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Editorial
Verano/Otoño 2007
Visitantes
indeseables
Avizoramos como una amenaza para las poblaciones de peces de nuestras
aguas la posibilidad de una inminente invasión de organismos
provenientes de otras partes del mundo.
Cien años atrás comenzó la implantación
de salmónidos en la Argentina, y el concepto que entonces se
tenía acerca de los trasplantes de especies remotas a nuevos
ambientes era muy distinto del que existe en la actualidad; hoy en día
esas siembras serían calificadas de inconvenientes, considerando
la segura alteración al equilibrio ecológico que una nueva
especie produce al implantarse en un nicho existente.
Sin duda la aparición de los salmónidos en nuestros ríos
y lagos debe haber provocado una fuerte conmoción en un ambiente
antes en equilibrio al que se le incorporó un predador altamente
especializado, que encontró condiciones favorables y prosperó
a expensas de la fauna existente.
Un siglo atrás las comunicaciones internacionales eran lentas,
difíciles y costosas, mas en la actualidad el comercio entre
naciones se ha desarrollado exponencialmente, haciendo que todas las
regiones del mundo estén hoy interconectadas entre sí
permitiendo, entre otras cosas, el crecimiento del turismo como industria.
Algunos
organismos vivientes han aprovechado esta fluidez en el intercambio
para viajar como polizones en los transportes internacionales y ampliar
su dispersión más allá de su lugar de origen, tal
como la rata noruega que está en todos los puertos del mundo;
la almejita sudasiática que ha colonizado el fondo del Río
de la Plata, o el mosquito egipcio que hoy contagia el dengue en Paraguay.
Son visitantes extranjeros indeseables, plagas, infecciones, especies
invasoras que, como en el juego del go, van ocupando espacios y apoderándose
de terreno nuevo desplazando a los anteriores habitantes.
Algunas
de estas especies invasoras son una clara amenaza potencial para las
poblaciones de peces de nuestro país, y ya han demostrado en
otras regiones el efecto devastador que su presencia supone:
• El parásito originario de Europa que produce el “whirling disease”
o enfermedad del torneo, que ha diezmado las poblaciones de arcoiris
en USA utilizando como vector al tubifex, un anélido que está
presente en nuestras aguas.
• El caracol del barro de Nueva Zelanda.- Este diminuto molusco es un
invasor formidable: en pocos años desde que se lo detectó
en USA ha literalmente tapizado el fondo de algunos ríos célebres
por sus eclosiones de efímeras; su avance es incontenible, ocupa
el espacio de otras formas de vida (como las ninfas) privando a los
peces de alimento. Se reproduce en forma hermafrodita y se han medido
concentraciones de 700.000 individuos por metro cuadrado.
• El alga dydimo.- Un vegetal originario de América del Norte
que ha invadido recientemente aguas de Nueva Zelanda. Crece en los ríos
de poca corriente, formando masas de apariencia algodonosa que ocupan
el espacio vital y consumen oxígeno, deteriorando la pesca en
los ambientes que ocupa.
Existe un factor común que relaciona al whirling disease con
el caracol de Nueva Zelanda y el alga dydimo: el vector de dispersión
es idéntico; han sido los turistas pescadores provenientes de
los lugares en que estas especies están presentes, quienes viajan
con waders y botas de vadeo usadas en las que trasladan huevos, esporas
o aún pequeños ejemplares. Algunos son tan resistentes
a la desinfección que el tratamiento que hay que dar a tales
elementos para su eliminación es tan agresivo que los inutiliza
para su uso posterior.
Es muy doloroso admitir que somos los propios pescadores quienes podemos
acarrear a estos extranjeros indeseables hasta nuestras aguas.
Si
alguna de estas plagas nos alcanza será imposible erradicarla
y como las truchas hace cien años, colonizarán nuestros
ríos y lagos. El daño ecológico que causarán
a la fauna en general y a las poblaciones de peces en particular, y
por extensión a la industria del turismo es difícil de
calcular económicamente, pero sin duda será enorme.
La mejor manera que hoy tenemos de oponernos a la llegada de estas infecciones
es la prevención, evitando el ingreso a nuestro país de
equipo de vadeo usado en el extranjero, ya sea traído por un
turista extranjero o por un residente que haya pescado en el exterior.
Y así es necesario que quienes nos visiten desde el extranjero
deberán proveerse de equipo nuevo localmente, u obtener equipo
en préstamo del operador turístico que los reciba en nuestro
país, y los pescadores locales que viajen al exterior deberán
hacer lo propio.
Es necesario tomar medidas en forma inmediata por parte de las autoridades
responsables del turismo en nuestro país, y en ese sentido nuestra
Asociación ha presentado una nota advirtiendo de este peligro
ante la Secretaría de Turismo de la Nación, el 12 de diciembre
pasado; esta nota está en nuestra página web y la hemos
transmitido a todas las asociaciones y clubes de pesca con mosca en
el entendimiento de que todos tenemos responsabilidad en el conocimiento
de un peligro que se nos aproxima y sus irreparables consecuencias futuras.
La
legislación actual contempla situaciones como la presente amenaza
de una plaga invasora, por lo que no es necesario requerir leyes especiales
sino que sólo hay que aplicar las vigentes, prontamente.
Debemos también apelar a la responsabilidad en la conservación
y defensa del recurso público de quienes hacen de su uso un aprovechamiento
comercial directo: los operadores turísticos, los lodges de pesca,
los outfitters y los guías de pesca. Es habitualmente a través
de sus servicios profesionales que los pescadores extranjeros llegan
a nuestras aguas, por lo que deben ser considerados la primera -y tal
vez única- barrera de contención ante estas infecciones
que amenazan la riqueza de nuestras aguas y por ende, también
su negocio.
Las autoridades de las Provincias Patagónicas y de Parques Nacionales
deberán ocuparse de controlar y supervisar cuidadosamente el
ingreso de pescadores provenientes del exterior, así como de
los lodges y otros prestadores de servicios, regulando su actividad
para así poder poner barreras al ingreso de estos visitantes
indeseables que nos amenazan.
Comisión
Directiva
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