Antropología Mosquera

por Juan Pablo Gozio

Continuando con la nota “El auto del pescador” dónde describía las características de todo vehículo de pescador, lo invito a recorrer estas líneas dónde bucearemos en aguas profundas, explorando y descubriendo las actitudes típicas de un “Homo Mosquerus”, considerando los numerosos obstáculos que el mundo pone para que practique su deporte preferido.
Si luego de la primera leída de esta nota le parece estar leyendo algo escrito por insanos mentales, dedíquese a otra cosa, la mosca no es su pasión. Si se identifica con algunas cosas, está entrando en el vicio, es el momento para salirse… o entrar definitiva e irremediablemente. Si se identifica con cada palabra y toma este escrito como un preciso documental de su vida, bienvenido al club! Usted está en la madurez justa para ponerse el nuevo diseño de chaleco de fuerza camuflado y reforzado con bolsillos para las cajas de moscas.
Antes de seguir, me veo en la obligación de hacerle una advertencia. Este documento está clasificado como estrictamente confidencial, debe leerlo, memorizarlo y luego destruirlo inmediatamente. Si la información descripta a continuación cayera en manos enemigas (alguna mujer) podrían peligrar las salidas de pesca de todos los pescadores del mundo. La velocidad de propagación de esta información sería superior a la del peor de los virus cibernéticos. Si usted es un pollerudo y, con el objetivo de lograr un permiso para salir a pescar, decide conciliar con el enemigo mostrándole la “tontería que escribieron en la revista del club”, me permito anunciarle que agentes de la FFIA (Fly Fishing Intelligence Agency), armados con gruesas y poco parabólicas cañas de bamboo, le caerán encima, y procederán a la incautación de todo su equipo de pesca. Maneje este documento con discreción, y tráguese esta hoja si lo sorprenden leyéndola.

Una negociación difícil

Un Homo Mosquerus (HM) se enfrenta a innumerables cuestiones que, como dijimos, atentan contra su felicidad, definida unívocamente como estar pescando. Entre ellas, se podría decir que las cuestiones familiares y, especialmente las conyugales, se encuentran en el podio. Una mujer absorbente y dependiente (calificativos inherentes e inseparables de su género) que está dispuesta a hacer todo lo posible para que usted no pesque nunca. Cuando digo nunca, usted sabe lo que significa… Es contar esa salida de medio día a la costanera de hace seis meses como: “si ya fuiste el otro día”!!!!! Esa compañera, otrora amorosa e inseparable, se convierte en una máquina de pergeñar los engaños menos éticos, limítrofes con la ilegalidad, en pos de su desdicha. Veamos estas situaciones que sufrimos los HM, las cuáles se describen en carácter enunciativo, ya que indican apenas una mínima parte del universo disponible para las féminas.
Supongamos que un HM tiene ganas de irse a pescar. En realidad en su vida hay tres estadios, preparar una salida de pesca, estar pescando y estar muerto. Para lograrlo debe someterse a una negociación digna de organismos multilaterales de crédito con un país “emergente” (por no decir de cuarta), que viene siendo usted. Sin embargo no está totalmente desarmado. El HM es un depredador entrenado y con recursos, con un solo objetivo en mente: salir a pescar todo lo posible. El HM es un león feroz con cerebro frío y calculador, un Michael Porter de la estrategia, un Napoleón de la guerra conyugal, el Freud de las relaciones familiares. El “no” dejó de ser una alternativa hace tiempo, o al menos, eso cree…

Como un sabio granjero, antes de dar el primer paso con su mujer, va preparando el terreno para la siembra. Durante un par de días previos hace todo lo que ella le pide, incluso antes que se lo pida por tercera vez. Eso sí que es entrega! Durante ese período de prueba, hace cosas como poner la ropa sucia en su lugar en vez del piso, o cambiar el rollo de papel higiénico cuando se acaba, rellenar con bebidas la heladera, cambiar esa lamparita del baño, hacer la cama (tuvo que aprender), levantar la mesa (cuántas cosas inútiles, con un pan y un cuchillo hemos acabado corderos enteros), lavar los platos (Uy, el detergente hace burbujitas!), etc. Sabe que estas nimiedades pueden predisponerla bien y así empezar su partido con algún astro alineado. Huelga decir que hablamos de un partido que se pierde desde el primer minuto por 4 a 0. Si se mueve bien, quizás hasta pueda convertir un sábado de pesca en una salida de fin de semana. Mmmm, no se haga ilusiones, es poco probable.

Habiendo salido exitoso de la etapa introductoria (llamémoslo “ataque inconsciente”), a través de hacer notar sutilmente sus “logros”, ya puede iniciar la segunda fase, la masacre consciente. El HM es extremadamente astuto en la negociación conyugal (por la experiencia acumulada) y plantea las cosas en forma tangencial:
Querida, uno de mis amigos del club dijo algo sobre pescar el sábado, pero le dije que no estaba seguro. Mmmmm, no tenemos grandes planes, verdad? –siempre expone el tema de forma que el origen de la idea (como la responsabilidad de la organización), siempre deben estar en cabeza de otro. Obviamente su amigo, otro zorro viejo como usted, está operando en forma simétrica.

Para que esta estrategia funcione, nunca, pero nunca jamás, debe juntar a su esposa con las esposas de sus amigos de pesca. La conspiración que usted y ellos arman en cada salida, sería descubierta fácilmente con un simple intercambio de información. El infierno!!!!

Sin esperar respuesta alguna, porque sabe que ella siempre tendrá algún plan más importante que su pesca (no es difícil considerando la valoración que tiene ella por su hobby), abandona el diálogo y va derecho a una casa de ropa.
Compra ese perfume que su mujer le pidió 5 veces en sus viajes al exterior, y hasta abona los dos dólares adicionales para que le den un bolso promocional espantoso y se lo envuelvan para regalo.

Hace entrega del regalo con un show digno de David Copperfield. Luces apagadas, trompetas de fondo, saumerio encendido y… sorpresa! Abrazos, mentiras sobre el afecto mutuo, emociones y el camino preparado para el ataque final. Una hinchada imaginaria lo aplaude fervorosamente. Con ojos tiernos, le pide que se lo pruebe (con usted como libidinoso testigo), concreta la fase física del proceso de persuasión y espera como un tigre en las sombras de la jungla. Esa única noche debe portarse bien, no le pide cosas raras y evita que la lujuria se convierta en la enemiga de su pesca. Mantiene claras sus prioridades, nada sexual puede estropear el foco fundamental, un medio no puede convertirse en un fin, tranquilo. Para la declaración de guerra, deje pasar ese momento, no se ponga ansioso!! Tengo amigos que no han sabido esperar y en ese momento de clímax, lanzaron la frase: “Ah, el sábado me voy a pescar”. Rostros contritos y el desastre!!!! No solo cancelaron la salida, sino que estuvieron tratando de recomponer la relación durante varios sábados seguidos, a un costo infinitamente superior. Sea paciente, recuerde que usted es el predador, oculte su objetivo final, aguarde el momento adecuado y ataque con el viento a su favor.

Sobre el final de la negociación, digamos unos cinco días antes de T0 (momento de lanzamiento de su nave: la lancha), ya no hay espacio para las indirectas, la cosa se pone frontal y evidente. Debe entrar directamente al tema y una equivocada selección de palabras o posturas puede hacerlo estrellar. El HM está en su momento de mayor tensión, sabe que está cerca pero a la vez lejos. Se arquea como un felino a punto de saltar sobre su presa, elige un momento oportuno y deja caer distraídamente la siguiente frase:
Querida –nótese el fundamental cambio de tono y la utilización del “Querida” como adulación previa al pedido– , Carlitos quiere que vaya con él a pescar el sábado. Vos sabes cuánto le cuesta manejar y tiene miedo de volver solo. Además anda medio mal con la mujer y debe querer hablar conmigo. La flagrante mentira que implica la última oración es muy efectiva. Significa que usted desea ayudar a Carlitos. Apela al subconsciente maternal de su mujer y ella se ablanda. El matador acaba con su toro, la última daga fue enviada, un beso romántico liquida el pleito y la siguiente frase la descuartiza:
En realidad no tengo muchas ganas de ir, pero lo hago por Carlitos. Llama a Carlitos y cierra los detalles, antes que ella razone y ate los muchos cabos sueltos que dejó.
Carlitos, experimentado pirata que ya cuenta con la friolera de dos felices divorcios, también apeló a una estrategia similar. Ahora entiende por qué es importante que las esposas no se conozcan? Con un llamado telefónico para “ver cómo está ella” se daría cuenta que ambas relaciones matrimoniales gozan de perfecta salud (???), y la que se estará muriendo será su salida de pesca. Mentira al descubierto, sábado de shopping…

Si todo sale bien, el HM organizó la salida de pesca. El sábado será un día de pesca inolvidable, con amigos, buena comida, aire libre. Genial. Su mujer, a modo de “compensación”, como si no hubieran sido suficientes el buen comportamiento, el perfume, los mimos y ayudarlo a Carlitos, organiza una fiesta en su casa el viernes a la noche, con compañeros de la oficina (de ella!!!! Mi Dios, qué cruel que es!!!). A modo de piquete silencioso y para que todos se enteren lo mucho que quería dar la fiesta en su casa, el HM se viste con una camisa de muchos bolsillos color rosa que usa cuándo va a pescar bonefish y pantalones desmontables celestes para “wet wading” en Chaco, ambos no han sido lavados nunca porque así traen suerte…

Como manotazo de ahogado y, dado el madrugón del día siguiente, trata de negociar una hora razonable de finalización. La breve charla se desarrolla más o menos así:
Querida, invitemos a las 6 de la tarde así terminamos temprano, digamos las 9 PM… –dice el HM queriendo establecer un rango para la negociación, si no es entre las 6 y las 9 puede estirarse hasta las entre las 7 y las 10 hs, pero no mucho más. En una negociación razonable, nadie fijaría un valor muy alejado del mínimo establecido por la otra parte… La-mentablemente su esposa no fue a los cursos de negociación de la escuela de Harvard y nunca fue razonable.

Olvídate, mañana te vas todo el día así que hoy me toca disfrutar a mí. –Alguien había hablado de rangos? Fin de la negociación, agenda y horario abierto. Algo le huele mal.
Su mundo está de cabeza, para colmo los amigos de la oficina son más jóvenes y todos solteros y solteras!!! No tienen horario!! En cambio, tienen muchas ganas de discutir temas de trabajo y compartir versiones sobre las últimas novedades picantes de la empresa como serruchadas, noviazgos y cuernos. El HM se convierte en silencioso asistente a un espectáculo insoportable. No conoce a nadie, no tiene interés en hacerlo, la apatía absoluta. Su mente vuela lejos de la reunión, en su río, ahhhhh!! Qué alivio… Vale la pena esta cruz temporaria. Lo único que lo mantiene vivo es esa salida de mañana, ese día con sus amigos en su lugar preferido. “Voy a empezar con una Yo – especial”, “cuántas alegrías me dio!!!”, qué día que vamos a pasar. Brrrrroooommmmm.
Silencio sepulcral. Brrrrroooommmmm, seguido de un flash en la ventana. Están sacando fotos? Brrrrroooommmmm, con un golpeteo suave en el techo de chapa del vecino… Mi Dios, era un trueno? El predador está acabado.

Querido, está lloviendo! –exclama su mujer con cierto aire triunfal dedicándole una mirada fulminante como habiendo entendido, con ese rayo, todas sus artimañas.– Pobrecito, con las ganas que tenías de ir a pescar… –dice con una pena fingida frente a los de la oficina.

El fin del mundo, el juicio final y al HM lo condenaron al fuego eterno. El infierno. Sube discretamente a su habitación y se encierra para retorcerse de rabia e insultar por doquier. Su desdichada noche termina a las 4 AM…

Quédense un rato más, preparo café, total Juan no va a pescar mañana por la lluvia… –dice su esposa retorciendo la daga que ya tenía clavada en su espalda.
Lo que más le duele es la sonrisa generalizada y comentarios como: “bueno, ahorrás plata, andá a la pescadería!” o “no entiendo cómo puede gustarte la pesca?”. Siente el odio latiendo en la cien, el pulso comienza a acelerarse y los ojos se le irrigan en sangre.

Todos perciben eso así que deciden dejarlo tranquilo para evitar un mal mayor.

En un rapto de odio absoluto a la raza humana no pescadora (muggles, diríamos) piensa que podría ser buen momento para probar esa pistola 38 que heredó de su abuelo. Lo único que lo detiene es que no hay buenos pesqueros cerca de las cárceles. En cambio, decide abrir una botella de scotch para ahogar las penas. No puede ahogarlas por la escasa profundidad de su vaso que sintió los embates de los compañeritos de su mujer que utilizan su última botella de Chivas 21 años como ingrediente necesario para preparar exquisitos Whiscolas… Los ve tomar la exquisita bebida en vasos plásticos descartables y la alternativa del 38 es imperativa. Se toma lo que le sobró de whisky sin contaminar y se deja caer en el sillón, como un boxeador destruido, golpeado y con la toalla en el centro del ring. Su mujer aprovecha la ola positiva y lo remata:
Bueno, si no vas a pescar podemos ir al supermercado y luego a almorzar a lo de mamá.

Esa noche, por supuesto sufre de insomnio. Se levanta 3 o 4 veces para ver la evolución climática por la ventana, Se trata de una tarea complicada en virtud del manto de lluvia torrencial que le moja los ojos. Para retomar el sueño, aprovecha esos momentos para atarse una mosquita novedosa. Medita sobre el esfuerzo realizado para lograr el permiso, la suspensión de la salida y la fiesta inolvidable, lleva su memoria hasta el origen de sus problemas: el casamiento!!! Llegan a la mente algunos detalles de color, como el calzoncillo de seda con dibujos de cañas de grafito que se había puesto para asegurar una noche con suave “acción de punta”. Y las latas que le habían atado sus amigos… al trailer de su bote… Qué bueno que había logrado no alquilar un smoking y convencer a la familia de comprar una camisa de pesca y nuevos waders de goretex. “Siempre son útiles querida, para que gastar en ropa que no usaremos más”. La luna de miel inolvidable en ese inclemente mes de mayo acampando en el Puente Blanco del río Gallegos… Menos mal que junto a la suya había otras tres carpas completas con amigos suyos. Su mujer no tenía de qué quejarse, todas las noches volvía a dormir con ella!!! Y un alto porcentaje de ellas en estado sobrio.

Luego vinieron los alevinos… perdón, los chicos. Primero el nene, Nahuel. Nombre que le costó un viaje a Europa para recuperar a su esposa. Y luego Huapi, una hermosa nena cuyo nombre anotó mientras su esposa se recuperaba de un parto complicado. La nena, hoy tiene 18 años y todavía no quiere saludarlo por “esa tontería del nombre”… Y los chicos crecieron. Recuerda ese día en que mandó a su hijo al colegio el primer día de clases con zapatos de vadeo atados con un blood knot. “Es importante que el niño vaya aprendiendo a caminar con ellos”, había dicho ante la mirada atónita de la maestra.

Sus hijos, de pequeños, encontraron todo tipo de animales en la ruta y les dio pena… les dio pena que los pase por arriba con el auto para colectar pelos. Algunos lograron esquivarlo y los recogió, pero con una condición… El perro se llamará “Scott” y el gato “Sage”. Ambos tienen una rara enfermedad de caída de pelos de la cola, que el veterinario nunca pudo explicar, sobre todo por lo parejo de los cortes… Hasta Chiche Gelblung quiso hacer un programa del tipo del Chupa Cabras, pero afortunadamente no prosperó, la Sociedad Protectora de Animales podría haberlo denunciado. Como único testigo silencioso del crimen hay un canario heredado de un vecino que lo mira desconfiado cuando lo ve tijera en mano. Un día de estos terminará atado a un 8/0 como mosca realista para tarariras. Mientras tanto usted le anula las posibilidades de “cantar” mezclándole arena en el alpiste y manteniéndolo preso en la apretada jaula…
Pero volvamos a la noche endemoniada. Termina al amanecer. Ya es de día, o al menos eso dice la radio porque es tan fuerte la tormenta que parece noche cerrada. Sigue meditando sobre el casamiento y sus consecuencias mientras ata la vigésimo tercera mosca de la noche. Los ojos rojos como testigos de una noche de poco sueño y esfuerzo para mirar el cielo.

Las salidas de pesca

No siempre es así, de vez en cuando se abre un espacio en el cielo lluvioso, los astros se ponen en fila y puede salir a pescar. Esos días perfectos, esos días que cuesta pensar que son ciertos. Sale a pescar y para en su hostería favorita. Allí tiene “su” habitación que recibe inmaculada y virginal el primer día, y la entrega convertida en un pantano hediondo con alimañas de todo tipo y aromas de los peores. La habitación, tiene un gancho para colgar los waders. Aunque la ducha no funcione, y el colchón sea el cuartel general de las pulgas y tenga más chinches que escritorio de secretaria, prefiere esa porque “le trae suerte”.

Previo a cada salida, es un ejercicio de memoria mandatario recordar las grandes escamadas que le aplicó a sus amigos con la mosca “secreta”, en esa selectiva actividad, las veces que las escamas se las trajo puestas él se encuentran cubiertas por un velo de amnesia. Y fueron tantas! En el viaje no perderá oportunidad de recordar las primeras y cambiar de tema ante la insinuación de las segundas. Si se pone insistente, para el auto y baja a hacer sus necesidades, esperando que eso enfríe el partido. Previo al viaje con un amigo escamado, recuerda pinchar la mosca venenosa con la que le propinó la escamada en el parasol del acompañante de su auto, para que su compañero de pesca no pueda quitarle la vista de encima. Veinte horas de viaje con ese signo es una situación difícil de levantar luego, en el agua.

Para elegir el destino de pesca debe apelar a los más viles recursos. Para ello desarrolló una red de inteligencia para obtener información sobre el estado de la pesca en los lugares que frecuenta, los nuevos puntos clave y las moscas que están funcionando.

También, y luego de derretir la foto con rayos de envidia, contrató un equipo multidisciplinario de agentes de la CIA, CI5 y Mossad para averiguar dónde y con qué sacaron el salmón de 25 kgs cuyo secreto se guarda en una caja de seguridad en un banco suizo.

Los vicios

Otra de las adicciones del HM es comprar. Qué cosas? No importa, todo lo que sea de pesca. Estable asociado a ebay.com y otras páginas de compras por internet, conoce los códigos de los anzuelos más modernos y el último modelo de caña. No compra todos porque teme dejar a su familia en la inanición. Se encuentra buscando una solución a través de nuevos alimentos súper genéticos radioactivos que podrían mejorar la ecuación. Todas las compras son difíciles de disimular del avezado ojo de su mujer. Ha recurrido a las más diversas artimañas para disimular la entrada de una caña. Sabe que el ingreso es el momento clave, una vez dentro, mezclada con las otras 100 es imposible de distinguir. Frases como “me la prestó Carlitos”, “este Roberto es tremendo, ya no se que hacer para que no me regale cosas” o “qué bueno, la pagué un cuarto de su valor en Luxemburgo” o “te acordás del trabajo que le hice a Fulanito? Bueno, menos mal que pude cobrarle con esta caña!” o “tengo una suerte en las rifas!” son tradicionales, pero ya las ha dicho tantas veces que no funcionan. Una vez logro un resultado aceptable comprando un jarrón para “adornar el living, querida”, del cuál, a medianoche extrajo un caro reel sin levantar la perdiz. Para mejorar su performance, crea un grupo de autoayuda para generar nuevas ideas sobre cómo derivar fondos de libre disponibilidad desde su sueldo para la compra de equipos y luego la mejor forma de introducirlos en casa. Contrataron a una sección ultra secreta de la DEA que estudia el lavado de dinero internacional para encontrar nuevas ideas. El grupo cada vez tiene más socios y hacen mejores rifas…

El hábitat

Un HM, tiene en la oficina algunos detalles clave para insinuar que es un mosquero, a saber: una caña con reel y línea en el rincón norte, una trucha de 6 kilos embalsamada detrás de su cabeza, 50 fotos de pescados bajo el vidrio de su escritorio, otras 50 en portarretratos distribuidos distraídamente por el ambiente, dos cuadros de moscas antiguas, un chaleco de pesca colgado detrás del armario (no hay que ser demasiado evidente), una morsa y materiales de atado en el primer cajón y un par de zapatos de vadeo bajo el escritorio para probárselos de tanto en tanto. Hay una foto de su arco iris de 5 kilos en su escritorio delante de la de su familia. A veces invierte el orden para recordar cómo eran. Sorprenden-temente y a pesar de tanta insinuación sutil, hay muchos que lo visitan y terminan preguntándole si le gusta la pesca… Éstos, al enterarse de su gusto por la pesca, se sienten en la obligación de contarle sus experiencias con la pesca, o la de algún pariente o vecino… Se retrotraen a juventudes con mojarreros, amigos que los invitan e incontables historias que al HM lo aburren tanto que se tiraría por la ventana si no la tuviera trabada por el belly boat.

Como comprendimos, la vida del HM es dura, con el veneno que nos inocula la primera caña de mosca que tomamos por su suave corcho vienen aparejadas las espinas. Alguna vez se imaginó cómo sería su vida sin la pesca? Shoppings, teatros, ferias artesanales, reuniones sociales, mi Dios!!! El infierno en la tierra. Espero que este artículo lo capacite para perfeccionar sus técnicas de persuasión. Permítame ser su Maquiavelo y recorra este texto todas las veces que sea necesario. Déjeme que lo convierta en un verdadero mago, un vendedor de autos usados, de seguros de vida, un embaucador de primera línea, y que esto le sirva para ir a pescar más seguido. Por favor recuerde la advertencia, si esto cae en manos del enemigo, será el fin de nuestro hobby. Este artículo se autodestruirá en 15 segundos

Dedicado a Esmeralda, mi esposa, que gracias a Dios no se parece en nada a la típica mujer de un Homo Mosquerus.

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