Río Matansilla

POR JORGE DONOVAN

Cuando fui invitado, en el mes de noviembre, a Las Leñas, para evaluar las posibilidades de pesca deportiva en la zona, no me imaginaba el potencial que existe.
Los lugareños me decían que sólo los ríos Tordillo y Cobre eran pescables durante un corto período, y la verdad que el panorama no era muy halagador. El agua estaba sucia y bajaba en raudo torrente, el paso a Valle Hermoso cerrado por la nieve, de tal modo sólo pude hacer algunos intentos en el arroyo que nace en la laguna de La Niña Encantada. Hice un par de lances y prendí una linda arco iris de alrededor de 1 kg, ésto estimuló mi interés.
Al día siguiente recorrí el arroyo Las Leñas, descubrí una serie de indicadores que me hicieron pensar en realizar, de ser viable, una obra inédita en Sudamérica, aunque usada desde hace mucho tiempo en Europa y U.S.A. Mi impresión era favorable, pero quería corroborarla.
Hice un segundo viaje a principios de enero. El agua seguía corriendo muy fuerte y además no estaba demasiado clara. A pesar de ello, pude ir al Valle Hermoso y pescar en el río Tordillo, de donde saqué marrón, arco iris y Fontinalis, truchas había… Se podía pensar en hacer algo.
Las Leñas contrató un biólogo, especialista en manejo de ríos, Terry Roelof” que vino en febrero, y volvimos a Las Leñas, acompañados por Mel Krieger, gran pescador, eximio caster y especialista en turismo deportivo. A pesar de nuestros esfuerzos en el Las Leñas-Salado no pudimos sacar nada, pero constatamos la gran calidad del agua, la abundancia de comida (insectos) y la existencia de algunas truchas. Luego de estudiar bien el río, se decidió mejorarlo, dadas las buenas condiciones existentes. Pescamos bien en el Tordillo, aunque truchas no muy grandes. Este río sólo se puede mejorar con un manejo adecuado, ya que físicamente no tiene posibilidades.
En mi viaje anterior, el Sr. Juan Carlos Tretrop, me había hablado de un río remoto, donde se sacaban piezas grandes de 3 y 4 kg. En esa oportunidad quedamos en que iríamos en mi próximo viaje.
Y así lo propuse a mis compañeros, haciendo la salvedad que el río Matansilla queda a 4 horas de caballo, por la cordillera, de Las Leñas. Krieger me contó, que el había subido dos veces a un caballo en su vida y en ambas ocasiones se bajó por voluntad de su montado. Así y todo resolvió hacer un tercer intento.
Con José Peleitay de guía y Juan Carlos Tretrop como jefe de expedición, iniciamos la marcha acompañados por María Paz y Pablo Belati. El viaje resultó estupendo, no hace falta ponderar el paisaje cordillerano, es tan magnífico como ustedes lo imaginan, las 4 horas pasan tan rápido, que aun los no iniciados en las artes ecuestres, lo notan. Es cierto que hay veces, que los precipicios o los senderitos al borde de ellos, nos hacen cosquillas de aprensión o de otra cosa, sobretodo al final, que yendo por el filo, con precipicios a ambos lados se llega a un despeñadero al frente. Allá abajo, bastante lejos, corre espumante el Matansilla, y uno se pregunta. ¿Cómo se baja? .Faldeando cortito por el arenal, por suerte no es piedra.
Llegamos abajo, felizmente, pero el río… Algo increíble, un torrente de agua blanca, donde hasta las truchas se ahogan, o exagero, pero, hay truchas. Hay que encontrarlas. Creo fue el mayor desafío desde que empecé a pescar con mosca, hace 55 años.
Después de refrescarnos y almorzar, armé una caña n° 6, línea hundida y ninfa lastrada.
Buscando los lugares aparentes lanzaba una tras otra mis enormes ninfas, sin éxito. Por pura casualidad, observé una tucura viva, que daba vueltas a escasos centímetros de la orilla. No vi cuando se la comieron, pero creo que oi el ruido. La busqué de nuevo y no la encontré. Cambié el equipo, puse línea de flote y una grass hopper la coloqué en el remanso, junto a la piedra que lo formaba, escasamente un metro de diámetro, flotó cinco segundos y se produjo el pique, una marrón de 50 cm bastante gorda, que se sacrificó, para estudiar el contenido estomacal. Gran mayoría de ninfas de mayfly, alguna caddis y dos stoneflies. La tucura no estaba! Es decir que había más de una trucha en ese lugar. Durante la tarde se sacaron varias truchas, todas marrones de más de 1 kg y Terry tuvo un pique, de un pez que vimos con Mel, que pesaba seguramente más de 3 kg.
A la mañana siguiente bien temprano le hice un tiro a la grande pero no colaboró, en cambio saqué otra de 1.200 kg. Después salí a caballo a recorrer el río, lo que no fue fácil, pero pude ver muchos lugares bastante propicios.
Este río tendría grandes posibjlidades, pero lo remoto del lugar, la falta de camino, y lo corto de su temporada, me hacen pensar que por el momento habrá que dejarlo como está, El gran desafío para los pescadores de mosca, no por el tamaño, que desde ya es bueno, sino por lo ultra difícil que significa leer estas aguas.
Si bien no es un lugar de pesca excepcional, la pesca en el Tordillo es interesante y la aventura del Matansilla vale la pena experimentarla. Sobre todo a los que les interesa explorar nuevos pesqueros, que pueden combinar con una visita al norte de Neuquén, donde la pesca sí es muy buena.

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