Chanchas en lagunas bonaerenses, una pesca sutil

por Patricio Scorza

Chanchas en lagunas bonaerenses, una pesca sutil, por Patricio Scorza

 

 

Australoheros facetus (Jenyns 1842), vulgarmente denominada chanchita, es un pez autóctono perteneciente a la familia Cichlidae, y su distribución abarca el sur de Brasil, Uruguay, y toda la Cuenca del Plata, resultando el cíclido más austral del mundo.

Es un habitante de aguas quietas, y es común encontrarla en las lagunas bonaerenses, donde su cuerpo robusto pero comprimido se adapta al desplazamiento entre la vegetación sumergida.

Su coloración es variable, con tonos que oscilan desde el amarillo mostaza hasta el verde oscuro, y el cuerpo está surcado por rayas verticales oscuras. Las diferentes tonalidades varían en función del medio ambiente, de su alimentación, y esencialmente de su estado de ánimo, adoptando colores más oscuros ante señales de alarma.

Ha sido introducida con fines de pesca deportiva en Norteamérica, en el sur de Asia, y en algunos países europeos. En España está considerada como una especie exótica invasora.

 

 

Si bien se trata de un pez omnívoro, su dieta está formada principalmente por larvas de insectos, crustáceos, y pequeños peces como tosqueritos y madrecitas de agua.

Respecto de su reproducción, las chanchas forman parejas de por vida, y la postura y fertilización de los huevos se produce mayormente en temporada estival. Una vez eclosionados los alevinos, los adultos se manifiestan como padres celosos que velan por el resguardo de sus crías.

 

 

La Pesca

Se trata de peces en esencia “visuales”, y dado el entorno donde habitan, los días y horarios con buena luminosidad y sin viento son los ideales para tentarlas. Las chanchas suelen acercarse curiosamente a la mosca y la evalúan antes de decidirse a atacarla.

Las mejores oportunidades para pescarlas se producen entre octubre y abril.

Existe toda una cofradía de pescadores especializados en torno a esta especie, y si bien cada uno tiene sus preferencias, su atractivo se basa esencialmente en el amplio abanico de comportamientos que exhibe este pez temperamental, y la resistencia que ofrece cuando se la captura mediante equipos livianos.

 

Equipos

Su tamaño varía en función de los portes a capturar (los ejemplares más grandes pueden llegar a pesar 500 gr. en ambientes naturales), y los equipos ultralivianos Nº 1 y 2 brindan una gran sensación de pesca. También una caña 3 puede resultar una opción agradable.

Las líneas de flote son las ideales, empleando líderes de 9 pies, y tippets #3 y #4. Cuando se manifiestan difíciles, el fluorocarbon puede marcar diferencia.

 

 

Moscas

La pesca más efectiva se logra mediante el empleo de ninfas, scuds, y soft hackle, montadas en anzuelos tamaños # 12 al 18. Pequeños streamers, entre ellos wolly bugger de color negro con collar blanco, también suelen ser rendidores.

Personalmente los mejores resultados los obtengo con larvas de mosquitos, scuds, mop fly y soft hackle. Otras buenas opciones resultan hare’s ear, dragon nymph, damsel nymph, pheasant tail, prince y cooper John. Cuando las chanchas se muestran extremadamente territoriales, el uso de bead head y/o materiales UV en ninfas y scuds resultan infalibles. Durante las muchas pescas que he realizado de esta especie, he observado preferencias por el color anaranjado, aunque no de manera excluyente; en el caso de los scuds, el color verde oliva ejerce un atractivo especial, y en la mop fly el chartreuse parece irresistible.

Tácticas de pesca

La pesca de estos cíclidos se ejercita caminando, recorriendo la orilla de las lagunas hasta entablar contacto visual con ellos. Un calzado con suela blanda produce menos vibraciones en el piso, y si las chanchas están recelosas puede evitar que se espanten.

Los lanzamientos son cortos, y cuando pesco con ninfas, scuds y wets, muchas veces hago la pesca al hilo.

Si la chancha se mueve en dirección a la mosca, las posibilidades de que la tome son auspiciosas. En estos casos, una buena estrategia una vez que la mosca atrajo la atención del pez, consiste en moverla en forma vertical sin dar tirones, y tras unos instantes de estudio y contemplación, generalmente sobreviene el ataque.

 

 

Otra posibilidad a considerar es ante la presencia de ciertas estructuras sumergidas, desde aquellas naturales como troncos y ramas, hasta artificiales como trozos de alcantarillas, pues al resguardo de su sombra suelen refugiarse chanchas. En estos casos, el plan consiste en presentar la mosca en cercanías de la estructura y moverla con movimientos cortos verticales en la columna de agua, si hay peces, este proceder despertará su curiosidad, más aún cuando se usan ninfas y scuds con bead head que suma atractivo.

La pesca con moscas secas ofrece más dificultades, y suele practicarse con cierto éxito mayormente durante el verano. Los mejores resultados los he obtenido con caddis moviéndolas en el agua, siempre a pez visto; y en contadas ocasiones me han tomado micropoppers.

La acción de la clavada se ejerce simplemente moviendo la puntera de la caña con suavidad, en el momento preciso en que la boca blanda y protáctil de la chancha toma la mosca por succión. Si intentamos clavar antes, erraremos. Y si clavamos tardíamente la mosca puede resultar percibida como extraña al ser evaluada por los mecanorreceptores de la boca y ser expulsada, o peor aún puede ser tragada comprometiendo la vida del ejemplar. La tomada con secas es diferente, y la respuesta suele ser agresiva ante el desplazamiento de la mosca.

Nada es seguro cuando vamos a su encuentro, solo extremos, a veces previsibles, y otros desquiciantes. En ocasiones ganamos y en muchas nos derrotan. Nos ponen a prueba, nos desafían, nos templan. Chanchas, la pesca sutil…

 

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