Qué
lindo souvenir del río Serrano!!! No les parece?
La
verdad
es que el salmón no lo saqué yo.
Ya vamos a llegar a eso.
Hacía
16 años que no pescaba este río y en temporadas pasadas
me habían contado de estos salmones. Hace unas semanas atrás
fueron por unos días a pescarlo Rafael y uno de nuestros guías
de Cameron, Jason. Sacaron con mosca varios de diferentes pesos. El
más grande fue de 16 kilos. Cómo no me iba a tentar? Conocía
el lugar y como llegar y no lo dudé.
Nos
fuimos con mi mujer después de cerrar el negocio el sábado
al mediodía habiéndome preparado durante la semana atando
moscas y armando el equipo. Según la experiencia de Jason y Rafa,
la caña tenía que ser de dos manos, no estuvieron errados,
y una línea tipo “punteras intercambiables”. Yo preparé
una de 350 grains también, más otras de diferentes pesos,
por las dudas.
El viaje fue un poco largo. Son unos 750 km desde Río Grande
hasta el mismo camping donde acampamos. Llegamos cerca de la una de
la mañana del domingo.
Al camping Rio Serrano hay una sola palabra que lo define: espectacular!
El mismo está ubicado junto al río Serrano, en el medio
de un bosquecillo, el único que hay en la zona, el mismo lugar
donde acampé 16 años atrás. Cada sitio o lote,
tiene un cobertizo tipo cabaña, muy amplio, con mesa y bancos,
construido de madera de lenga machihembrada de muy buena calidad, terminación
y diseño. Frente al cobertizo hay un fogón de hormigón
y todos los días un mozo de patio trae la leña ya cortada
y, si uno quiere, también le enciende el fogón. Cada 4
ó 6 lotes hay una cabaña grande que son los baños
con duchas. Todos los baños están preparados para discapacitados,
con rampas y otras comodidades. Hay agua caliente prácticamente
todo el día. Hay energía eléctrica desde temprano
en la mañana hasta la medianoche, hora en la que cortan el generador.
El
camping es muy prolijo, con juegos para chicos, senderos bien marcados
y cubiertos con ripio, planta de tratamiento de aguas servidas, y una
excelente atención por parte del staff de la administración.
La noche que llegamos dejaron el generador funcionando hasta las 2 de
la mañana para que nos pudiésemos acomodar.
Pero, lo más importante es la ubicación de este camping.
Está justo en el medio del área de pesca a la cual se
puede acceder caminando si uno quiere.
La pesca es GRATIS. No hay que sacar turno, pero tampoco se asignan
los pozones. Hay muchos pescadores, sobre todo chilenos aunque hay siempre
algunos extranjeros que acampan en la zona o que se alojan en alguna
hostería de las varias que hay en el Parque.
El
trato entre todos los pescadores es muy cordial y parece que todo el
mundo se conoce y trata de ayudar al recién llegado. Pero rotar
en los lugares de pesca no se estila. Tampoco hace falta. Son tantos
los lugares adecuados y tanta la extensión del río y pozones
que uno puede elegir libremente el lugar que más le gusta.
La
inmensa mayoría pesca con fierros, según la jerga chilena,
cucharas para nosotros. Y los equipos que usan son bien pesados, cucharas
de 45 gramos y tanza 0,45 (45/45). Con el revoleo de semejante artillería
llegan fácilmente al otro lado del río en algunos de sus
tramos.
El
río es de aguas cristalinas, de deshielo de los numerosos glaciares
que uno ve colgando de las mismás Torres del Paine que están
muy cerca, como cuidando majestuosamente este Parque. El río
es de corriente muy rápida y poco vadeable. En muchos lugares
se pesca desde la orilla y en pocos se puede vadear como para llegar
relativamente bien con la mosca al lugar donde se ven saltar los salmones,
correderas y pozones. Cuando digo ver saltar los salmones es justamente
eso, saltan! No es un simple lomear o algún saltito tímido.
Saltan bestias de más de 20 kilos a uno o dos metros sobre la
superficie. Saltan enfrentando la corriente o corriente abajo. Saltan
justo frente a uno, en el medio del río o en la otra orilla.
Es algo impresionante. Se le hiela la sangre a uno al ver semejantes
tamaños de salmones volando por el aire como si tal cosa.
Comencé
el domingo recorriendo el rio aguas arriba desde el camping con dirección
a la boca en el lago Toro, al cual desagua. Fui parando en todos los
lugares donde había pescadores intercambiando con ellos bromas
e información técnica sobre la pesca. En algunos de esos
lugares me quede pescando. Probé diferentes líneas y moscas
al ver la cantidad de salmones que saltaban, pero ninguno tuvo la gentileza
de tomar alguna de las moscas que yo había atado para la ocasión.
El
lanzamiento en estos lugares era bastante dificultoso debido a que la
orilla a mis espaldas tenía una barranca que me impedía
realizar un lanzamiento largo con mi 350 grains. Con la línea
de punteras intercambiables el problema era otro. El río se pesca
desde la orilla derecha. El agua corre de izquierda a derecha. El viento
sopla subiendo el río, de derecha a izquierda. Por lo tanto el
lanzamiento spey con esta línea tenia que ser sobre el hombro
izquierdo obligándome a cambiar de manos, o sea, castear con
la izquierda arriba en la empuñadura, a lo cual en el río
Grande no estamos muy acostumbrados. Una de las ventajas de estas cañas
de dos manos es que no es difícil adaptarse al lanzamiento con
la mano opuesta a la que uno esta acostumbrado. Unos tiros de práctica
son suficientes.
En
todos los pozones que pesqué esa mañana los salmones saltaban
en la parte más profunda del mismo en el medio de la corriente,
y en la corredera formada por un canal antes del ingreso al pozón.
La profundidades se deducen de la coloración del agua. El agua
es cristalina, pero a medida que se profundiza toma diferentes colores,
desde el celeste pálido en la parte poco profunda hasta el azul
oscuro o verde esmeralda en los pozones o correderas.
En
las condiciones que encontré el río en los primeros pozones
no me podía internar vadeando el río más de un
par de metros. Estaba ansioso por llegar a la boca ya que Jason me había
informado que allí podría vadear hasta casi llegar al
canal con el agua a la cintura, dejando suficiente espacio por detrás
para realizar algún casteo sobre la cabeza, y llegar con mi mosca
al otro lado del canal, permitiendo que ésta pesque cruzando
la corredera mientras la línea se hundía. Así fue
como pescaron ellos.
En
una de las paradas para charlar con los pescadores locales llegaron
dos de Porve-nir, ciudad chilena en Tierra del Fuego, que se dirigían
de regreso al camping para almorzar. Habían sacado tres salmones
durante la mañana, uno de casi 20 kilos y los otros dos unos
kilos más chicos.
Finalmente
llegué a la boca. Muy grande fue mi sorpresa cuando no encontré
la playa que me había referido Jason, playa a la cual yo tenía
que bajar para vadear hasta casi el borde del canal o corredera. El
río estaba crecido. Me lo confirmó otro pescador de Porvenir,
Carlos, que había estado pescando la semana anterior, quien me
dijo que el río había crecido más de un metro.
Tanto es así que en la zona de la boca, donde la huella de los
vehículos pasa al borde del río, la misma estaba tapada
por el agua.
Desde
allí, sin poder vadear más de diez metros de la orilla,
me iba a ser imposible llegar al canal. Mis chances de lograr un buen
salmón se desvanecieron. No obstante esto junté coraje
y me metí en el agua hasta donde pude. El agua me llegaba a la
mitad de los bolsillos de la campera. Castear en estas condiciones con
una caña de dos manos no es lo más cómodo que digamos.
Después de un tiempo de castear con los brazos por sobre mi cabeza
y ya sintiendo el cansancio, me retire unos pasos hacia atrás
hasta que el agua me dio a la cintura. De ninguna manera, ni aún
cuando el viento calmaba, podía llegar ni siquiera al centro
de la corredera. Invaria-blemente mi mosca aterrizaba en el borde de
la misma, de mi lado.
Mientras
tanto los salmones seguían saltando inyectando más adrenalina
en mis venas.
A
esa hora, casi las tres de la tarde, en el lugar donde estaba pescando
yo no había nadie excepto dos señores eslovenos, de unos
cincuenta y tantos años de edad, mochileros, que estaban acampando
en el mismo camping que nosotros.
Estuve
charlando un poco con ellos antes de entrar en el agua. Hacía
varios días que estaban allí y en dos días más
regresaban a Eslovenia vía Punta Arenas. No habían pescado
nada importante, solamente alguna truchita que sacaban por día
para su almuerzo o cena. Pescaban con fierros, 45/45.
Mientras
ellos revoleban sus cucharas bien pasando el canal yo seguía
tratando de poner mi mosca, por lo menos, dentro del canal. En un momento
determinado, apenas se había hundido mi mosca, sentí en
la caña un sacudón terrible. Tan fuerte fue que me sorprendió.
Y tanto me sorprendí que lo único que hice, como acto
reflejo, fue tensar la línea y levantar levemente la caña.
Eso de levantar levemente la caña fue una expresión de
deseo. Me fue imposible hacerlo, algo la estaba sujetando desde abajo.
En el instante que yo estaba pensando en aflojar la línea para
que esa bestia pudiese correr aguas abajo, que es lo normal para ellas,
ella salió disparada como misil y yo con mi orden del cerebro
a las manos en tránsito todavía. El resultado fue el obvio
corte.
Con
el corazón mío todavía al galope y la adrenalina
a pleno, lo primero que hice fue recoger rápidamente para volver
a castear al mismo lugar, pensando que el salmón tendría
misericordia de mí y que me estaría esperando con la bocaza
abierta para recibir mi mosca.
Hasta
este momento yo, iluso, pensaba que no se había clavado bien
y por eso soltó la mosca y que la iba a controlar con la vista
que estuviese en la punta del líder de 20 libras mientras casteaba
de nuevo a ese salmón. El salmón en cuestión, a
esa altura, estaba seguramente en el mismo Océano Pacifico de
donde es oriundo, a cien kilómetros de donde lo había
pinchado.
Apenas
levanté la línea para hacer el roll hacia adelante preparándome
para el lanzamiento, me di cuenta que algo andaba mal. No solamente
no veía la mosca, sino que tampoco veía el líder,
y la sensación en la caña al hacer el roll era diferente.
Hice el roll como pude y levante la caña para realizar un lanzamiento
sobre la cabeza pero seguía sintiendo extraña la caña.
Apenas cayó la línea al agua la recogí. Me faltaba
la mitad del shooting. Me cortó la línea!!!
Enrollé
la línea en el reel mientras salía del agua con las piernas
todavía temblando por la emoción y pensando cómo
fue que se cortó así la línea. Mientras hacía
esto los eslovenos que estaban a unos cuarenta o cincuenta metros aguas
abajo de mi posición me hacían señas. Cuando lograron
llamar mi atención uno de ellos levantó un salmón
para mostrármelo. Casi reviento de la envidia. Era un salmón
hermoso. Enorme. Perfecto. De veinte kilos.
Les
saque unas fotos a los tres con todas las cámaras que tenían.
Estaban muy contentos ellos. Yo verde.
En
un momento determinado, cuando ya nos disponíamos a retirarnos
del lugar, ellos en dirección a la Proveeduría a comprar
algunas bebidas y yo en dirección opuesta hacia mi camioneta,
el que sacó el salmón me preguntó si yo lo quería
porque ellos no lo iban a poder aprovechar.
En
un primer momento pensé “Qué bochorno!!! Yo con un pescado
ajeno!!!! No es deportivo!!!!” Y más cosas por el estilo. El
segundo pensamiento, y definitivo, fue sacarme unas fotos para hacerle
bromas a mis amigos. Después de todo, no puedo ser un “cholulo”
del río???? Cuántos cholulos hay por ahí que se
sacan fotos con sus ídolos, con alguna vedette o con alguna modelo???
Que estén en una foto con ellas no quiere decir que se las hayan
“conquistado”. Pero tienen el recuerdo de por vida de haber estado junto
a ellas. Pues bien, este cholulo, el que escribe estas líneas,
se sacó unas fotos con un salmón de 20 kilos del río
Serrano. No pude tenerlo en la punta de mi caña pero si lo voy
a tener como recuerdo de este río fascinante y como incentivo
para regresar cada vez que pueda.
Nos
fuimos del camping a la mañana siguiente, dejando atrás
el río y sus salmones, y teniendo por delante las majestuosas
Torres del Paine mientras íbamos saliendo del Parque desandando
el camino a nuestro Río Grande.
Regresaré
pronto a buscar ese salmón que se llevó mi mosca y parte
de mi línea. Pero esta vez llevaré una línea que
no se corte y espero que el río me reciba con menos agua. Aunque,
si fuese fácil sacar estos salmones con mosca estaría
yo pensando en volver?
HOME
>