Correo de lectores

Queridos lectores, a mediados de septiembre 2007, recibí un mail de invitación para un concurso de pesca con mosca a realizarse en el mes de octubre en Traslasierra, Córdoba, organizado por un grupo ambientalista y la Cámara de Comercio del Municipio local.
Después de leer: “Primer concurso provincial de pesca con mosca“ y “concurso a la mayor cantidad de piezas capturadas en dos días de evento¨, exprese en voz alta: -ésta la tengo clara-.
A continuación les cuento mi apreciación personal, sin ánimo de generar controversias al respecto, y sin aspirar a la aprobación de mis pares o de quien publique esta línea de pensamiento.

Yo concursé en pesca del Río de la Plata durante 6 o 7 años cuando tenía unos 18 de edad, fue una etapa fantástica de mi vida y mi relación con la pesca era fenomenal, hasta logré figurar en algún certamen, e incluso representé al club de mis amores en un evento internacional embarcado de mar.
Quiero decir que conozco bien el tema de concursos y que me motivó durante muchos años.
Pero hoy mi relación con la pesca es otra, estando lejos del negocio de la misma, actualmente me considero un amante de este deporte. Desde este último punto de vista, el deporte y la competencia, los veo lejos de poder aglutinarse.
La pesca con mosca exige un aprendizaje permanente, de disfrute y goce del lanzamiento, del atado y la combinación de estos elementos, con la comprensión, entendimiento y adaptación al medio y la naturaleza que lo rodea, llegando por fin a un equilibrio de fuerzas entre los elementos que modelan un buen pescador con mosca.

Por todo lo dicho anteriormente, no considero grato crear un ambiente de competencia y tensión por ganar, demostrar que se es el mejor, o el que más captura; en lo que mucho interviene la suerte, incrementando en el peor de los casos, la posibilidad de la práctica desleal, generando un ambiente casi hostil, angustiante, reticente e incluso peyorativo hacia algunos pescadores. Apenas diría que es posible dentro de nuestro deporte, algún concurso de lanzamiento o de atado, donde no se pone en juego la extracción de peces, que en definitiva son el recurso que sostiene nuestra pasión.
Sin ir mas lejos, recuerdo algún concurso de lanzamiento en épocas pasadas, y no tan pasadas, en el que han surgido discusiones entre amigos por 1 metro más o menos de distancia de línea, o sobre el espesor de la amnesia que se usó, generando situaciones de discordia que sólo han sido superadas por los años.

Claro que desde otro punto de vista podríamos decir que un concurso especializa, empuja hacia adelante y obliga a mejorar permanentemente para poder estar entre los primeros puestos, ya que concursar para no llegar no resulta, y llegar implica mejorar.
Por lo tanto y sin extenderme demasiado, no apruebo el concurso “de pesca” en la pesca con mosca, ni siquiera  en una situación de pesca con amigos, en la que suele haber alguien disgustado a la larga, y entiendo que esto no es propio del fly fishing.

La pesca con mosca en su más pura esencia es un concurso pero con uno mismo, en la soledad de un río donde veo que no pesco, y comienza el propio concurso interno por ver qué pasa, cuál es el error, qué puedo mejorar y en qué me estoy equivocando.
Y este es el tema: la experiencia de la pesca con mosca es personal, mejora con amigos y maestros, pero en definitiva siempre es personal, salvo en algunas situaciones donde es casi imposible pescar al lado de alguien todo el día, y estar evaluando como me va o me deja de ir, si pican o no.

Entre mi grupo de amigos, se juega con el tema y diría que hay algunos con deseos más competitivos que otros.
Entiendo que a veces se ponga un poco difícil el tema, sobre todo para los que vienen atrás, o están aprendiendo.
Por último reconozco mi pasado concursero, donde encontré una evolución en la pesca, y aún así tuve mis propias internas entre el fly y la competencia.
Por último pido una disculpa para todos aquellos que se sintieron afectados por mi opinión y si nos encontramos en el río, espero no me “llenen de escamas”.
Daniel Riesgo

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