Pesca con mosca en el Central Park

New York, ciudad cosmopolita por excelencia, la ciudad del vértigo, de los rascacielos, de la quinta avenida y sus negocios, de Broadway y sus musicales increíbles e imperdibles, del Empire State y los recuerdos de King Kong.
Del Ground Zero y el lamentable recuerdo de la estupidez humana, de Chinatown, de Little Italy, de la estatua de la libertad y así podría seguir un rato largo y aburrirlos.

Que tendrá que ver esto con una nota de pesca, bueno en principio muy poco, pero si es el comienzo de un relato de una pesca inesperada.
Hacia un tiempo con Juan Pablo Gozio estábamos organizando un viaje, con nuestras respectivas mujeres y la idea era una combinación de vacaciones y pesca, para lo cual organizamos un viaje de diez días en la zona de New York.
Lamentablemente por cuestiones de tiempo solo pudimos organizar un día de pesca en Cape Cod, unas millas al sur de Boston dónde nos esperarían los famosos striped bass. Partimos con dos resumidos equipos #8 en los bolsos y el compromiso de comprar líneas, moscas y toda cosa que nos tentara en Urban Angler de la quinta avenida.
Durante nuestras extenuantes caminatas diarias y recorriendo el Central Park, el pulmón de la gran manzana, (para los que no lo conocen y conocen los Lagos de Palermo, bueno… nada que ver) nos encontramos con un padre y un hijo pescando.
Automáticamente las mujeres quedaron de lado y nuestra actitud se convirtió en un ataque furioso de preguntas, hasta apabullar al pobre americano que dejo de pescar para poder responder a nuestro inquisidor cuestionario.
Él pescaba con pan unas carpas espantosas del laguito de Central Park alternando con señuelos de látex para tentar algún largemouth bass. Sin embargo, por lo visto, no era su día de suerte.

El niño pescaba con mosca (un equipo #3) y una imitación de lombriz de horrible confección y más dudosa capacidad de imitación. Aún no había capturado nada tampoco.
Luego de una hora de sesión fotográfica, robo descarado de la caña al nene para poder castear un rato, y despabilar los músculos en el Central Park, aunque más no sea para la foto. Cuando las mujeres empezaron a impacientarse nos fuimos pero algo quedó flotando en el aire.
Nuestras jornadas siguieron con las damas visitando cada local hasta que llegó el momento del ansiado shopping masculino. En Urban Angler nos recibía Tony Panasiti, un mendocino que pasó a mejor vida, viviendo en NYC. Como era de esperar siempre que dos pescadores visitan un local en busca de un producto específico, llenan la canasta de otros miles no buscados inicialmente. Así fue, sumado a dos horas completas de historias y experiencias de pesca
Compramos todo lo necesario y algo más. En medio de la charla, Tony, con malicia intencionada, viendo nuestro síndrome de abstinencia, mencionó en forma descarada, la posibilidad cierta de pescar en los laguitos del Central Park. Completó la seducción con una foto de un bass de unas 8 libras que tenía en su celular y que había pescado apenas dos días antes. Ya teníamos el anzuelo tragado… Lo agarramos del cuello hasta que soltó la ubicación óptima, manoteamos unas moscas de bass y salimos corriendo al destino, pocas horas de luz quedaban y había que aprovecharlas.

Imagínense el lago 3 de Febrero, a las 6 de la tarde de un sábado de primavera ahí fuimos. Disfrazados de mosqueros, con nuestros equipos 8 para sacar algo llamado bluegill (parecido a nuestras chanchitas en tamaño) y algún bass.
Juan Pablo tenía una línea de flote, que era lo aconsejable usar en ese lugar de aguas someras. Yo me las arreglaba como podía para pescar a flote con una línea Intermediate alargando el leader los más posible, pescando un poco más corto y manteniendo la punta de la caña levantada, para evitar que la línea hunda la mosca.
Usamos unas moscas de foam parecidas a nuestras Chernobil y otras a la Madame X, que fueron atacadas sin piedad por minúsculos peces. En un par de horas sacamos cerca de una docena de bass y casi el doble de bluegill. Obvio el grande salió justo ayer que nosotros no pescamos o saldrá mañana, después a nuestra partida. Con los equipos 8 estábamos muy sobredimensionados y en clavadas descuidadas hemos hecho volar a varios bluegills.
A mí se me complicó un poco más, porque la laguna estaba infestada de “russianleg” (gambarrusa entre nos) y al pescar con una línea de hundimiento, me la pase limpiando la línea casi tiro por medio.
La pesca en si, desde el punto de vista deportivo, fue un lindo pasatiempo que con el equipo apropiado podría ser fantástico. Pescar Bluegill es como pescar chanchitas, no esperen otra cosa, eso si vayan con un equipo # 2 es más aconsejable que el 8…

El bass americano pescado con mosca en las circunstancias en las que lo hicimos, tiene tanta gracia, como el discurso de un político en plena campaña
Si lo intentáramos con equipos apropiados #3, por ser un pez agresivo debería ser mucho más divertido de lo que realmente fue para nosotros, por algo es el pez mas pescado en Estados Unidos y del que se ha escrito más libros, y con el que se hacen torneos de pesca por mucha plata.
Bien, ahora que leyeron este apasionante!!! Relato de pesca, ya saben, si van a New York con sus mujeres y quieren despuntar el vicio y olvidarse de las brujas por un ratito, carguen una caña #2 o #3 en el bolso, una línea de flote y algunas mosquitas y no se pierda la gran aventura de pescar en el Central Park.

por Alejandro Kohner

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