JUICIO, PREJUICIO Y PESCA CON MOSCA

Por Gregorio Dunayevich

Algunas reflexiones sobre el enriquecimiento que se obtiene cuando se reconocen las semejanzas y diferencias.

Lo que mantiene unido a “nuestro grupo” es la posibilidad de compartir experiendas, intercambiar ideas y fundamentalmente a través del aprendizaje que recibimos de los demás, ir día a día descubriendo los secretos de la naturaleza.

¿Cuáles son los factores que nos separan? Con la expresión “nardsismo de las pequeñas diferendas” se conoce a un trastorno del amor propio caracterizado por una actitud rechazante hada un semejante que posee algún rasgo no común. Por ejemplo, el tradidonal enfrentamiento entre personas de distinto origen como el provenir de diferentes provindas. El que viene de la Capital tiene una actitud altanera con el pueblerino. Los del interior están orgullosos de no pertenecer al grupo de los que “viven a las corridas”. Los habitantes de la dudad de PaIis despredan a los que por vivir en las afueras no pronundan el mismo francés. En el fútbol tenemos ejemplos a veces gradosos ya veces siniestros de a dónde puede llevar ser partidarios de camisetas de diferente color. Los prejuidos radales y religiosos tienen la misma raíz. Más dramático es aún cuando alguien rechaza a quien representa su propio origen.
El mecanismo paredera responder a una necesidad de convencerse de que sólo es digno de nuestra consideradón quien comparte un mismo baluarte, bandera o marca. Se desprende que existe una inseguridad interior que debe ser sobre compensada mediante un reaseguramiento a partir de detalles nimios.

Sería como que lo ajeno si es diferente atenta contra nuestra identidad. La enfermedad denominada alergia responde a esta modelo ya veces se usa esta palabra como un metáfora para describir el sentimiento que nos produce alguien. También se puede comprender esta dificultad para aceptar la existencia del otro, diferente, como un intento de ahorro de energía, necesaria para pensar de una manera distinta.
El grupo al que pertenezco está formado por personas generosas, djspuestas a brindar todos sus conocimientos a quien esté dispuesto a recibirlos. Por ejemplo recetas para el atado de un determinado modelo de mosca, datos para llegar a un lugar de pesca, préstamo de libros o de videos, etc. Pero a veces somos (o éramos) un poco cerrados.
Voy a contar una anécdota personal a sabiendas que podña haber elegido varias otras de mi propia experiencia como también alguna de otro pescador, especialmente de los que recién se inician.
Como mi casting deja bastante que desear trato de asistir lo más regularmente posible a practicar los domingos por la mañana a Palermo.

Para aprender a darle forma al loop tengo una caña 5 y una 6, pero si se avecina un viaje de pesca trato también de practicar con una caña y línea lo más parecida posible a lo que voy a usar. Aparezco entonces una mañana en el campo con mi caña 10 y empiezo a tratar de realizar mi casting. Como siempre sucede comienzan a llegar los amigoo para saludar e intercambiar equipoo a modo de prueba. El primero que llegó toma mi equipo y se da el siguiente diálogo:
Amigo 1: Pero ésto es demasiado para el Malleo!
Yo: Es que voy a ir al mar…
Amigo 1: …llegás al ño con esta caña y las truchas salen corriendo!
Yo: Sabés que pasa vaya buscar el mar…
Amigo 1: (dejándome con la palabra en la boca) Ja Ja! ¿Vas a pescar con seca en el Malleo ? Ja Ja!
Intrigado por los comentarios del amigo 1, continúo practicando hasta la llegada de
Amigo 2: Hola! ¿Cómo te va? …pero con esta caña le cortás el labio a las truchas ¡Es mucho!
Yo: Dentro de un par de meses voy a Costa Rica a pescar tarpones.
Amigo 2: ¿No te parece un poco antideportivo usar una caña más grande que la número 7?

La mayoría de los comentarios de los demás amigos guardaron una semejanza con los que relato aquí. Me sentí un poco solo a pesar de la compañía. Me daba cuenta que no me estaban maltratando, no me hacían burla ni me habían perdido el respeto o el cariño, nada más no podían hacerse a la idea de cuál era el viaje que iba a realizar.
En otra oportunidad había surgido algo parecido con las líneas. Las líneas para mar son más duras, a una misma temperatura, que las líneas para agua dulce. En realidad, esto está mal expresado. Más que líneas para mar debeñan considerarse líneas para alta temperatura. Las líneas standard se ablandan mucho formando curvas entre los pasahilos frenándose y adhiriéndose a ellos. Una solución son las líneas más duras y rugosas al tacto mediante un braided interior. Son las llamadas saltwater specialty o también bonefish taper o tarpon taper. Las protuberancias que produce el braided hace que, con las altas temperaturas del Caribe, la línea se deslice facilmente sobre esos pequeños patines. Cuando asistí con estas líneas al parque me dijeron “no me gustan, hacen ruido y te deben gastar los pasahilos”.
La experiencia de pesca en febrero de 1993 en Costa Rica fué maravillosa. Recomiendo a todo aquel que desee iniciarse en la pesca del tarpón acudir a este lugar porque la pesca es casi segura. El tarpón se pesca tanto en el no Colorado, como en el Océano Atlántico, a la altura de la desmbocadura en el mar.

Como yo queria darme el gusto de sacar un tarpón con mi equipo, usé mi caña 10 ininterrumpidamente hasta que obtuve el primero que pesó unos 40 a 45 kg., según la estimación del guía. Me llevó una hora y 35 minutos de lucha, teniendo en cuenta que lo pesqué en el no y siguiéndolo a la deriva con la corriente del Río Colorado. A continuación guardé mi adorable caña lO y continué pescando con equipo 12 que es lo mínimo que usan en Costa Rica; en la zona estiman que pelear un tarpón más de 40 minutos es problemático para la recuperación del pez una vez soltado. Así y todo mi amigo Rubén Kechichián peleó uno en el mar durante dos horas con equipo 12 y no pudo sacarlo (los guías que lo vieron saltar calcularon unos 70 Kg.) a pesar de seguirlo con el bote impulsado por un fuera de borda de 25 HP.

Durante el retorno de este viaje me acordaba de aquella mañana en Buenos Aires y me surgió la idea de escribir esta nota. La caña 10 no era excesivamente pesada sino excesivamente liviana, como ya sabía por la bibliografia que había consultado de antemano. No fui a practicar con caña 12 porque no tengo, ya que generalmente en esos lugares la provee el guía. Pero si llegara a comprarme la 12 ¿la llevaría a Palermo?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *