua y volver a tenderla.
Certifico que con el conocimiento de este solo ejercicio elemental estaríamos ya en condiciones de pescar en gran cantidad de lugares, con excelentes posibilidades.

El lanzamiento es una parte importante de la pesca con mosca; pero sólo una parte.
Se recomienda practicar en un espejo de agua, pues se contribuye al cuidado de la línea y se observa la calidad de la caída (al mojarse, la línea imita la realidad de la situación de pesca).
A falta de H2O bueno es el césped, aunque las probabilidades de pique sean extremadamente remotas.

La posición deberá ser cómoda e irá variándose con el tiempo, para lograr independencia entre la parte superior del cuerpo y las piernas.
Esto es: pie izquierdo o derecho adelantado, pies paralelos, peso en una pierna o en otra, caminando lentamente, etcétera.
Para un muy primer comienzo podrá adoptarse la posición de parado, con los pies cómodamente separados.

Una vez posicionados y con la caña en la mano diestra, extenderemos unos ocho o nueve metros de línea fuera de la caña hacia adelante.
Caña horizontal en dirección a la línea; brazo flexionado y levemente hacia adelante. La otra mano sostiene la línea que viene desde el pasahilos más cercano al reel, entre los dedos pulgar e índice, con alrededor de un metro y medio de línea suelta hasta el reel.

Sugiero esta técnica, pues imita a la acción real de pesca. Por el contrario, creo que sostener la línea entre los dedos de la mano que sujeta la caña molesta al casteador, ya que los contínuos tirones de la línea distraen la suave firmeza del grip y, por otro lado, nunca se usará este método para pescar.

Estamos listos para comenzar nuestro ejercicio y nos imaginamos en el centro de la esfera de un reloj, con la caña como aguja horaria marcando las 10 (la originalidad de este ejemplo es inversamente proporcional a su efectividad).

Levantamos la caña con firmeza, mediante un movimiento suavemente acelerado, hasta detenerla apenas pasadas las 12. A medida que la línea se desplaza hacia atrás y arriba, la caña comenzará a cargarse (ésto es curvarse hacia atrás). Pasado un instante y, cuando comienza a enderezarse el rulo o “loop” que había formado la línea en el aire, llevamos la caña hacia adelante (hasta las 10) con un movimiento también suavemente acelerado. La línea se desarrollará delante nuestro y caerá extendida nuevamente en el agua.

Si todo se da de este modo durante la primera vez, hágame caso: llene ya una tarjeta de Prode. Pero, claro, normalmente siempre hay cosas para corregir.
El loop que conseguiremos, tanto atrás como adelante, puede “ser” o “no ser”. Si la vuelta que la mosca describe en el aire es demasiado amplia, evidentemente no hay loop alguno. Esta vuelta debe ser cerrada.
De aquí en adelante, nos dedicaremos al loop en sus dos variantes: cerrado o abierto.

Ahora, el loop

Conviene, en general, conservar un loop cerrado con las consiguientes ventajas: permite mayor precisión y penetra mejor en el viento, tanto adelante como atrás.

El loop cerrado se logra en base a tres factores. El primero es no pivotear la caña. Si durante el movimiento la punta de la caña describe una trayectoria, curva, la línea es tirada primero hacia arriba, luego en sentido horizontal y acto seguido hacia abajo. Fácil es imaginar el resultado: la línea describirá un gran arco. Si logramos que la punta de la caña describa una línea aproximadamente recta, conseguiremos nuestro objetivo. La línea será traccionada en una misma dirección, por lo que la “U” acostada que formará la línea al extenderse será estrecha.

No debemos mover sólo la mano (pivoteo en la muñeca), o sólo el antebrazo (pivoteo en el codo), Será el puño el que se traslade en forma casi recta, atrás y adelapte.
El segundo factor consiste en mantener la muñeca firme durante el cast. Esto ayuda a que la caña actúe, curvándose y desarrollando su potencia.
El tercero de los factores influye, al igual que el primero, en la obtención de un traslado casi rectilíneo de la punta de la caña. Se trata de aplicar la fuerza correctamente. Esto quiere decir que el movimiento debe ser acelerado y no uniforme; desde las 10 de nuestra esfera hasta la una, donde detendremos la caña abruptamente.

Allí, una vez que la línea se va estirando atrás y la caña cargándose, comenzamos -con igual aceleración- nuestro cast hacia adelante.
Suave al principio e inmediatamente acelerado.

Es importante mirar la línea mientras vuela. Tratemos de usar una amarilla o naranja iluminada por el sol, con fondo de árboles: condiciones óptimas que son, por fortuna, relativamente fáciles de lograr. Miremos el recorrido de la línea, procurando no girar en exceso la cintura al mirar atrás, para no modificar sustancialmente el movimiento. Al mirar, experimentemos.
Notaremos que, si aplicamos la fuerza al principio del arco, la mosca pasará por debajo de la línea que se va extendiendo hacia atrás. Esto, denominado “tailing loop”, puede frecuentemente producir nudos en el leader, con sus consiguientes trastornos. Se podrá también graduar la abertura del loop con la posición en que se detiene la caña.
Cuanto más arriba se detiene más cerrado es el loop y viceversa.

Transcurrido un tiempo, lograremos sentir a través de nuestra mano qué está pasando con la línea. Esto resulta importante a “l’heure bleau” -o, más bien, “noire”- matutina 0 vespertina. Allí debemos apelar a nuestro mejor “feeling”, con el fin de no hacer nudos debido a “tailing-loops”. Si no estamos seguros, resulta aconsejable revisar el leader antes del siguiente cast. De haber un nudo en la parte fina del leader perderíamos el primer pez que pique, además de la mosca por supuesto.
Uno de los ejercicios recomendados para no caer en éste drama es practicar de noche. Esto nos obliga a percibir los más sutiles corcoveos de la línea ya ajustar nuestro “timing”. El breve tiempo de espera, una vez hecho el lance hacia atrás, permitirá que la línea se desarrolle correctamente. Si este lapso resulta demasiado corto, comenzaremos
nuestro cast hacia adelante cuando la mosca esté a medio recorrido hacia atrás y conseguiremos que la línea caiga hecha un bollo cerca nuestro. Por el contrario, si es muy largo, la línea se caerá atrás y, de no engancharse, la caída adelante será catastrófica.

De todo lo dicho se desprende que sólo se logrará obtener resultados satisfactorios mediante tina real dedicación. “Lo que cuesta vale”, dicen por ahí. Claro que, difícilmente se podrá castear con una mano y mantener este boletín abierto en estas páginas en la otra.
El mejor complemento será, sin dudas, algún calificado instructor.
Mejor aún si es de nuestra Asociación.

Una respuesta a “Tirando buenas ondas”

  1. Matias Basso dice:

    Fuiste y serás un referente en esta disciplina…sobre todo por tu gran humildad y pasión para enseñarnos. Estas palabras en t recuerdo podrán ser sustentadas por aquellos que tuvimos la fortuna de haber aprendido de vos!..Gracias Nicky

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