Aspectos a observar en la consideración a nuestros atados
Por Marcelo Ziegler

Al momento de atar, como alguna vez he expresado en algún otro artículo, creo que resulta muy apropiado y necesario plantearnos cuestionamientos tales como, qué, cómo, con qué, por qué y para qué estamos frente a la morsa y dispuestos a llevar adelante tal o cual imitación. Las respuestas se instalarán como guías ineludibles y oportunas frente a cada decisión que tomemos para ese atado.

Sin embargo, hay otros puntos a considerar frente a la mirada que asumamos producto de nuestro atado.

El que a mi consideración se impone a cualquier otro es el de las proporciones. Acá hay algunos elementos que son básicos y simples: En wets y ninfas, las colas no debiesen exceder el largo de la pata del anzuelo exceptuando el espacio de la cabeza, y en las secas debiesen ser equivalente a toda la pata; un hackle será de 1 ½ la abertura del anzuelo, y las alas, dos veces esa misma medida; la cabeza de la mosca tiene la misma dimensión del ojo del anzuelo. Ahora bien: Estas referencias, ¿Son excluyentes? No! Son referenciales. El ojo del atador, su experiencia atando y pescando serán el último y determinante matiz para definir sus moscas. Claro que eso se consolida atando y pescando.

Muchas veces, es necesario adaptar las proporciones al anzuelo en uso, sea por su formato, por su tamaño, o porque el natural a imitar no encaja exactamente en las medidas de los anzuelos, por ejemplo.

La finalidad básica de un atado es PESCAR y entonces aquello que inicialmente tomamos como una regla invariable, pasa a ser una referencia necesariamente adaptable a la situación eventual de pesca que haga de nuestras moscas engaños más eficaces.

Otro aspecto es la pulcritud del atado: La discontinuidad entre un abdomen y un tórax, una cabeza “cuadrada”, un ribeteado desparejo, o colas volcadas hacia un lado, etc., son aspectos que alterarán la vista de nuestras moscas, y aún cuando alguna de ellas pueda ofrecernos un pique, un mayor cuidado, o un comentario bien considerado, puedan hacer que esa eficacia se generalice y se optimice su rendimiento en pesca.

Cuidar la simetría es también otro aspecto a considerar de gran relevancia que muchas veces pasa inadvertido. Las alas de una seca en diferente ángulo, el ala ladeada de un streamer, o las colas desigualmente divididas en dos, son errores de simetría que pueden desequilibrar el vuelo y la posterior deriva de la mosca.

La belleza de lo natural tiene una de sus bases en la simetría, y nuestro desafío pescando es integrar nuestra mosca a ese medio y que entonces nuestro engaño sea más eficaz. Si no cuidamos esa simetría va a resultar muy complejo.

En ocasiones puede pasar que nos entusiasmamos con un atado, y vamos en búsqueda de procedimientos y materiales innovadores que terminan generando un problema nuevo más que una solución. Si una mosca resulta inutilizable al primer toque de un pez, o requiere “pelo de invierno de oso hormiguero de Guinea”, por más piques que haya ofrecido a su autor pierde simpleza y practicidad para su divulgación.

Sumo a estos factores de evaluación de nuestros atados, la calidad de los materiales con que nos disponemos a atar: un teñido deficiente, un hackle ralo, o un anzuelo poco resistente, bien pueden resultar inconvenientes para que nuestra mosca trabaje adecuadamente.

La idea central de este trabajo es abrir a consideración estos aspectos a veces descuidados o perdidos de vista, intentando generar buenas consecuencias en nuestros atados y en nuestra pesca. Y este camino resultará más y mejor transitable si lo hacemos con compromiso con nosotros mismos y nuestros atados y con constancia. De ambos el trayecto de nuestro trabajo en la morsa se nutrirá de una consistencia invalorable. Atar frecuente y exigentemente es indispensable para lograrla. Es la mejor manera de que nuestras cajas se colmen de moscas que pesquen.

La adecuación de las proporciones, la pulcritud de los detalles, la simetría de las moscas, la calidad de los materiales, la simplicidad y practicidad de nuestros diseños de atado, son factores que no debemos descuidar, de la misma manera que aquellas preguntas que nos hacemos al momento de sentarnos frente a la morsa para arrancar con una ilusión de pesca en cada atado.

M. Z.

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