Pesca con Mosca embarcado en el Lago Tromen

por Hugo Nochteff

“En los últimos números del Boletín Mosquero y en las conferencias de la AAPM, hemos venido tratando el tema de la pesca con mosca en los lagos. Poco a poco esta modalidad va ganando adeptos. El autor, un “purista” pescador de ríos con mosca seca, nos cuenta como poco a poco incorporó la pesca en lagos a sus salidas y excursiones. Prepárese para recibir consejos, moscas y recomendaciones…”

Al igual que el señor Antonio Lynch (Boletín Mosquero, Invierno 98), hasta hace unos pocos años pescaba con mosca sólo en ríos. Los lagos me parecían grandes palanganas, indiferenciadas y aburridas. Hasta que, como el señor Lynch, empecé a aprender a conocerlos. Desde hace unos seis años pesco algunas semanas por temporada en el lago Tromen. Este no reemplazó a los ríos, ni mucho menos. Pero ahora siento que la temporada no estaría ni cerca de completa sin esas semanas. Hay muchas formas de pescar el Tromen. Me limitaré a escribir sobre la que yo prefiero.
La gente del Refugio Pesco en Tromen parando en el llamado Refugio, al que se accede por un camino que sale del de Paso Tromen. Para mí, el Refugio mismo es ya buena parte de la pesca: uno vive allí entre gente excelente de la que es muy difícil no hacerse amigo. Poco, si algo, puede exagerarse sobre las buenas maneras, la simpatía, la decencia y la calidez de todos los que trabajan allí, desde los que manejan la hostería hasta los guías, pasando por todos los que los ayudan.
El tercer tiempo: conversación, amistad, tranquilidad, sentirse con la gente antes que con las cosas.
Pesco embarcado, con guía -que para mí es decisivo en esta pesca-. En el Refugio los tres guías que más salen (Eduardo Atosqui, Cané y Sebastián Lázaro) son todos son muy buenos. Diez sobre diez en cualquier sentido: como guías, como amigos, como compañeros de pesca, como navegadores de lagos bravos, como gente. No mencioné entre ellos a Mario Colasanto porque últimamente guía menos a menudo, debido a que cumple el papel de motor general y, junto con su esposa Rita y otro matrimonio de amigos, de back up de casi todo.
Con Mario hemos pasado aventuras de pesca inolvidables en los mejores sentidos de las dos palabras. Algunos de los que leen pensaran que esto no es escribir sobre pesca. Yo sí lo pienso y también creo que es de rigor reconocer a los amigos, y en público, lo que valen.
Por supuesto si se pesca con lancha propia y sin guía los pescadores pueden hacer, por turno, de guías.
La pesca: modalidad, época y rendimiento.
Al principio tendía a pescar el lago en noviembre y marzo, con líneas de profundidad y streamers. Desde hace algunos años, pesco a fines de diciembre y en enero o febrero, el 90% del tiempo con secas y casi todo el 10% restante con ninfas. No porque las líneas hundidas no funcionen: las truchas más grandes, especialmente las de marrones de arriba de cuatro kilos, se sacan con ellas.
¿Por qué entonces el Tromen seca o ninfas y línea flotante? Simplemente porque me gusta pescar con “floating” y -preferiblemente- tirando a las truchas que veo. Como lo demás que estoy escribiendo, esto no es tiene pretensiones normativas.

Sobre cantidad y tamaño, una aclaración. O yo soy un tronco, o sumo mal, o mis balanzas pesan de menos. O, quizás, todo ello junto.
Por eso aclaro lo que para mí es una extraordinaria pesca con seca, en cualquier lado y cualquier época. En 96 días de pesca -de distintas temporadas- un promedio general de 6 truchas diarias sin contar fontinalis -que son muchas, lindas, gordas y ricas, pero cuya pelea nunca me gustó -; peso promedio 1.750 kg.; en más que excelente forma; un promedio de poco más de dos por día de entre 2 y 2.300 kg.; y un promedio de pesos máximos por mes de unas cuatro de entre 2,900 y 3,300 kg. Esto es que lo que surge de mis notas sobre el Tromen de las cuatro últimas temporadas; las notas de otros pueden mostrar cantidades y tamaños mejores o peores. Por ejemplo, en la temporada del 96/97 Sindo Fariña sacó, con seca, una arcoiris de 3,750 kg.
Por supuesto, hay algunos pocos días de sólo una o dos y otros pocos de más de quince.
Creo, como algunos amigos que pescan en la Argentina y en otros países y zonas “blue ribbon”, que esto está entre lo mejor que puede lograrse con seca en cualquier lugar del mundo.

Los equipos.
Uso una #6 e190% del tiempo; una #7 para streamers y líneas hundidas y una #4 con calma chica, cuando las truchas se alejan de la costa y se vuelven muy pero muy ariscas. Con la primera, leader de 10 a 12 pies terminado en 3x, que al anochecer o con mucha marejada y/o con secas muy grandes (en el lago suelo usar secas enormes) subo a 2x o lx; con la segunda, leader de no más de 7 pies, tippet 2x a Ox; con la tercera, 12 pies con tippet 4x o, rogándole a todos los Santos, Sx.

Los método

Uno (el que más me gusta): ir recorriendo la costa sin tirar. Cuando vemos a una buena trucha (el plural es por el guía, que el 95% de las veces la ve primero), en general crucereando pegada a la costa, tiro adelante para que la trucha encuentre a la mosca sin desviarse de su camino.
Dos: si no se ven, tiro a los que parecen lugares buenos, o a los que sabemos que habitualmente son paraderos o secciones de recorridos de las truchas.
Un punto, tanto para los ríos como para los lagos ¿cómo se sabe cuándo un lugar es bueno? Respuesta: “horas-agua”, dedicadas preferiblemente a un mismo río o lago das hasta la vejez.
Aquí me aparto del artículo para recordar como homenaje a Jorge Donovan, que ahora, sin duda, está en la Trapálanda de los mosqueros, pescando los Chimehuines, Trafules y Malleos celestiales y también el Baradero celestial, desde su quedurante muchos días durante años. La condición para que esto sirva de algo -parafraseando a mis maestros, al grande Jorge Donovan, a Sindo Fariña ya Marcelo Morales- es hacerlo tratando de aprender y no sólo de repetir las mismas chambonarido muelle de la alcoholera.
Tres: si hay un buen “rise”… sí, eso.
Cuatro: con calma chicha, buscamos (el guía y yo) los “feeding lines” y miramos hasta ver a las truchas, tratamos de ver qué recorrido está haciendo una trucha y después yo tiro a algún punto de ese recorrido, muy lejos de la trucha, y esperamos inmóviles -todo movimiento es demasiado movi-miento- y sin darle ninguna importancia a ninguna de las demás truchas que se ven hasta que la elegida haya decido tomar la mosca, ignorarla, o rechazarla. A menos claro, que otra la tome antes.
Las que más uso (en el orden que sigue) son:
I) Variant fumace o marrón Royal Coachman y Variant grizzly, en anzuelos #16 al #12.
2) Adams del #12 al #8 (con alas “oversized”).
3) Una mayfly adulta de origen español cuyo nombre nunca supe, en #8 o #6, con alas, cola y hackle “oversized”. Una suerte de desmesura andaluza, con hackle amarillento de gallo de León; las alas grises barradas, menos altas que la Tour Biffel y del mismo gallo; la cola no tan larga como la ruta del desierto y del mismo gallo que las alas más faisán; el cuerpo de hilo o quill amarillo o rojizo; el “ribbing” de cobre muy finito o de hilo rojo.
4) Royal Wulff del #8 al #14. Si se acabaron, Royal Humpy del #10 al #14.
5) Caddis según el tamaño predominante. La que más uso es la Goddard, con antenas 2 a 2/12 veces el cuerpo, bien curvadas hacia arriba, de algún material que se deje peinar y repeinar abordo.
6) Adams parachute, con el ala de moose (sí, son poco ortodoxas y muy difíciles de ver) entre #18 -éstas en los días de calma chicha- y #10; con el ala y dorso del hackle untados con flotamoscas y el cuerpo y la cola con saliva o con algún otro hundemoscas.
7) Alguna mayfly clara, preferiblemente con alas de maIlard, especialmente una que ata Sebastián Lázaro.
8) Ninfas: Pheasant Tail Al Troth, Hare’s Bar, Zug Bug, Prince, Anchorena de Jabalí y AP Black. La última con calma chicha y en #18, las demás entre #16 y #12. A menudo, la Hare’s Bar untada para que flote bien.
9) “Terrestrials” (especialmente cascarudos, “yellow jackets” y tucuras).
10) Las infinitas otras que uno no usa a menudo, que prueba cuando pesca poco, y que permiten aumentar las esperanzas y reducir la pesca.
Parafraseando a Art Lee, esta lista de moscas -como todas- no es la lista de las que mejor andan, sino la de aquellas que usa más el que escribe la lista. Algunos buenos pescadores harían una lista de secas para Tromen que empieza y termina con la Adams Irresistible y que, eventualmente, incluye la Stimulator o algún bicho raro. Por ejemplo, mi mejor con seca en Tromen (marrón de 3,300 kg.) la saqué a mediodía, con un sol sahariano, sin viento y con una mosca de cuerpo de floss verde flúo y cola y alas de hackle amarillo cegador. Tiré a una grieta en,una punta de piedra que me gusta mucho, sin ver a la trucha, y la maleducada tomó a la caída haciendo el bochinche de una tarucha hambrienta. A pesar de ello, creo en mi lista.

Las horas y los días.
En general, las mejores horas van desde más o menos las 10 de la mañana hasta poco después de la una de la tarde, y desde las 6 de la tarde en adelante. Los días más difíciles no son los de marejada (no asocie viento y marejada con baja efectividad de las secas) sino los de calma chicha. Cuando el lago se plancha se ven truchas por todos lados. Muchas, demasiadas para la salud mental y para la cardíaca. Sacarlas es otra vidala. Alargue el leader y achique todo lo demás: caña, grosor del tippet, mosca.
Achíquese usted (esto no es una broma, pesque agachado), tome todos los ansiolíticos que puede conse guir y si quiere seguir pescando y sufriendo, y si es buen pescador, y si puede mantenerse cuerdo, siga el cuarto de los métodos que sugerí antes. Si no, váyase a la sombra y sueñe con el rise del crepúsculo. Además, como se sabe, en la Patagonia el viento no escasea y puede que al poco tiempo maldiga al viento y añore la calma chicha.

Los lugares.
Casi todas las costas dellago son buenas. Por supuesto, en cada brazo y en cada bahía hay tramos mejores y peores. y lugares clave, que se reconocen del modo que sugerí más arriba (muchas horas -agua, del guía, suyas, y mejor de ambos).
De temporada en temporada, e incluso dentro de la misma temporada, hay brazos y otros tramos de costa que pasan de estrellas a actores de reparto, y eventualmente vuelven a ser estrellas en la temporada o el mes siguiente.
Sugerencias desordenadas.
Algunas para tener la ilusión de que no enganchará la línea ni hará galletas: antes de cambiar de lugar guarde toda la línea en el reel; no deje que la línea que recogió navegue libre y líricamente en tomo del bote, suele terrninar cuidadosamente enrollada en el cubo de la hélice; no se ponga en los pies cosas llenas de relieves psicodélicos, ganchos, suelas con dibujos de cubierta pantanera y lengüetas surrealistas.
Para tratar de evitar otros males: muévase en la lancha con algo menos de torpeza que una vaca preñada y mirando qué están haciendo los demás; lleve una muda de ropa, que incluya abrigo y algún traje de agua o equivalente, aunque salga con un sol tipo Chacharramendi y sin viento. Otra: disfrácese de cazador en Africa, no de comparsa en Río de Janeiro, y no se acerque demasiado a la trucha; usted no está vadeando sino subido a un bote, para la trucha es mucho más fácil verlo. Por eso mismo, trate de no tirarle a las truchas con su sombra, sea cuidadoso, sobre todo cuando las sombras son largas en las primeras y últimas horas.
Hasta hace unos pocos años pescaba con mosca sólo en ríos.

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