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Acerca
del lastrado por
Mateo Mario Barone
Es común que después de una jornada de pesca compartida
entre amigos, al momento
de comentar los resultados y hacer la reseña de la misma, se
interroguen acerca de las moscas utilizadas poniendo mucho énfasis
en el tipo, modelo, color y tamaño, pero
¿qué hay acerca del lastrado?
Rara vez he escuchado que el tema tome relevancia entre los pescadores
locales y puedo asegurarles que, por vivir en la Patagonia y por haberme
dedicado unos cuantos años a la pesca en forma profesional, he
participado en infinidad de conversaciones de todo tipo sobre pesca
con mosca.
Cuando circunstancialmente el tema del lastrado ha surgido en alguna
de estas conversaciones, generalmente se lo analiza desde el punto de
vista de si es o no cómodo para lanzar y raramente se lo relaciona
con el resultado de la pesca; al respecto puedo agregar que la elección
de pescar con mosca en general no pasa porque es una actividad cómoda
o barata o fácil de aprender, de manera que cuando decidimos
dedicarnos a esta actividad ya hemos optado por algo que nos impone
cierta dedicación por encima de lo común. Por lo tanto
sólo nos queda entender que el lastrado puede cambiar en forma
radical nuestro rendimiento en la pesca y afrontar esta nueva cuota
de sacrificio.
Al momento de recomendar a mis amigos venir provistos de moscas de tal
o
cual tipo, pero haciendo hincapié en el hecho de que las mismas
deberían ser lastradas, detecto que una cantidad muy pequeña
de ellos tienen en cuenta la recomendación
y asumo que la mayoría resta importancia a la influencia de esta
variable en el
resultado final de la pesca.
Tengo la sensación de que el lastrado de las moscas es uno de
los temas que no ha evolucionado entre los pescadores locales de la
misma forma que ocurre en otros países, y si bien podemos encontrar
cierta convicción entre algunos de los fanáticos de la
pesca con ninfas, aún entre éstos hay un buen número
de pescadores que tratan de evitarlo a toda costa, con argumentaciones
de todo tipo, desafiando la impresionante cantidad de bibliografía
que lo recomienda.
Entre nuestros autores y maestros, ya a comienzos de la década
del 70, en diferentes notas sobre la pesca con mosca, se podía
ver la preocupación de éstos por el tema,
por ejemplo el “Mono” Villa escribía “...póngale plomo
hasta que se hunda como un piano”; cuantitativamente no aclaraba mucho,
pero su expresión era bien gráfica.
Más cercano en el tiempo Marcelo Morales, en sus innumerables
charlas, clases de atado o argumentando en su faz profesional, siempre
ha tenido un renglón destacado para el lastrado, y Mario Capovía
ha escrito alguna nota muy técnica describiendo con detalle todas
las alternativas de materiales para el lastrado en el Boletín
Mosquero del
verano de 2000/2001.
Si bien estos son sólo algunos ejemplos, los he elegido para
afianzar la idea de que a pesar de haber antecedentes que planteaban
la necesidad del lastrado desde hace bastante tiempo y de contar con
personas que han dedicado muchas horas a la
difusión de estos temas en todos los ámbitos, los resultados
de las prédicas no
parecen ser los deseables.
Por todos estos motivos creo necesario tratar de aportar algunas ideas
y argumentaciones que interesen cada vez más a pescadores en
el uso del lastrado.
Si bien hay una inmensa mayoría de pescadores que manifiestan
su predilección por la pesca en superficie y más específicamente
con moscas secas, lo cierto es que a simple vista puede verse que las
truchas disponen de alimento en superficie sólo en determinados
momentos, y aún así no siempre acompañan esta disponibilidad
con su decisión de comer en superficie.
Por otra parte está comprobado que las truchas comen la mayoría
de las veces por debajo de la superficie, y dependiendo de los autores
esta porción de la población
de las truchas que comen bajo la superficie puede encontrarse entre
un 70 y 90%.
Por tal motivo quienes quieran aprovechar su tiempo cuando las truchas
no comen
en superficie o quieran ampliar sus posibilidades de pesca tentando
con sus moscas
al universo de peces que se desechan por esperar la actividad en superficie,
deberían prestar mucha atención.
Los peces, como todo ser viviente, regulan su vida cumpliendo con el
precepto de consumir menos energía para obtener alimento que
la que ingieren al alimentarse, de manera que es más probable
tener éxito si les llevamos la comida a su ubicación en
el río, que pretender que éstos vengan a buscarla.
Si tenemos en cuenta que según las condiciones del río,
la distancia desde donde estemos tirando, las variables climáticas
etc., puede establecerse que dispondremos de un tiempo acotado para
ubicar la mosca a la distancia y a la profundidad exactas para provocar
la reacción del pez, y por otra parte se puede requerir además
la posibilidad de mejorar o modificar la forma en que la mosca navega,
para darle alguna característica más realista o que haga
a nuestro engaño más efectivo.
Se entiende claramente que estos ajustes requieren de una herramienta
adicional,
el lastrado, que bien manejada la constituyen en una de las más
importantes en
la pesca con mosca, y debemos entender al mismo tiempo que la interminable
cantidad de opciones de líneas de hundimiento y leaders no resuelven
por sí solos
todos los problemas.
El objetivo de la nota es destacar la importancia del lastrado en la
pesca con mosca y asociarlo como variable principal a tener en cuenta
a la hora del análisis de éxitos o fracasos, pero no podemos
fundamentar este análisis del problema si no describimos en general
las distintas opciones que tenemos para hacer profundizar a nuestra
mosca.
Para lograr pescar en todas las profundidades del río y en todos
los regímenes de caudal, tenemos una amplia gama de alternativas
que involucran el tipo de línea, el tipo de leader y el tipo
de mosca.
Así por ejemplo, los pescadores con ninfas usan línea
de flote, leader largo y por supuesto ninfas que pueden ser lastradas
o no; su manejo más común para controlar
la velocidad de hundimiento es adicionar lastre sobre el leader y lastrar
la mosca.
Esta combinación de línea de flote, leader emplomado y
moscas lastradas es muy efectiva ya que permite que el artificial profundice
rápidamente, mientras que la línea
de flote facilita hacer correcciones, ver los piques y levantar cómodamente
el
conjunto del agua para el próximo lance.
En algunos casos, como por ejemplo la pesca en ríos muy rápidos
con piedras expuestas, nos vemos obligados a usar mosca y leader muy
lastrado, constituyendo un verdadero desafío el poder lanzar
este conjunto, pero el breve tiempo del que disponemos para que la mosca
llegue a la zona de reacción del pez en cada pocket nos lo impone.
Si en esta situación hay algo que juega a favor nuestro es que
en general la pesca con ninfas no requiere de largos lances.
Veamos que podemos hacer con el leader, si no contamos con uno de hundimiento
o estamos usando uno convencional y decidimos no cambiarlo. Para lastrarlo
podemos usar plomo en cualquiera de sus formas, municiones partidas,
las masillas o las tiritas. También podemos optar por distribuir
el peso a lo largo del mismo, yo lo prefiero, o ubicarlo concentrado.
En el caso de usar las municiones partidas debemos tener
cuidado de no marcar el leader cuando las apretamos sobre éste,
pero si no las apretamos bien se salen, por lo que ya tenemos un conflicto
que tiene fácil solución cuando los construimos con nudos,
porque dejando una colita al atar el nudo
tenemos la posibilidad de fijar la munición en ella, apretando
la misma sin poner en
juego la integridad estructural del leader y puede ser removida rápidamente
cortándola. Ubicar el lastre cerca de la mosca genera en ésta
una acción de cabeceo durante
la recuperación, que resulta muy efectiva.
El emplomado del leader deja de ser una posibilidad si requerimos lances
muy largos dado que la alta energía puesta en juego desprende
el lastre, por lo tanto vemos que esto tampoco soluciona todos los problemas,
por lo tanto debemos avanzar sobre las moscas.
Lo primero que podemos hacer es atar la mosca en un anzuelo de alambre
grueso, es decir usar un anzuelo más pesado, y/o utilizar en
su atado elementos que ayuden a darle peso, cuerpos conformados en alambre,
bead heads, ojos, etc.
Si decidimos agregar plomo tenemos diferentes diámetros de alambre
que nos permitirán encontrar una opción adecuada para
lograr la cantidad de lastre buscada.
Los insectos acuáticos que tratamos de imitar tienden a desplazarse
con la cabeza hacia abajo y por tal motivo suele ser muy efectivo el
cabeceo ya descrito, esto lo podemos lograr ubicando plomo cerca de
la cabeza de la mosca o si estamos lastrando todo el largo de la pata
del anzuelo, poner más plomo cerca de la cabeza o en general
utilizar
un alambre de plomo más grueso en la porción de la pata
que queremos que
quede hacia abajo.
Adicionando alambre de plomo por debajo de la pata del anzuelo o sobre
ambos
flancos de la misma podremos lograr, además del lastrado buscado,
que la mosca navegue mejor equilibrada o respectivamente lograr un cuerpo
más ancho,
cosa muy buscada en el atado de ninfas.
Para quienes atan sus propias moscas, un laqueado sobre el plomo una
vez fijado a la pata del anzuelo evitará que éste manche
o tiña los materiales usados, dándole además a
la mosca un atado más resistente.
Para poder diferenciar los distintos grados de lastrado entre moscas
iguales pueden establecer un código de color o detalle de color
al cementar las cabezas.
Esto último es muy importante porque si estamos ante un río
y en un pozo
conocidos de buen rendimiento, debemos contar con la mosca que ya nos
ha
resultado exitosa anteriormente con varias alternativas de lastre que
nos permitan
pescar el lugar en cualquier época, siendo necesario poder diferenciar
una mosca de otra.
En la pesca con streamers, lo más difundido entre nuestros pescadores
es el uso de shooting heads de varias velocidades de hundimiento y en
general leaders cortos tratando de lograr que la mosca profundice lo
más uniformemente posible con el resto
de la línea. Suelen usarse también leaders de hundimiento
los cuales permiten otra opción válida para mejorar la
armonía del hundimiento del conjunto línea, leader y mosca.
Ahora bien, en esta pesca los lances son en general largos y la alternativa
de lastrado
en el leader mediante el agregado de las distintas alternativas de plomo
puede justificarse sólo en el caso de una prueba o una emergencia,
puesto que para estos tiros largos y que involucran mucha energía
ya comenté las dificultades que se presentan.
El uso de streamers lastrados más generalizado que se ha difundido
en los últimos tiempos prevé la utilización de
los bead heads, cone-heads y ojos de plomo o latón,
pero como ya comenté me parece más una moda que el convencimiento
de la necesidad de usar lastre en las moscas y si bien en casi todas
las cajas de moscas siempre
hay alguna con estos aditamentos no siempre son utilizadas con la frecuencia
necesaria y otras veces esa cantidad de lastre resulta insuficiente.
Debemos tener en cuenta que hay un cierto peso por arriba del cual se
hace imposible lanzar y por lo tanto cualquier exageración no
redundará en los beneficios esperados,
por lo que depende de cada pescador determinar ese límite en
función de los equipos
que usa en cada modalidad.
Para quienes acostumbran pescar desde arriba de una balsa los bordes
del río, con líneas de hundimiento, el ajuste de la cantidad
de lastre debe ser muy preciso como así también lo será
el tiro para evitar las continuas maniobras con la embarcación,
no siempre posibles, para recuperar una mosca enganchada en un árbol
o en las piedras del fondo. Los mejores resultados se obtienen recuperando
rápidamente la mosca sin dejar derivar
la línea, por lo que este rápido hundimiento debemos lograrlo
por lastrado ya que no tenemos el tiempo necesario para que actúen
la línea o el leader.
Como conclusión, un adecuado manejo del lastrado redundará
en una mayor efectividad en la pesca; superar la incomodidad de este
manejo requiere aceptar esta técnica, tal vez poco elegante,
que representa el costo de la citada eficacia.
Para quienes organicen una salida de pesca, sobre todo en las primeras
semanas
de la temporada, siempre asociadas a aguas altas, es casi imprescindible
contar
con un buen lote de moscas lastradas, además de las herramientas
clásicas
para la pesca en profundidad. Seguramente esta previsión hará
la diferencia.
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