Boletín Mosquero 61

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Información General

Poxy Back Mayfly

Mosca atada por Bruno Carrera.

Anzuelo: Mustad 9672 # 8.
Cola: Fibras de cola de faisán.
Bajo cuerpo: dubbing de conejo mezclado con antron.
Abdomen: Scud Back, Vinil Rib, Flexi Body o Bolsa de nylon gruesa cortada en tiritas.
Tórax: dubbing de conejo mezclado con antron.
Wing Case: cola de pavo con una gota de epoxi encima.
Cabeza: dubbing fino.
Patas: fibras de cola de faisán.

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Socios Nuevos

Les damos la bienvenida a los que se asociaron en el último trimestre.

Adherentes
3068- Catena, Eduardo
3069- Furlong, Eduardo
3070- Panozzo, Carlos
3071- González, Eduardo
3072- Cottone, Sebastián
3073- Altolaguirre, Claudio

Activos

1353- Ré, Benjamín
1354- Potocnik, Miguel
1355- Hadida, Santiago
1356- Fontana, Jorge
1357- Pérez Cortés, Hernán
1358- García Garona, Hernán
1359- Rodriguez Celin, Ariel
1360- Tagliabue, Néstor
1361- Quiroga, Estanislao

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CENA DE FIN DE TEMPORADA

El día jueves 11 de mayo de 2006 a las 20 horas realizaremos la Cena de Fin de Temporada. Como es costumbre la cita es en la Asociación de Criadores de Caballos Sangre Pura de Carrera, Av. Quintana 191, Ciudad de Buenos Aires.
Para una mejor organización y dada la importante cantidad de asistentes a las cenas anteriores, solicitamos a los Sres. Socios anunciar su concurrencia y reservar lugar en Secretaría con antelación suficiente.
Los esperamos.

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CURSO DE INICIACION

Ya tiene fechas asignadas el primer curso de iniciación a la pesca con mosca que se dictará el corriente año: los días miércoles 5, 12, 19 y 26 de abril, a las 19,30 horas, en la sede social. La inscripción es libre y gratuita y se entregará a los concurrentes material didáctico. Los socios Javier Alurralde, Alejandro Raimondo y Santiago Mariño, estarán a cargo de las clases.

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COMISION CUNSULTIVA

Los días 5, 6 y 7 de abril, están previstos para llevar a cabo la primera reunión de la Comisión Consultiva, en la Ciudad de Esquel, en la que se abordará la redacción del Reglamento de Pesca Deportiva Continental Patagónico para la temporada 2006-2007.
Representando a nuestra Asociación asistirán el presidente y el vicepresidente, señores Daniel Bebebino y Fernando Uhía.
La segunda reunión, que aún no tiene fecha asignada, se realizará en la Ciudad de Buenos Aires y seremos anfitriones en nuestra sede social.

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AGRADECIMIENTOS

Al socio Javier Alurralde por la donación de los libros “101 Innovative Fly Tying Tips”, de Charles R. Meck, y “Fishing Flies – A practical guide to the craft of fly tying”, de Martin Ford.
Al socio Carlos Villaggi por la donación de accesorios para la pesca con mosca, que fueron sorteados entre los concurrentes a la Cena de Principio de Temporada, y que por involuntario error no incluimos entre los agradecimientos del número anterior del Boletín Mosquero.
A todos los socios que anónimamente colaboran con nuestra Asociación.

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“FLYCASTING FAULTS & FIXES”

Mel Krieger, en la que otra vez sobresale su excelente capacidad didáctica para mostrarnos los errores más frecuentes en el lanzamiento y las soluciones recomendadas para su corrección.
Al igual que con las obras anteriores, Mel Krieger autorizó a nuestra Asociación a su distribución en el país, con el cargo de afectar el producto de la misma a sostener actividades conservacionistas y de cuidado del medio ambiente.
La presentación del material es en formato DVD, y en la actualidad lo disponemos en idioma inglés. Próximamente entregaremos la versión subtitulada en castellano.

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Alas de plumas

Por Bruno Carrera

A Intentaré describir tres técnicas de atado de alas de pluma, hoy dejadas un poco de lado frente al avance de las alas de pelo y de materiales sintéticos que, siendo más prácticas al momento de atar nuestras moscas, nos restan capacidad técnica y versatilidad como atadores.

Veamos la primera de las técnicas, El ala estilo Walker

Se desarrolló hace más de un siglo por el atador del cual esta mosca y técnica toman el nombre. Consiste en atar alas de pluma rígida como pueden ser de pavo, pato, etc, en forma horizontal. Esto es muy similar al método que se utiliza en las moscas tipo Spey y Dee flies y nos permite atar, por ejemplo, hermosas Stoneflies secas.

1 – Lo primero que tenemos que hacer es obtener dos secciones de pluma idénticas, simétricas y opuestas de dos plumas de ala de pavo, y reforzar sus bases con cinta adhesiva para que resistan a la torsión durante el atado (foto 1).

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2 – Lo siguiente será presentar las plumas de plano y cruzadas. El punto donde ambas alas se cruzan dependerá de la longitud del ala que deseamos lograr (foto 2).

3 – Se presentan las plumas sobre el anzuelo utilizando los dedos de la mano izquierda para que las plumas no se giren y a su vez mantengan la forma y el plano horizontal (fotos 3 y 4).

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4 – Por último, cortamos el excedente de las plumas y finalizamos la mosca poniéndole antenas (foto 5).

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Ala de hackles

Este tipo de ala no es tan antiguo como el anterior, pero su atado también se viene dejando de lado desde hace unos veinticinco años por ser un poco trabajoso. Aquí veremos cómo con un par de trucos se pueden realizar estas alas con total facilidad.

Para comenzar, se seleccionan cuatro hackles de gallo cuidándonos de obtenerlos, dos del lado derecho del cuero y dos del lado izquierdo, lo cual es importante porque las plumas además de ser simétricas en sus dimensiones deben serlo en su curvatura. (foto 6).

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Se juntan las cuatro plumas de modo que queden perfectamente alineadas y se pelan los raquis hasta el largo deseado sin dejar de presionar las plumas para que no se corran, procurando cambiar el conjunto de una mano a la otra lo menos posible. Luego, se pelan las plumas un poco por abajo como si fuese una Matuka, pero tan solo unos milímetros en la parte delantera para lograr que el ala se recueste bien sobre el cuerpo y no quede muy vertical (foto 7).

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Se atan las plumas sobre la pata del anzuelo y se aseguran con una gota de cianocrilato (La Gotita) para mantener las plumas parejas y alineadas (aunque esto va contra la tradición, se gana mucho en prolijidad y durabilidad; piense si alguna vez no perdió todos los pelos de un Bucktail mientras lanzaba.). Ver foto 8.

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Se finaliza la mosca en la forma deseada, en el caso realicé una cabeza muddler (foto 9)

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Ala tipo Muddler Minnow

 
Estas alas son conocidas por todos. La razón por la cual las he elegido, es que es muy difícil hacer que el ala no role en el sentido de las vueltas de hilo.

Para corregir este problema, he encontrado un muy buen método en el libro “Tying the Classic Salmon Fly” de Radencich. Veámoslo:

Lo primero que debemos hacer es tener el hilo tenso hacia arriba, de modo que la mano que sostiene el portabobina se sitúe por encima de la mosca. Luego presentamos las alas contra el hilo de manera que el hilo pase entre nuestro dedo pulgar y el par de alas que estamos sujetando (muy importante). Ver foto 10.

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Acto seguido, pasaremos a presentar las alas sobre el anzuelo, bajando la mano que sostiene las alas y el hilo, de modo que el hilo que estaba tenso entre las alas y el anzuelo, ahora forma media vuelta floja por debajo (foto 11).

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Completamos la vuelta haciendo que el hilo pase entre nuestro dedo índice y el par de alas. En este momento el hilo se encuentra hacia abajo. Tiramos del hilo manteniendo la presión de los dedos izquierdos sobre las alas (es fundamental). Lo que logramos con esto es que el hilo al atar haga fuerza en sentidos opuestos en lugar de hacerlo en un solo sentido. Sin soltar las alas se afirma el conjunto con dos o tres vueltas más. Ver foto 12.

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Puede verse desde arriba cómo el ala queda completamente recta (foto 13).

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Sólo resta completar la cabeza de la mosca (foto 14).

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Martín Rodríguez de La Torre

Por Daniel Riesgo

El 2 de febrero de 2006 falleció Martín Rodríguez de La Torre, antiguo socio de nuestra institución.
Pescador de vieja data y sobre todo excelente persona y amigo, poseedor de una personalidad amena y jovial.
Sus amigos, quienes lo recordamos con gran cariño, le agradecemos los momentos compartidos, los largos viajes al sur, las noches de fogón, las heladas mañanas junto al río, las nevadas del Curruhué, las flotadas, en fin, esos días inolvidables de pesca; y aunque no lo tengamos con nosotros, siempre lo recordaremos como lo que fue, un gran amigo y un ser humano de inmensa generosidad.
Todos los que lo conocimos no lo olvidaremos y le damos un sentido adiós.

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El gran escape

Relato de un día de pesca

Por “Chucao”

El alerta fue contundente, escaparon 100.000 truchas arco iris de una piscícola en las cercanías del Río Negro en Hornopirén, X Región de Chile, las mismas ya estaban a punto de ser cosechadas, con un peso cercanos a los 2 kg y con la coloración de la carne especialmente lograda para cumplir con los requerimientos establecidos por Japón, país destinatario de los peces, para dar la tonalidad exacta en la preparación de su renombrado sushi.

Nuestra predisposición a toda noticia relacionada con la pesca deportiva y la realidad que indica que las desventuras de unos siempre favorecen a otros, hizo que analizara la posibilidad de hacerme una escapada a probar suerte.
La decisión no me llevó mucho tiempo, y después del mediodía iniciaba el viaje de algo más de 5 hs. entre las ciudades de Bariloche y Puerto Montt, lugar este último donde pasaría el fin de semana en familia, y que aprovecharía como plataforma de lanzamiento para hacer un intento de pesca en el citado río durante el sábado, arrancando por la mañana muy temprano.

Sí, ya se, ir y volver en el día hasta Río Negro desde Puerto Montt es una movida, seis horas de viaje entre ida y vuelta, es cierto que son sólo 220 km en total, pero el camino mitad pavimento y mitad ripio, bastante trabado por cierto y como si esto fuera poco con trasbordador de por medio, impide hacerlo en menos tiempo. Todo eso para sólo cinco horas de pesca, pero bueno, siempre hay que negociar y el Weekend multipropósito era mi mejor alternativa, lo ideal hubiera sido hacer noche en dicha localidad y pescar por lo menos dos medios días.

Con anterioridad habíamos escuchado reiteradamente estas historias, pero como siempre, salían a relucir en oportunidades en las que no pescábamos nada y poco después, cuando nuestros eventuales anfitriones trasandinos pronunciaban el fatídico, “… ah, la semana pasada ¡Haaaaaaarto Pescaaado!”, nuestra sangre hervía y se nos nublaba la vista, pensando, “cómo puede ser que en Chile nunca estoy en el lugar y en el momento indicado”.
Esta vez la cosa era distinta, la información venía de una fuente de mi absoluta confianza, el escape era muy importante y reciente, no podía fallar.

Para quienes se sientan tentados de encarar una aventura por estos lados, de por sí, solamente el viaje vale la pena. El cambiante paisaje del lado argentino, el cruce de la frontera, el viaje hasta puerto Montt cruzando primero la región de los Lagos, luego la autopista, la campiña Chilena, flores, fauna, vegetación, vegetación y más vegetación, para concluir en el inicio de la Carretera Austral hasta Hornopirén, contorneando la costa marina, las pisciculturas, los islotes etc. constituyen un bombardeo de naturaleza que dejará conforme hasta al más exigente, satisfaciendo la demanda que todo mosquero tiene en este sentido.

Dado que esto transcurre a mediados de febrero, la afluencia de turistas del propio Chile en la zona es importante y junto con los pobladores, ancestralmente dispuestos a tomar partido de lo que la naturaleza del medio acuático les proporciona, constituyen la masa crítica de depredadores que reestablecerá en corto tiempo el equilibrio, dando alguna chance a los pocos salmónidos salvajes que todavía quedan, para que puedan hacer predominar su stock genético.
Alrededor de las 10,30 hs, ya en Río Negro, pedimos permiso para acceder al río a unos pobladores linderos al mismo, quienes al tiro nos comentaron que un par de días atrás ya habían capturado salmones, entre ellos uno de 15 kg,. Consideramos el comentario pero nuestra mente apuntaba a otra cosa.
Rápidamente nos cambiamos y armamos cañas # 6 y 7, una # 6 salt water bastante potente y una 7 de acción más delicada. Parece mucho pero el río tiene infinidad de raigones, lajas y obstáculos en general, que requieren dominar inmediatamente la pelea, por lo que consideramos que los equipos eran apropiados.

A los pocos minutos de comenzar con los lances tengo la primera tomada en una zona bastante playa pero con agua rápida, arranqué con pequeños streamers porque no veíamos actividad en superficie a pesar de la gran cantidad de insectos de todo tipo y tamaño que volaban y se posaban sobre el agua. Si bien la tomada fue muy suave la pelea fue creciendo en intensidad y luego de unos minutos liberaba una arco iris típica de piscicultura, con su aleta caudal redondeada y pequeña, también pequeña era su cabeza denotando la extrema juventud del ejemplar, pero el importante volumen y su peso le proporcionaban gran fuerza, que compensaba las atrofias parciales en las aletas.
El río se presentaba muy claro y transparente, el mediodía también era sumamente soleado y luminoso, lo que nos permitía ver el desplazamiento de los peces hacia nuestras pequeñas moscas, esto junto a nuestra ansiedad, provocó la pifia en alguna que otra clavada anticipada, pero rápidamente le tomamos la mano.

La cantidad de obstáculos que presenta tan hermoso río es infinita y es precisamente entre los mismos donde se ubican estas truchas, las cuales una vez clavadas, intentan recuperar el refugio que tenían. Esta situación nos obliga, tal como lo habíamos pensado de antemano, a forzarlas para que la pelea se de en los pequeños espacios de aguas abiertas, tal situación nos produce algunos cortes, ya que las condiciones climáticas, sol pleno y muy poco viento, nos indujeron a utilizar finos tippets.
La sucesión de capturas nos muestra la regularidad en el tamaño de los peces aunque cada tanto aparece alguno más grande o más pequeño, pero como siempre ocurre las más grandes y peleadoras lograron salirse con la suya escapando nuevamente.
El volcán Hornopirén da marco al paisaje, el resto lo aportan un hermoso día, el río y la vegetación.

Nosotros, distanciados unos 50 metros, vamos bajando el río entusiasmados por la sucesión de piques y las largas peleas que nos dan las truchas, el tramo de río elegido nos permite seguirlo sin muchos problemas por unos 500 m, luego como suele ser común en Chile, nos vemos obligados, por un par de barrancas, a adentrarnos en el bosque tratando de alcanzar el siguiente tramo de río, una recta profunda con una de las costas bien sombreadas, pero a pesar de nuestros intentos, no rinde de la misma forma que el tramo anterior, algo más playo y con infinidad de variantes y obstáculos.

El tiempo ha volado, decidimos suspender el almuerzo y dejarlo para el viaje de vuelta, luego pescamos nuevamente los primeros 500 m. Para nuestra sorpresa volvemos a tener respuesta e incluso una de ellas resulta ser algo más grande que el promedio y bastante más potente, encarando para un raigón al final de la corredera, mis intentos de frenarla son inútiles y casi sobre el raigón debo forzar la situación ocasionando el inevitable corte, una lástima.
De nuestras últimas capturas damos cuenta de un par de ejemplares para verificar sus calidades culinarias en la cena, dejando que el resto del problema lo solucionen nuestros vecinos y dueños de casa, que en muchedumbre pueden verse en los lugares de más fácil acceso dándole duro y parejo al gran escape.

Ya cambiados, después de transcurridas unas 5 hs. de actividad continua y ahora en viaje de vuelta, al ingresar en la población vemos salir del río Cuchildeo, pequeño afluente del Negro con buen caudal y que es fuente de suministro de agua para alguna de las pisciculturas, un par de Chiquitos de entre 8 y 10 años, con su latita y colgando de una cuerda que entre los dos a gatas sostienen, llevan 6 truchas, dos de ellas de tamaño espectacular, de lo más grande del escape, su alegría y excitación describen con verdadera exactitud la situación, seguro sería la mejor foto del día, lamentablemente retomar la calle se me torna dificultoso y cuando desandamos el camino éstos ya habían desaparecido tan rápido como aparecieron.
La imagen me queda grabada y me hace replantear algunos puntos de vista sobre la pesca en esta zona algo que ya esbocé al principio del relato.
Más relajados encaramos el viaje de vuelta prestándole más atención al paisaje y a los detalles de lo que vemos, realmente valió la pena, una experiencia para repetir.

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Souvenir de lujo

Por Marcos Czerwinski

Qué lindo souvenir del río Serrano!!! No les parece?

La verdad es que el salmón no lo saqué yo.
Ya vamos a llegar a eso.

Hacía 16 años que no pescaba este río y en temporadas pasadas me habían contado de estos salmones. Hace unas semanas atrás fueron por unos días a pescarlo Rafael y uno de nuestros guías de Cameron, Jason. Sacaron con mosca varios de diferentes pesos. El más grande fue de 16 kilos. Cómo no me iba a tentar? Conocía el lugar y como llegar y no lo dudé.

Nos fuimos con mi mujer después de cerrar el negocio el sábado al mediodía habiéndome preparado durante la semana atando moscas y armando el equipo. Según la experiencia de Jason y Rafa, la caña tenía que ser de dos manos, no estuvieron errados, y una línea tipo “punteras intercambiables”. Yo preparé una de 350 grains también, más otras de diferentes pesos, por las dudas.
El viaje fue un poco largo. Son unos 750 km desde Río Grande hasta el mismo camping donde acampamos. Llegamos cerca de la una de la mañana del domingo.

Al camping Rio Serrano hay una sola palabra que lo define: espectacular! El mismo está ubicado junto al río Serrano, en el medio de un bosquecillo, el único que hay en la zona, el mismo lugar donde acampé 16 años atrás. Cada sitio o lote, tiene un cobertizo tipo cabaña, muy amplio, con mesa y bancos, construido de madera de lenga machihembrada de muy buena calidad, terminación y diseño. Frente al cobertizo hay un fogón de hormigón y todos los días un mozo de patio trae la leña ya cortada y, si uno quiere, también le enciende el fogón. Cada 4 ó 6 lotes hay una cabaña grande que son los baños con duchas. Todos los baños están preparados para discapacitados, con rampas y otras comodidades. Hay agua caliente prácticamente todo el día. Hay energía eléctrica desde temprano en la mañana hasta la medianoche, hora en la que cortan el generador.

El camping es muy prolijo, con juegos para chicos, senderos bien marcados y cubiertos con ripio, planta de tratamiento de aguas servidas, y una excelente atención por parte del staff de la administración. La noche que llegamos dejaron el generador funcionando hasta las 2 de la mañana para que nos pudiésemos acomodar.

Pero, lo más importante es la ubicación de este camping. Está justo en el medio del área de pesca a la cual se puede acceder caminando si uno quiere.
La pesca es GRATIS. No hay que sacar turno, pero tampoco se asignan los pozones. Hay muchos pescadores, sobre todo chilenos aunque hay siempre algunos extranjeros que acampan en la zona o que se alojan en alguna hostería de las varias que hay en el Parque.

El trato entre todos los pescadores es muy cordial y parece que todo el mundo se conoce y trata de ayudar al recién llegado. Pero rotar en los lugares de pesca no se estila. Tampoco hace falta. Son tantos los lugares adecuados y tanta la extensión del río y pozones que uno puede elegir libremente el lugar que más le gusta.

La inmensa mayoría pesca con fierros, según la jerga chilena, cucharas para nosotros. Y los equipos que usan son bien pesados, cucharas de 45 gramos y tanza 0,45 (45/45). Con el revoleo de semejante artillería llegan fácilmente al otro lado del río en algunos de sus tramos.

El río es de aguas cristalinas, de deshielo de los numerosos glaciares que uno ve colgando de las mismás Torres del Paine que están muy cerca, como cuidando majestuosamente este Parque. El río es de corriente muy rápida y poco vadeable. En muchos lugares se pesca desde la orilla y en pocos se puede vadear como para llegar relativamente bien con la mosca al lugar donde se ven saltar los salmones, correderas y pozones. Cuando digo ver saltar los salmones es justamente eso, saltan! No es un simple lomear o algún saltito tímido. Saltan bestias de más de 20 kilos a uno o dos metros sobre la superficie. Saltan enfrentando la corriente o corriente abajo. Saltan justo frente a uno, en el medio del río o en la otra orilla. Es algo impresionante. Se le hiela la sangre a uno al ver semejantes tamaños de salmones volando por el aire como si tal cosa.

Comencé el domingo recorriendo el rio aguas arriba desde el camping con dirección a la boca en el lago Toro, al cual desagua. Fui parando en todos los lugares donde había pescadores intercambiando con ellos bromas e información técnica sobre la pesca. En algunos de esos lugares me quede pescando. Probé diferentes líneas y moscas al ver la cantidad de salmones que saltaban, pero ninguno tuvo la gentileza de tomar alguna de las moscas que yo había atado para la ocasión.

El lanzamiento en estos lugares era bastante dificultoso debido a que la orilla a mis espaldas tenía una barranca que me impedía realizar un lanzamiento largo con mi 350 grains. Con la línea de punteras intercambiables el problema era otro. El río se pesca desde la orilla derecha. El agua corre de izquierda a derecha. El viento sopla subiendo el río, de derecha a izquierda. Por lo tanto el lanzamiento spey con esta línea tenia que ser sobre el hombro izquierdo obligándome a cambiar de manos, o sea, castear con la izquierda arriba en la empuñadura, a lo cual en el río Grande no estamos muy acostumbrados. Una de las ventajas de estas cañas de dos manos es que no es difícil adaptarse al lanzamiento con la mano opuesta a la que uno esta acostumbrado. Unos tiros de práctica son suficientes.

En todos los pozones que pesqué esa mañana los salmones saltaban en la parte más profunda del mismo en el medio de la corriente, y en la corredera formada por un canal antes del ingreso al pozón. La profundidades se deducen de la coloración del agua. El agua es cristalina, pero a medida que se profundiza toma diferentes colores, desde el celeste pálido en la parte poco profunda hasta el azul oscuro o verde esmeralda en los pozones o correderas.

En las condiciones que encontré el río en los primeros pozones no me podía internar vadeando el río más de un par de metros. Estaba ansioso por llegar a la boca ya que Jason me había informado que allí podría vadear hasta casi llegar al canal con el agua a la cintura, dejando suficiente espacio por detrás para realizar algún casteo sobre la cabeza, y llegar con mi mosca al otro lado del canal, permitiendo que ésta pesque cruzando la corredera mientras la línea se hundía. Así fue como pescaron ellos.

En una de las paradas para charlar con los pescadores locales llegaron dos de Porve-nir, ciudad chilena en Tierra del Fuego, que se dirigían de regreso al camping para almorzar. Habían sacado tres salmones durante la mañana, uno de casi 20 kilos y los otros dos unos kilos más chicos.

Finalmente llegué a la boca. Muy grande fue mi sorpresa cuando no encontré la playa que me había referido Jason, playa a la cual yo tenía que bajar para vadear hasta casi el borde del canal o corredera. El río estaba crecido. Me lo confirmó otro pescador de Porvenir, Carlos, que había estado pescando la semana anterior, quien me dijo que el río había crecido más de un metro. Tanto es así que en la zona de la boca, donde la huella de los vehículos pasa al borde del río, la misma estaba tapada por el agua.

Desde allí, sin poder vadear más de diez metros de la orilla, me iba a ser imposible llegar al canal. Mis chances de lograr un buen salmón se desvanecieron. No obstante esto junté coraje y me metí en el agua hasta donde pude. El agua me llegaba a la mitad de los bolsillos de la campera. Castear en estas condiciones con una caña de dos manos no es lo más cómodo que digamos. Después de un tiempo de castear con los brazos por sobre mi cabeza y ya sintiendo el cansancio, me retire unos pasos hacia atrás hasta que el agua me dio a la cintura. De ninguna manera, ni aún cuando el viento calmaba, podía llegar ni siquiera al centro de la corredera. Invaria-blemente mi mosca aterrizaba en el borde de la misma, de mi lado.

Mientras tanto los salmones seguían saltando inyectando más adrenalina en mis venas.

A esa hora, casi las tres de la tarde, en el lugar donde estaba pescando yo no había nadie excepto dos señores eslovenos, de unos cincuenta y tantos años de edad, mochileros, que estaban acampando en el mismo camping que nosotros.

Estuve charlando un poco con ellos antes de entrar en el agua. Hacía varios días que estaban allí y en dos días más regresaban a Eslovenia vía Punta Arenas. No habían pescado nada importante, solamente alguna truchita que sacaban por día para su almuerzo o cena. Pescaban con fierros, 45/45.

Mientras ellos revoleban sus cucharas bien pasando el canal yo seguía tratando de poner mi mosca, por lo menos, dentro del canal. En un momento determinado, apenas se había hundido mi mosca, sentí en la caña un sacudón terrible. Tan fuerte fue que me sorprendió. Y tanto me sorprendí que lo único que hice, como acto reflejo, fue tensar la línea y levantar levemente la caña. Eso de levantar levemente la caña fue una expresión de deseo. Me fue imposible hacerlo, algo la estaba sujetando desde abajo. En el instante que yo estaba pensando en aflojar la línea para que esa bestia pudiese correr aguas abajo, que es lo normal para ellas, ella salió disparada como misil y yo con mi orden del cerebro a las manos en tránsito todavía. El resultado fue el obvio corte.

Con el corazón mío todavía al galope y la adrenalina a pleno, lo primero que hice fue recoger rápidamente para volver a castear al mismo lugar, pensando que el salmón tendría misericordia de mí y que me estaría esperando con la bocaza abierta para recibir mi mosca.

Hasta este momento yo, iluso, pensaba que no se había clavado bien y por eso soltó la mosca y que la iba a controlar con la vista que estuviese en la punta del líder de 20 libras mientras casteaba de nuevo a ese salmón. El salmón en cuestión, a esa altura, estaba seguramente en el mismo Océano Pacifico de donde es oriundo, a cien kilómetros de donde lo había pinchado.

Apenas levanté la línea para hacer el roll hacia adelante preparándome para el lanzamiento, me di cuenta que algo andaba mal. No solamente no veía la mosca, sino que tampoco veía el líder, y la sensación en la caña al hacer el roll era diferente. Hice el roll como pude y levante la caña para realizar un lanzamiento sobre la cabeza pero seguía sintiendo extraña la caña. Apenas cayó la línea al agua la recogí. Me faltaba la mitad del shooting. Me cortó la línea!!!

Enrollé la línea en el reel mientras salía del agua con las piernas todavía temblando por la emoción y pensando cómo fue que se cortó así la línea. Mientras hacía esto los eslovenos que estaban a unos cuarenta o cincuenta metros aguas abajo de mi posición me hacían señas. Cuando lograron llamar mi atención uno de ellos levantó un salmón para mostrármelo. Casi reviento de la envidia. Era un salmón hermoso. Enorme. Perfecto. De veinte kilos.

Les saque unas fotos a los tres con todas las cámaras que tenían. Estaban muy contentos ellos. Yo verde.

En un momento determinado, cuando ya nos disponíamos a retirarnos del lugar, ellos en dirección a la Proveeduría a comprar algunas bebidas y yo en dirección opuesta hacia mi camioneta, el que sacó el salmón me preguntó si yo lo quería porque ellos no lo iban a poder aprovechar.

En un primer momento pensé “Qué bochorno!!! Yo con un pescado ajeno!!!! No es deportivo!!!!” Y más cosas por el estilo. El segundo pensamiento, y definitivo, fue sacarme unas fotos para hacerle bromas a mis amigos. Después de todo, no puedo ser un “cholulo” del río???? Cuántos cholulos hay por ahí que se sacan fotos con sus ídolos, con alguna vedette o con alguna modelo??? Que estén en una foto con ellas no quiere decir que se las hayan “conquistado”. Pero tienen el recuerdo de por vida de haber estado junto a ellas. Pues bien, este cholulo, el que escribe estas líneas, se sacó unas fotos con un salmón de 20 kilos del río Serrano. No pude tenerlo en la punta de mi caña pero si lo voy a tener como recuerdo de este río fascinante y como incentivo para regresar cada vez que pueda.

Nos fuimos del camping a la mañana siguiente, dejando atrás el río y sus salmones, y teniendo por delante las majestuosas Torres del Paine mientras íbamos saliendo del Parque desandando el camino a nuestro Río Grande.

 

Regresaré pronto a buscar ese salmón que se llevó mi mosca y parte de mi línea. Pero esta vez llevaré una línea que no se corte y espero que el río me reciba con menos agua. Aunque, si fuese fácil sacar estos salmones con mosca estaría yo pensando en volver?

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Pescando cerca de casa

Por Marcos Córdoba

Ya pasaron más de 20 años desde que lancé mi primera mosca a las aguas del río Limay intentando atrapar una trucha.

En aquellos años yo residía en la ciudad de Neuquén, y mis ganas de aprender contaron con la tremenda ventaja de pescar muchas horas a la semana gracias a la corta distancia que separaban las orillas del río de mi hogar.

Luego regresé a Mar del Plata y poco tiempo después estaba dedicado en forma profesional al deporte de la pesca con mosca.

A pesar de la costumbre a los continuos viajes las distancias se hacían notar. Preparativos, equipamiento para varios días y constante adaptación.

Algunos años después y con algunas metas alcanzadas comencé a mirar el mar, luego las lagunas y finalmente todo charco que pueda albergar a un pez. Todos sitios que no estaban más allá de una hora de mi hogar.
Las experiencias de pesca con mosca en el mar demandaron un esfuerzo distinto, tal vez más duro.

Las prácticas en las lagunas, arroyos y canales cercanos a Mar del Plata siempre estuvieron acompañadas del aliento y lo que es más importante aún, de la información que me brindaban algunos pescadores con mosca tan o más inquietos que yo. Dicha información tenía su origen en las cada vez más asiduas excursiones de pesca con mosca que estos pescadores realizaban en aguas locales.

Es así que al tomar un mejor conocimiento de los ambientes y de los hábitos de los peces adapté métodos de pesca, los equipos y las moscas a las nuevas circunstancias.

Lo que sigue no es más que una rápida descripción de las distintas alternativas de pesca con mosca que existen alrededor de Mar del Plata y que algunos pescadores aprovechamos logrando de este modo satisfacer nuestro gusto por este deporte, y a su vez descubrir los caminos más efectivos para pescar peces a los que normalmente no se les presenta una mosca con el fin de capturarlos.

La pesca con mosca en las aguas de mar que circundan a Mar del Plata es mucho más efectiva si se realiza desde una embarcación. Esto es debido a la merma que se observa desde hace muchos años atrás en la pesca desde la costa.

Escasos minutos de navegación permiten arribar a muy buenos pesqueros de anchoas de banco, palometas, pejerreyes, etc. Otros sitios cercanos posibilitan la captura de meros, chanchetas, besugos, pescadillas, etc.

Es muy importe contar con un “capitán” que conozca estos buenos puntos de pesca. En Mar del Plata los hay, el problema es que desconocen las técnicas de la pesca con mosca y no dominan maniobras que les permitan contrarrestar las derivas que el viento provoca en la embarcación.

No es una exageración cuando digo que dadas unas buenas condiciones para pescar el que conspira contra el éxito es el propio “capitán”.

No uso la calificación de “guía de pesca con mosca en el mar” pues en Mar del Plata no los hay.

Un buen guía no sólo debe saber dónde están los peces, debe dominar las artes de pesca, saber y enseñar al cliente qué hacer para pescarlos. Se “guía” todo el camino que conduce a la captura de un pez, no sólo hasta donde el pez se encuentra.

Un “capitan” dispuesto a oír a sus clientes, que deben tener cierto dominio de la pesca con mosca, es la mejor alternativa.

Peces como las anchoas, palometas, caballas ofrecen gran resistencia a la captura con un equipo de mosca. Además, en muchas ocasiones hace falta lanzar líneas muy pesadas para alcanzar la profundidad a la que se encuentran estos peces. Por ello, cuando conformamos un equipo de pesca es preferible pecar por exceso.

Una caña #8 o superior con una acción que permita manejar diferentes pesos de línea, un reel cargado con 150 yds. de reserva de 30 lbs. de resistencia, líneas del tipo Depth Finder de 200, 300, 400 y 500 graims, línea intermedia o flotante para poppers (si la ocasión lo permite), leaders cortos (yo no uso alambres para prevenir cortes) y algunas moscas es suficiente.

Ud. puede hallar anchoas y otros peces cazando en superficie o no ver esa actividad que suelen delatar las aves. Es provechoso pescar a la deriva sobre peces que están cazando en superficie, mientras que en otras ocasiones es preferible anclar.
No debe descartarse el cebado cuando no hay una actividad evidente. La ceba debe ser parte del equipo.

Mis moscas preferidas para las anchoas y palometas son los Deceivers y Clouser Minnows #4 a #2/0 en color blanco, blanco con amarillo o chartreuse, amarillo y chartreuse, Zonkers blancos con cuerpo de Estaz Chenille perlado, algunas imitaciones de camarones, Bucktails con cabezas epoxi, etc.

Para besugos, chanchetas y meros prefiero los Clouser Minnows en #6 a #4 con pesados ojos y en colores que tengan la presencia del verde: verde con amarillo o chartreuse, verde y blanco, etc.

Una acción tipo “jig” de ascenso y descenso de la mosca a nivel del fondo para peces como el mero, besugo o la altura apropiada dentro de la columna de agua para palometas o anchoas que no cazan en superficie suele ser mortífera. Este tipo de acción no sólo resulta muy atractiva para los peces de mar sino que además permiten mantener la mosca en la zona de pesca durante un mayor trayecto.

La recuperación rápida de un Deceiver con las dos manos es lo mejor cuando lanzamos sobre el área donde se desarrolla un ataque de peces cazadores a nivel de la superficie.
La pesca embarcada en el mar es algo dura por los movimientos de la embarcación y difícil de programar debido a los factores climáticos. Lo mejor es estar con todo el equipo preparado y en contacto con el “capitán” pendientes a encontrar una linda mañana. Si así ocurre, tomar la decisión y salir temprano, pensando en disfrutar unas 3 o 4 horas de pesca. Al medio día los vientos cambian y todo puede ser distinto.

Algo más liviana pero no exenta de enfrentar fuertes vientos es la pesca del lenguado en la albufera de Mar Chiquita. Tanto el sector de la boca, lugar que conviene evitar pescar con mosca cuando son muchos los pescadores que la visitan, como algunos sitios sobre el canal por el que ingresa o egresa el agua de la albufera son buenos para concretar capturas. La pesca se puede hacer vadeando, pero en ocasiones el uso de un bote permite aprovechar mejor el canal. El antes citado Zonker y algunas moscas pequeñas en tonos marrones (cangrejitos) son buenas opciones. Líneas de flote, intermedias o de hundimiento en la albufera e intermedias y de hundimiento rápido en la boca.

Se debe tener presente que la mayoría de estos ambientes no tienen vegetación o estructuras que sirvan de cobertura contra el viento.

Un nutrido grupo de amigos que pescan con mosca casi todas las semanas han capturado en las escolleras pejerreyes escardones, anchoas, palometas y varios pez sable. Ellos usan ST, leaders cortos y moscas “caseras” de mediano o pequeño tamaño con ojos pesados.
¿Se imagina “cortar” al medio día para ir a pescar 2 o 3 horas chanchitas y dentudos con un equipo muy liviano?
La cara bronceada por el sol nos delataba…. ¿dónde estuviste? Amigos y clientes se reían cuando relataba que junto a otros amigos habíamos estado pescando un par de horas atrás.

Al poco tiempo ya era común para mí escuchar la voz en el celular de un pescador que antes de acudir a atender los turnos de la tarde en su consultorio decía…..¡está bueno!…¡puse un engendro #4 y saqué un matungo así de grande! (por dentudo grande) u ¡hoy estaban selectivos!… ¡sólo tomaban “sequitas”!.

Muchos amigos comenzaron a dominar aspectos de la pesca con mosquitos y sus emergentes pescando chanchitas y dentudos. En ocasiones sólo se alimentan de ellos y pescarlos no resulta tan sencillo.

Canales y lagunas me dieron piques de pejerreyes, bagres y por supuesto muchas tarariras.

Para la pesca en general uso una caña #6 semi-rápida, línea de flote, algún sinking tip de 1,2 metros que uno lazo a lazo con la línea flotante. El sink tip resulta práctico, económico y más que suficiente para las profundidades a lograr. En varias ocasiones con tarariras uso una caña #8 super rápida para un más relajado lanzamiento de moscas muy grandes (a veces el tamaño es la clave) o para facilitar las clavadas.
Muchos pescadores disfrutan de la pesca de tarariras, pez de gran valor deportivo, pero seguramente pocos tienen agendado al bagre negro.

Este pez alcanza tamaños importantes, tiene una variada dieta y en muchas ocasiones se muestra muy agresivo cazando peces menores. Es además muy fuerte y un gran luchador.

La selección de moscas para pescar lagunas, arroyos y canales puede ser tan variada como la que exige una completa caja de moscas para trucha. Ninfas, secas, emergentes, streamers, poppers, divers y engendros.

Desde hace unos pocos años atrás mis jornadas de pesca cada vez dedican más tiempo al que considero un pez excepcional para la pesca con mosca, la carpa.

Su “inteligencia animal” es altamente desarrollada, sus hábitos alimentarios exigen una caja donde secas, ninfas, emergentes, crustáceos y otros tipos de mosca no pueden faltar. Su sensibilidad exige cautela, camouflage, refinamiento para tentarla y poder para vencerla pues una vez clavada su defensa es tenaz. Todos estos nuevos problemas son bienvenidos pues yo disfruto de las pescas que exigen un mayor grado de dificultad. ¿Qué aspecto de este pez no representa un problema? Hay muchos de ellos en casi todos los ambientes y cuando las condiciones se ponen duras para otros ellas resisten aún más. En otras palabras, el recurso nos ofrece en abundancia peces de alto valor deportivo.

Uno de los aspectos que contribuyen a que un pescador regrese a estos ambientes es el conocimiento y domino que va adquiriendo. Esto hace que no se pesque por azar sino que capturamos peces porque aprendemos qué es lo que hay que hacer para capturarlos.
Este aprendizaje sobre los secretos de la naturaleza y cómo funciona es lo que hace que un “amante del aire libre” regrese para vivirla. Y a veces, sólo hace falta recorrer una escasa distancia desde el hogar para lograrlo.

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Fe de ratas

Por Gregorio Dunayevich

Intento aquí corregir un error de una nota anterior referida a una técnica para disminuir el fouling en las moscas de cola de conejo o similares.
En el Boletín Mosquero del verano del ´94 mostré varias formas de atenuar el fouling. Una de ellas fue desarrollada por Bob Clouser y ampliamente utilizada por Steward Apte (más conocido como Stu Apte) en algunas de sus moscas de Tarpon. Consiste en utilizar un loop de monofilamento que se ata justo antes de la curva del anzuelo.
Insistí siempre en que es muy importante reconocer los propios errores, pues bien, aquí muestro que era cierto lo que siempre afirmé, ¡¡¡¡¡ que si yo los tuviera ………. lo reconocería!!!!!
No sólo en las moscas de Tarpon sino también en uno de mis modelos preferidos para Dorado y Tararira (y porqué no para Trucha) la rata lleva una cola confeccionada con una tira de conejo, cuero, gamuza, etc. Es en estos casos que el sistema en cuestión brinda su función.
Decía en aquella nota que el loop de monofilamento se ata antes que nada, y aquí voy a decir algo diferente, producto de un viaje a La Florida donde mi amigo Alex Suescun, gran mosquero, escritor e instructor, me alertó acerca de mi error.
La técnica creada por Clouser es atar primeramente el conejo, luego el loop de monofilamento sobre lo anterior, y luego enhebrar el conejo por dentro del loop. De esta forma la tira de cuero queda saliendo hacia arriba, y por lo tanto más separada de la curva del anzuelo que es donde se formaría el temido fouling.
Veamos la secuencia de fotos donde até un simple ratón.

Aquí aparece la ubicación del conejo sobre el shank del anzuelo.
Até ahora un loop de monofilamento sobre el atado anterior. En este caso se usó monofilamento del 0.70 pero esto es a gusto del atador.

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Muesto aquí, más de cerca, cómo el loop queda apoyado sobre el conejo.

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Se ve ahora cómo queda elevada la cola al enhebrarla en el loop.

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Completo la cabeza de pelo de ciervo y queda concluida nuestra rata.

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Pido así disculpas por la información aportada en la nota precedente.

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Bagre del torrente

Por Martín Picca

Esta es una buena mosca para usar en correderas y aguas profundas, debido a que por la forma en que esta atada el gap del anzuelo navega hacia arriba y se puede ir arrastrando por el fondo como lo hacen los bagres del torrente. Trabajarla con tirones cortos y dejarla caer da muy buenos resultados. La suelo usar mucho en el Rio Limay.

Materiales:

Anzuelo: Mustad 9672 # 2
Hilo: 6/0 verde oliva
Ala:dyed zonker strips, oliva barrado
Cuerpo: cristal seal oliva
Ojos: Real eyes plus 5/32”
Ribbing: ultra wire oliva
Lastre: hilo de plomo 0,20.

SECUENCIA DE ATADO

Paso 1. Se atan los ojos en la parte superior de anzuelo, unos 0,5 milímetros atrás del ojo del anzuelo. Luego se hace una cama de hilo para poner el lastre de plomo, y atarle el alambre para hacer el ribbing.

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Paso 2. Con ayuda del dubbing twister, se hace el cuerpo hasta los ojos.

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Paso 3. Se saca el anzuelo de la morsa para poder clavar en el gap el cuero de conejo de forma que el ala quede tapando el gap.

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Paso 4. Se ata la tira de conejo atrás de los ojos.

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Paso 5. Se hace el ribbing, tomando la precaución de separar los pelos de la tira de conejo por donde deberá pasar el alambre para evitar aplastarlos.

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Paso 6. Se termina la mosca haciendo la cabeza con el mismo material empleado para el cuerpo y con el dubbing twister. Con la lesna se pueden separar las fibras del dubbing.

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Cerramos el material justo frente al ojo del anzuelo. Cubrimos el Corsair con una capa fina de epoxi transparente, procurando que penetre lo mejor posible en el extremo de la mosca, justo detrás del hilo que utilizamos para realizar el cierre.

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